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REDES, VOL. 23, Nº 44, BERNAL, JUNIO DE 2017, PP. 271-276 

LYNTERIS C. (ED.) (2019), FRAMING ANIMALS 

AS EPIDEMIC VILLAINS. HISTORIES OF NON-

HUMANS DISEASE VECTORS, LONDRES, 

PALGRAVE MACMILLAN, 245 PP.

Nicolás Facundo Rojas*

La serie de análisis de caso editados por el antropólogo de la Universidad 

de Saint Andrews Christos Lynteris en este libro, en el cual se abordan las 

historias de diversos hospedadores y transmisores de enfermedades no 

humanos y, a través de estas, de la emergencia de marcos conceptuales epi-

demiológicos y sanitarios en los cuales se insertaron, cobró una inusitada 

actualidad en el contexto de la salud global de fines del año 2019. El nuevo 

año se abrió con la irrupción de una temible epidemia que tuvo su origen 

en un fenómeno de spillover, el “salto” de un virus o bacteria presente en el 

organismo de un animal –un “reservorio natural”– hacia un hospedador 

humano. Guiados por una preocupación análoga, en los siete trabajos con-

tenidos en el libro, que dialogan con el enfoque One Health –cuyo supuesto 

principal es que arribar a una comprensión más acabada de la salud públi-

ca, y no tan solo sobre las enfermedades zoonóticas, requiere de un análisis 

sobre la interdependencia ecológica entre humanos y no humanos–, antro-

pólogos e historiadores analizan el modo en que la interacción entre huma-

nos y ratas, marmotas, perros y mosquitos llevó a esta serie de animales que 

pueblan los márgenes e intramuros de pueblos y ciudades a ser conceptua-

lizados como fuentes de eventuales epidemias y, posteriormente, de fenó-

menos pandémicos. Cabe hacer una sucinta reconstrucción del contexto en 

el cual el libro, publicado a fines de octubre de 2019, se inscribió, dado que, 

a través de esta, se puede ejemplificar el tipo de propuesta analítica que los 

distintos autores plantean.

*  Becario en el Instituto de Salud Colectiva de La Universidad Nacional de Lanús 

(isco-UNLa). Maestrando en la Maestría en Epidemiología, Gestión y Políticas de Salud 

(isco-UNLa). Correo electrónico: <

rojasnicolas82@gmail.com

>.

