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DOI: https://doi.org/10.48160/18517072re53.93
Creación, apropiación, usos y resignificaciones de
la ciencia y la tecnología en diversos escenarios de
América Latina
Marcela Amaro Rosales
*
Cesar Guzmán Tovar
**
Tras intensos meses de investigación científica en una carrera contra reloj que
involuca las más grandes empresas y laboratorios de investigación biomédica, el
mundo por fin conoció la fabricación de vacunas contra la COVID-19. Pfizer,
AstraZeneca, Johnson & Johnson y Sinovac son algunas de las empresas que se
embarcaron en dicha competencia por la producción de la vacuna definitiva. En una
decisión sin precedentes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) otorgó el aval
para la comercialización de las distintas vacunas que se iban fabricando sin completar
el proceso “tradicional” de validación que podría tardar varios años o hasta décadas.
Tal era la urgencia por aplicar las vacunas léase, conocimiento científico generado
en los laboratorios en la población que la misma OMS pasó por alto sus propios
protocolos. El mundo demandaba de los y las científicas una pronta solución a la
pandemia y la OMS valialgunas de las respuestas científicas emanadas de los
*
Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad Nacional Autónoma de xico (UNAM). Correo
electrónico: marcela.amaro@sociales.unam.mx
**
Escuela Nacional de Estudios Superiores, Unidad Mérida de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM). Correo electrónico: cgt003@gmail.com
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laboratorios sin importar las notables diferencias en sus porcentajes de efectividad.
Nunca antes en la historia de la humanidad se había vuelto tan urgente usar la ciencia
para salvar vidas.
El conocimiento es uno de los recursos más valiosos para la resolución de
diversos problemas sociales; además de ser un posible motor de cambio del desarrollo
tecnológico con un alto impacto en muy distintos aspectos de la vida. La ciencia y la
tecnología se hacen cada vez más presentes en los espacios individuales y sociales
sin que necesariamente se logre identificar todo aquello que moviliza y confronta a su
alrededor, tanto en la esfera de su producción como en la de su apropiación y uso.
El interés por analizar los procesos sociales asociados a la ciencia y la
tecnología no es nuevo. Existen importantes tradiciones desde la antropología,
sociología, filosofía y economía donde, situados en diversos aspectos y construyendo
objetos de estudio muy particulares, se ha tratado de dar cuenta de fenómenos como
la dinámica asociada a la producción de conocimiento, el uso de la tecnología como
un mecanismo de poder o la apropiación social (Casas, 2003; Invernizzi y Vinck, 2009;
Kreimer y Vessuri, 2018) entre muchos otros temas.
Ya en los célebres Grundrisse de 1857, Marx había planteado una idea que hoy
es ampliamente aceptada en diversos circuitos académicos: el carácter social del
conocimiento y de la tecnología (2016). Desde el punto de vista sociológico, el carácter
social de la práctica científica y tecnológica va más alde las interacciones intrínsecas
entre científicos y tecnólogos para vincularse con otros actores y sectores de la
sociedad que trastocan la idea de los sujetos pasivos y los posiciona como agentes
activos en la producción y apropiación de conocimiento y tecnología. Pero, ¿cómo se
entienden en nuestras sociedades contemporáneas esos vínculos y prácticas
sociales? ¿Quiénes y cómo se movilizan esos conocimientos? ¿Qué tensiones se
crean? Son las preguntas que guían el dossier de esta edición de la Revista Redes.
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Es acomo a partir de investigaciones empíricas, pero también explorando
recorridos teóricos y metodológicos, de diversas latitudes de Latinoamérica se sitúan
las reflexiones sobre las prácticas tecnológicas y científicas, así como sus relaciones
con la sociedad. El número busca enfocar las discusiones sobre los usos sociales de
los conocimientos (Kreimer et al., 2004) desde el punto de vista de la ciencia y la
tecnología como una práctica, más aún como una práctica cultural (Pickering, ed.,
1992). El trasfondo de los artículos que hacen parte del dossier es exponer algunos
análisis sobre los mecanismos y formas que toma la apropiación y resignificación en
contextos y por grupos sociales particulares.