doi:  10.48160/18517072re50.8


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NICOLÁS FACUNDO ROJAS

 A fines de diciembre, durante el comienzo de la temporada estacional 

de gripe, y cuando las autoridades sanitarias municipales se encontraban en 

alerta, 27 infectados con una neumonía viral cuyo cuadro clínico la rela-

cionaba con la Parainfluenza, el Adenovirus y el Coronavirus, pero cuyo 

patógeno era desconocido, ingresaron en el Hospital de Enfermedades 

Infecciosas de la ciudad de Wuhan, una enorme urbe en el centro de China, 

capital de la provincia de Hubei (wmhc, 2019a; 2019b). Las autoridades 

de la Comisión Municipal de Salud, si bien anunciaron que la epidemia 

podía ser prevenida –tan solo algunos días antes, en Qatar, fueron anuncia-

dos por la Organización Mundial de la Salud tres casos de una gripe con 

características similares, el MERS-coV (Morvan, 2019)–, encargaron una 

serie de investigaciones de laboratorio al Instituto de Virología de Wuhan, 

dirigido por el Dr. Peng Zhou, también integrante del Centro de 

Bioseguridad de la Academia de Ciencias de China. Un grupo liderado por 

Peng Zhou, junto con otros especialistas del Hospital Jinyitan de Wuhan y 

el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Hubei, determinó 

en cuestión de semanas que la identidad de la secuencia general del geno-

ma del nCoV2019 –la identificación utilizada por la Organización Mundial 

de la Salud para nombrar a la misteriosa neumonía viral de Wuhan– era 

similar en casi un 93% a un tipo de Coronavirus, el BatCoV RaTG13, que 

podía encontrarse en los murciélagos de la especie Rhinolophus affinis dis-

tribuidos en la provincia de Yunnan (Zhou et al., 2020). Casi en simultá-

neo, un grupo conformado por especialistas de todo el país y liderado por 

Wei Ji, microbiólogo de la Escuela de Ciencias Médicas de la Universidad 

de Pekín, llevó a cabo una investigación cuyos resultados fueron publicados 

en el Journal of Medical Virology. El grupo de Wei Ji, al comparar el codon 

del nCoV2019 con el de distintas especies animales –marmotas, gallos, ser-

pientes y murciélagos–, halló una relación estrecha entre la secuenciación 

del codon seleccionado por el virus y los codones de dos especies de ser-

pientes distribuidas en el sudeste asiático, Bungarus multicinctus y Naja 

atra (Wei Ji et al., 2020). Si bien la opinión de diversos especialistas y comu-

nicadores científicos se decantó por los resultados del trabajo del grupo de 

Peng Zhou, que concluía que los murciélagos Rhinolophus affinis eran los 

reservorios primarios del virus, una ola de dimensiones globales reprodujo 

en artículos en portales de noticias, memes en redes sociales como Facebook 

e Instagram, documentales y noticieros televisivos una versión que se 

encontraba en consonancia con las sospechas iniciales de la Comisión 

Municipal de Salud de Wuhan: el virus fue transmitido a los humanos por 

alguna de las innumerables especies de animales silvestres comercializadas 

en uno de los principales –y enormes– mercados de la ciudad, el Huanan 


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REDES, VOL. 23, Nº 44, BERNAL, JUNIO DE 2017, PP. 271-276 

Wholesale Seafood Market. Aunque médicos, epidemiólogos y diversos 

especialistas no arribaron a un acuerdo acerca de los mecanismos específi-

cos de transmisión del virus entre humanos y no-humanos, la versión de la 

existencia de un vínculo entre las tradiciones culinarias chinas –en particu-

lar el consumo crudo de animales “exóticos” silvestres– y la emergencia de 

un paciente cero en Wuhan se expandió y circuló con fuerza. 

Siguiendo la conceptualización que los trabajos editados en este libro 

plantean, estos animales no-humanos silvestres fueron puestos en el lugar 

de “villanos epidémicos” –epidemic villains– a través de su posicionamiento 

como objetos de indagación biomédica, pero también de su inserción en 

redes de significado más amplias, alejadas del discurso académico-científi-

co. Tal y como señala Frédéric Keck en el post scriptum del libro, la palabra 

villain” cargó históricamente un contenido semántico negativo, haciendo 

referencia a los sujetos “peligrosos” que habitaban en las afueras de aldeas, 

pueblos y ciudades, tanto humanos como no-humanos. De este modo, en 

los casos analizados las trayectorias sociales de estos animales transcurrie-

ron desde ser percibidos como “indeseables” –vermins– hasta desplazarse 

a la posición de enemigos de la salud pública –epidemic blame–, integra-

dos a las políticas sanitarias nacionales como pasibles de ser exterminados. 

Asimismo, a través de una fuerte interrelación entre poder político y cono-

cimiento tecnocientífico, estos animales no-humanos pasarían a confor-

mar los marcos conceptuales de las ciencias biomédicas –tal es el caso, por 

ejemplo, de los modelos explicativos de la epidemiología– englobados bajo 

el concepto de “vectores”. Este fenómeno de conceptualización y reconcep-

tualización –que implica que estos no humanos, luego de ser identificados 

como reservorios y transmisores de enfermedades infecciosas, sean configu-

rados como “villanos” de la salud pública y objeto de políticas sanitarias de 

erradicación y exterminio– es analizado a lo largo de la obra, pero especial-

mente en los trabajos de Christos Lynteris y Karen Sayer que abren el libro.

En el caso del primero, centrado en la trayectoria de las marmotas sibi-

ricas en Manchuria y Mongolia, Lynteris muestra cómo estos animales fue-

ron el centro de una controversia científica internacional, en la cual se 

debatió acerca de su papel como transmisores de una variante de la peste 

pandémica, la peste neumónica y, luego del estudio de la persistencia de la 

enfermedad en su organismo –aparentemente condicionada por sus largos 

períodos de hibernación– fueron conceptualizados como un reservorio 

natural de la enfermedad. En el caso del trabajo de Karen Sayer sobre las 

ratas en el contexto del arribo de la pandemia de peste bubónica a Suffolk, 

Inglaterra, la autora analiza cómo la presencia masiva de los roedores en las 

zonas portuarias, en particular la presencia de sus cadáveres –signo de la 


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peste–, se tornó una preocupación para las autoridades de la isla. La prin-

cipal acción gubernamental en los distintos condados consistió en iniciar 

una política de destrucción de estos animales, al tiempo que sus cadáveres, 

vísceras, y luego sus pulgas se tornaban un objeto de indagación científica 

inserto en un complejo andamiaje de artefactos –laboratorios, microsco-

pios, cámaras fotográficas y dispositivos visuales– condicionados a su vez 

por las políticas de administración sanitaria en los territorios coloniales, 

principalmente en el Raj británico de la India, uno de los primeros puntos 

afectados por la pandemia. Incluso en fechas tardías, ya en la segunda mitad 

de la década del 1910 las autoridades seguirán apelando a las políticas de 

exterminio ante la aparición de cadáveres y la sospecha de nuevos brotes. 

Como señala la autora: 

[...] la gestión rigurosa de los animales no-humanos en el paisaje, así como 
también los procesos de destrucción, estudio, administración y control ejer-
cido a través de la observación de las alimañas (vermin), generaron cone-
xiones, nuevas temáticas de estudio, conocimientos y, por lo tanto, poder 
sobre la “invasión” de ratas y Yersinia pestis” (Sayer, 2019: 50). 

Si bien el libro cubre un amplio marco temporal que se inicia en algunos 

trabajos en el momento en que comenzaron a circular las primeras repre-

sentaciones de causalidad de enfermedades luego conceptualizadas como 

zoonóticas –es el caso de la investigación de larga duración de Deborah 

Nadal sobre el control de la rabia en la India Colonial y postindependen-

tista–, el énfasis está puesto en el período histórico que se abre con la “revo-

lución bacteriológica”, el auge de la medicina de laboratorio y la 

consolidación de los sistemas de salud nacionales, como es el caso de los 

estudios de Lynteris y Sayer, y también el de Maurits Bastiaan Meerwijk 

sobre la construcción del “mosquito tigre” como un “asesino” despiadado 

para la salud global. Asimismo, la serie de trabajos autoría de los brasileños 

Gabriel Lopes, Gustavo Correa Matta, Carolina de Oliveira Nogueira, 

Elaine Teixeira Rabello y Lenir da Nascimiento Da Silva, quienes analizan 

el caso de la trayectoria del mosquito Aedes aegypti en Brasil –el cual, lue-

go de la emergencia del dengue y el Zika como amenazas a la salud pública, 

volvió a estar en el centro de las políticas de control y erradicación–, se cen-

tran en un período que se inicia luego de la década de 1970 hasta la actua-

lidad. También es el caso del trabajo de Séverine Thys sobre una enfermedad 

emergente, el Ébola, que la lleva a analizar el papel de las explicaciones 

populares y biomédicas en el contexto de la emergencia de la epidemia en 

Macenta, Nueva Guinea, en los años 2014-2016. La división en estos dos 


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períodos no es arbitraria, antes bien el corte indica, como señala Lynteris, 

el paso de un “régimen de prevención y esperanza” –que alcanzó su auge en 

torno a la década de 1920 y se encontraba centrado en el control y la pre-

vención de las enfermedades infecciosas de origen bacteriano– a un nuevo 

“régimen de emergencia” –en el cual los preparativos para enfrentar even-

tuales pandemias catastróficas a escala global y la preocupación por los 

fenómenos de spillover son la norma. 

¿Cuál es la relevancia teórico-conceptual y empírica del libro para el 

contexto argentino, en particular para los estudios sociales de la ciencia, la 

tecnología y la salud locales? El principal objetivo de los autores de los tra-

bajos editados en este libro es avanzar hacia una historia de los vectores no-

humanos de enfermedades, y, en particular, a los que despiertan 

preocupación por su rol en eventuales fenómenos epidémicos, una proble-

mática que en la Argentina está siempre presente: basta ver los recientes 

brotes de Hantavirus en Neuquén y de dengue en la región del litoral, una 

cuestión escasamente abordada por las ciencias sociales locales en sus 

dimensiones institucionales y políticas, así como también en cuanto a la 

producción y el uso de conocimientos tecnocientíficos. Además, en el con-

texto de la emergencia de la epidemia de nCoV2019, el debate sobre la 

interacción entre especies y su relación con la salud pública –no solo para 

los lectores académicos del mundo angloparlante, sino también para lecto-

res latinoamericanos, ya sean científicos sociales, epidemiólogos, médicos 

o tomadores de decisión– adquiere cierta relevancia.

En cuanto a su relevancia teórico-conceptual, los autores, al centrarse 

en los animales no-humanos, analizan las distintas dimensiones que estu-

vieron involucradas en su configuración como “epidemic villains” –políti-

cas, pero sobre todo intelectuales, científicas y visuales–, así como el marco 

institucional en el cual operaron las políticas de erradicación y exterminio 

ejercidas sobre aquellos. Esta conceptualización, que dialoga con las pro-

puestas de autores inscriptos en el giro ontológico y el multinaturalismo 

–principalmente los trabajos del antropólogo francés Philippe Descola–, 

puede resultar fructífera para llevar a cabo análisis sobre uno de los princi-

pales intereses de los estudios sociales de la ciencia y la tecnología: la emer-

gencia, conformación y consolidación de alianzas heterogéneas.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Artículo recibido el 14 de febrero de 2020.

Aprobado para su publicación el 26 de mayo de 2020.