Desde dicho eje se busca comprender dinámicas específicas sobre la
producción y los usos de la ciencia y la tecnología en diversos escenarios de América
Latina. El objetivo es poner de relieve cómo las ciencias y las tecnologías han logrado
o intentado movilizar transformaciones locales o regionales hacia innovaciones
sociales y nuevas interacciones económicas y culturales, además de plantear el
complejo entramado de actores y su relación con el contexto, las cuales no están
exentas de tensiones y confrontaciones. Adicionalmente, se busca comprender las
formas participativas de diversos grupos o comunidades en la relación que se
establece con innovaciones tecnológicas o el uso de conocimientos científicos en la
posible solución de problemas; lo anterior entendido no desde el punto de vista de las
controversias epistemológicas sino como espacios de posibles convergencias
culturales y necesidades.
Se propone observar que la tecnología no es sólo un artefacto, sino un complejo
entramado de relaciones sociales y técnicas imbricadas que comunican significados y
mbolos. Y al mismo tiempo, en una relación bidireccional es muy relevante identificar
cómo la tecnología también afecta las relaciones sociales y la forma en que ésta se
estructura, sobre todo de forma colectiva. De manera que la tecnología es resultado
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de relaciones sociales y de su interacción con el ambiente; al mismo tiempo, ciencia y
tecnología modifican a dichas relaciones sociales.
Ese aspecto relacional de la ciencia y la tecnología se ha hecho explícito a partir
de la pandemia de 2020 generada por el virus SARS-CoV-2, como se menciona al
inicio. Además, la pandemia ha generado una resignificación social a nivel global del
papel de la ciencia y de las prácticas tecnológicas en la sociedad. En efecto, la vida
cotidiana en tiempos de pandemia se ha caracterizado por la intervención de diversos
usos de la tecnología para minimizar los impactos del llamado “distanciamiento social”.
Diversas esferas de la sociedad –como por ejemplo la política, la académica, la
empresarial y la de entretenimiento– se han valido de las tecnologías para realizar sus
actividades en condiciones de confinamiento; los artefactos tecnológicos usados para
esos propósitos han adquirido una nueva valoración colectiva y muchos sectores de
la población se han empezado a interesar, aunque sea tangencialmente o a modo de
información, por el trabajo de los científicos y tecnólogos en materia de una posible
solución a la crisis mundial.
Así, se han generado herramientas robustas para mantener informada a la
población involucrando a políticos, científicos y periodistas (Levin, 2020). Este
panorama invita a pensar colectivamente hacia dónde se está encaminando el uso y
la apropiación de la ciencia y la tecnoloa en nuestras sociedades.
En este sentido, se presenta la discusión sobre las capacidades de la ciencia y
la tecnología para responder a problemáticas sociales diversas, como la generada por
la pandemia de COVID-19, y es por ello por lo que se considera que vale la pena
analizar y discutir desde una perspectiva multidisciplinaria cómo es que la tecnología
se genera, impacta y se apropia en contextos y grupos sociales particulares y mo
contribuye con las necesidades y demandas sociales.
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En el dossier se propone una mirada multi e interdisciplinaria que permite
observar y analizar cómo se han llevado a cabo los procesos de uso y apropiación
social de la tecnología en comunidades locales como Oaxaca (México); comunidades
virtuales como las de YouTube en Argentina; así como grupos sociales que podan
beneficiarse por instrumentos tecnológicos como las e-health o las movilizaciones de
conocimientos para el consumo de cierto tipo de alimentos; y también el papel de las
diásporas científicas en la construcción de conocimiento científico.
Metodológicamente se plantean distintos enfoques cualitativos que van desde la
etnografía hasta las entrevistas a profundidad y al análisis del discurso.
Este mosaico de aproximaciones al tema permite que cada uno de los artículos
cumpla con sus objetivos y en conjunto contribuyen a la reflexión acerca de la
importancia de la dinámica, las tensiones, las asimetrías, las brechas y los aspectos
críticos en el desarrollo, uso, apropiación y resignificación de la ciencia y la tecnología.
El número es una invitación a adentrarse en las particularidades de la ciencia y
la tecnología y la complejidad de mecanismos de producción, uso, apropiación y
resignificación, ya sea del instrumento tecnológico digital como es el caso de las
aplicaciones o las plataformas como YouTube y Facebook o del discurso simbólico
que también subyace la producción del conocimiento como en el caso de las dietas.
Lo anterior va más allá del análisis clásico del laboratorio y/o empresa, ya que
existen procesos de construcción que involucran a más actores que los científicos y
tecnólogos, lo cual contribuye a desmitificar la idea predominante de que la ciencia y
la tecnología son espacios de construcción de expertos”; además, se propone
reconceptualizar los usos del conocimiento científico y tecnológico más allá de la
modernidad, al analizar sujetos como las comunidades indígenas. En este mundo
inmerso en gadgets tecnológicos suele olvidarse la diversidad social involucrada en la
producción, uso, apropiación y resignificación de la ciencia y la tecnología. Es por eso
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por lo que se invita a profundizar en el diálogo y la discusión acerca de cómo las
tecnologías se apropian y las implicaciones que esto tiene en diversos aspectos
individuales y colectivos.
El artículo de Iván Eliab Gómez Aguilar denominado “¿Del cuidado a la auto-
vigilancia? Debates sobre los usos de las e-health en salud mentalpresenta uno de
los temas que más visibilidad han cobrado a partir de la pandemia por COVID-19. La
salud mental ha comenzado a estar en el centro de diversos debates y preocupaciones
ya que se observa que a nivel global existe un fuerte desconocimiento sobre la gama
de enfermedades que afectan a un creciente mero de la población, además de la
falencia en los sistemas de salud para brindar una atención adecuada y oportuna. Es
en dicho contexto que el autor presenta una serie de debates sobre el uso de las
tecnologías de la información como parte de las estrategias de m-health para ofrecer
atención remota, mejorar los sistemas de diagnóstico, la capacitación a distancia de
los especialistas y la mejora de los servicios en general a través de la digitalización.
La m-health refiere el uso de dispositivos móviles como los teléfonos inteligentes o las
tabletas para complementar diagnósticos, pero también para dar seguimiento y
vigilancia a las personas que se encuentren en tratamientos.
En este caso, la m-health se presenta como una oportunidad de cubrir una serie
de necesidades insatisfechas, pero al mismo tiempo el autor nos plantea elementos
fundamentales como las disputas y conflictos epistémicos, culturales y comerciales.
Lo anterior permite analizar cómo la existencia de una agenda global en salud mental
se ve trastocada por dichas tensiones y cómo se construyen los aparentes beneficios
de dichas tecnologías.
El artículo de Iván Eliab Gómez es una provocación para pensar en qué sentido
la configuración de agendas globales que intentan conectar tecnologías con
problemas sociales, en este caso con problemas de salud mental, se ven inmersas en
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una serie de condicionamientos y de intereses que no reparan en las condiciones
previas que se requieren para poder ser beneficiados con este tipo de tecnologías,
además del carácter homogeneizador en tanto que al hacer uso de este tipo de
tecnologías, la práctica diagnóstica de la salud mental queda desvinculada del
contexto cultural del individuo y marca una fuerte tendencia a la universalización de
las categorías diagnósticas. Por último, el artículo discute sobre las condicionantes de
acceso a este tipo de tecnologías, elemento central para pensar en la forma a través
de la cual los individuos y las poblaciones son capaces de apropiarse de las
tecnologías asociadas a la salud mental, ya que sin duda estos condicionantes
determinan en gran medida el impacto y éxito de estas, pero también expresan una
amplia desigualdad en términos de cobertura.
Inquietudes similares presenta Agostina Dolcemáscolo en su artículo
“Representaciones de productores audiovisuales en torno a la ‘explotación cognitiva
informacional’: el caso YouTube en Argentina”. En él la autora se pregunta por la
apropiación de la información digital en forma de producción de datos, imágenes,
música y videos que circulan en la conocida empresa YouTube. La tesis de la autora
es que existe una asimetría en los intercambios, el flujo de información y el dinero
entre los productores de los contenidos y la empresa; dicha asimetría se expresa en
relaciones de explotación cognitiva amparada jurídicamente desde los “términos del
serviciode la plataforma de YouTube.
El interés de la autora es puesto, entonces, en las experiencias y
representaciones sobre la explotación por parte de los productores. Allí la autora
establece diferentes tipos de representaciones respecto a los datos, los flujos de
atención, las regulaciones sobre la propiedad intelectual y el intercambio de dinero. El
artículo es interesante, entre otras cosas, porque presenta evidencia sobre
experiencias que no son vividas bajo la idea de una explotación; por lo tanto, se puede
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plantear que no existe una postura crítica sobre los usos y apropiacn de
conocimientos por parte de algunos productores de información digital en Argentina.
Las relaciones son asimétricas, plantea la autora, porque existe una apropiación de
los conocimientos producidos y de los flujos cognitivos por parte de los dueños de la
empresa sin que haya una retribución al trabajo realizado por los productores de
información digital. Todo ello se desarrolla dentro del marco de intercambios
voluntarios y legales, por lo cual este caso pone a la tecnología en el epicentro del
debate sobre la regulación, la acción y la creación de actores diversos como el Estado,
los empresarios (YouTube pertenece al consorcio Alphabet, a la cual también
pertenece Google) y la multiplicidad de usuarios. Creación, apropiación y explotación
son el eje del análisis del artículo.
“Resignificaciones de las tecnologías digitales en la Sierra Norte de Oaxaca: el
Colectivo Multimedios Jënmëënyes el artículo de Elena Nava en el cual la autora
explora cómo la red socio-digital Facebook influye en los procesos de resignificación
cultural y política de los jóvenes de una comunidad indígena de México al usar este
tipo de tecnologías. Dicho análisis se inserta en la discusión sobre la indigenización
de la modernidad, de los medios visuales y de lo digital. La autora muestra mediante
un caso de estudio cómo la tecnología es apropiada, aunque la misma Elena Nava
plantea que, más que concentrarse en la apropiación tecnológica de dicho grupo
social, su objetivo es presentarlos como actores activos del proceso. En este sentido,
es situar al colectivo Jënmë’ëny como un grupo que usa la tecnología, pero que
aprende, que evoluciona y resignifica en sus prácticas culturales y políticas a dicha
tecnología. Es así como la tecnología pasa de ser un artefacto a una práctica que si
bien responde a características particulares como el acceso a cierto tipo de recursos
educativos y económicos permea en el tipo de comunicación para transmitir y construir
experiencia comunitaria mediante y con la tecnología.
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El siguiente artículo se traslada ahora hacia los discursos de la ciencia
nutricional para abrir, junto con Sandra Daza, la caja negra de la alimentación que
dicha ciencia ha movilizado hasta el consumo de ciertos alimentos. En su artículo, la
autora analiza cómo la grasa, la sal y el azúcar se han estabilizado como los
“sospechosos de siempre en la definición de los productos dañinos para la salud
humana. Desde una mirada sobre los ensamblajes de estos sospechosos, los
alimentos que los transportan y el “nutricionismola autora plantea que allí está el
epicentro de algunas controversias generadas sobre la “buena alimentación y
conduce hacia un análisis sobre las decisiones acerca de qué comer o qué no comer.
En este sentido la circulación y apropiación de estas controversias es el interés de
Sandra Daza.
El artículo muestra el reduccionismo y el esencialismo que impera a la hora de
definir un alimento como bueno o malo. En la enunciación política y nutricionista de
las dietas, expresa la autora, existe un desconocimiento sobre las prácticas cotidianas
y los usos de los alimentos en la cocina. La atribución que el nutricionismo otorga a la
salud es construida desde una especie de asepsia de los alimentos: a partir de
estudios realizados en laboratorios cuyas condiciones de aislamiento no se pueden
reproducir en la vida cotidiana y que, además, responden a privilegios e intereses
políticos y comerciales. Todo ello tiene implicaciones sobre cómo ciertas ciencias y
otros actores relevantes configuran los usos del conocimiento alimenticio y definen
prácticas saludables lejos de un conocimiento situado.
Es precisamente la comprensión de mo se produce el conocimiento en
distintos contextos lo que Eduardo Robles-Belmont y Rebeca de Gortari desarrollan
en su artículo “La integración de redes de cooperación científica y tecnológica en
nanociencias y nanotecnología: el rol de las diásporas científicas. Allí el autor y la
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autora analizan cómo se conformó una red internacional que hace parte del emergente
campo de la nanotecnología.
Una de las premisas del artículo es que las actividades en nanotecnología son
multisituadas, lo cual implica que las prácticas en esta área de conocimientos
trascienden el lugar del laboratorio, no se pueden “atraparsolo en el ámbito local.
Rastreando la diáspora científica rusa en México, los autores analizan la trayectoria
de la Red Internacional de Bio nanotecnología (Bionn) y caracterizan su dinámica
sociotécnica.
En este recorrido, los autores encuentran que la red Bionn fue posible gracias
a la movilización y enrolamiento de diversos recursos disponibles por su fundadora
teniendo como principal eje articulador el beneficio obtenido en la cooperación tanto
del país de origen, como del país anfitrión. La colaboración establecida entre
científicos mexicanos y rusos no podría entenderse sin la participación de otros
actores técnicos y ecomicos en ambos países.
Otro eje articulador identificado es la convergencia en el interés del desarrollo
de aplicaciones para las nanopartículas de plata; sin esta convergencia tal vez el
interés de algunos actores se hubiera debilitado, minando la consolidación misma de
la red. En el estudio de este caso los autores evidencian que la diáspora científica es
una práctica que favorece la movilización de conocimientos, así como la movilización
de recursos. Detrás de las barreras y las posibles experiencias de quiebre y de crisis,
las diásporas, muchas veces, atraen la fuerza suficiente para integrar distintos actores
hasta abrir la posibilidad a usos multi situados del conocimiento emergente.
Como puede observarse las y los autores que han colaborado con este número
de la Revista Redes han dado respuesta desde una diversidad de enfoques y estudios
a las preguntas planteadas ya que ante el cuestionamiento sobre cómo se entienden
en las sociedades contemporáneas, los vínculos y prácticas sociales en la producción
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y uso de la ciencia y la tecnología se identifica que dicho entendimiento es contextual
como en el caso de las comunidades indígenas o las comunidades científicas como
el caso de la diáspora, donde las dinámicas relacionadas con la creación de
conocimiento, aprendizaje y el uso de la tecnología se ve influida por el tipo de actor
involucrado.
Ante la pregunta planteada al inicio de esta presentación acerca de qunes y
cómo se movilizan dichos conocimientos se puede identificar que no participan solo
los actores tradicionales, sino también los usuarios quienes a través de distintos tipos
de apropiación generan nuevos conocimientos. Esto implica entender los procesos
científicos y tecnológicos más allá de posturas deterministas y dicotómicas en donde
“lo socialse concibe como el resultado de los avances tecnológicos, o “lo tecnológico
se concibe como el detonante del cambio social. Desde la perspectiva ciencia,
tecnología y sociedad (CTS) se ha defendido la idea que tal dicotomía es errónea y,
en todo caso, insuficiente para explicar la dimensión científica y tecnológica de la
existencia humana (Thomas, Fressoli y Lalouf, 2013).
Lo anterior se liga a la última pregunta sobre las tensiones que se generan al
confrontar a los expertos frente a una amplia diversidad de actores que no puede dejar
de lado las asimetrías, jerarquías y brechas que expresa la ciencia y la tecnología. El
conjunto de artículos que se presentan se sitúan en los debates contemporáneos que
entienden las ciencias y las tecnologías como construcciones socio-históricas en
donde lo humano y lo no humano se conjugan. En esta complejidad los distintos
actores (médicos y plataformas digitales; empresarios y usuarios de información
audiovisual; indígenas y tecnologías digitales; nutricionistas y comensales;
nanotecnólogos de aquí y acullá) generan sentidos diferenciados y a menudo
contrapuestos sobre la producción, los usos y las apropiaciones de la ciencia y la
tecnología, lo cual deriva en un continuo devenir de “danza de agencias entre lo
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humano y lo no humano (Pickering, 2008). Esas danzas, como se puede leer en los
artículos, pueden ser más o menos asimétricas o armoniosas.
Por último, los artículos de este dossier también se acercan a las tensiones
entre lo material y lo simbólico de una manera no dicotómica. Cada artículo expone
usos y apropiaciones de producciones científicas y tecnológicas evidenciando la
heterogeneidad de interpretaciones por parte de los actores. Esta heterogeneidad no
se puede entender fuera de un espacio concreto de acción; al contrario, la
heterogeneidad interpretativa configura una “zona de creación en constante disputa
(Di Giminiani, González y Risør, 2015). Los estudios empíricos reunidos en el dossier
analizan de manera sugerente los diversos actores, las interpretaciones heterogéneas
y las múltiples tensiones que configuran el complejo devenir de los usos,
apropiaciones y resignificaciones de la ciencia y la tecnología en nuestra región.
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