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, VOL. 25, Nº 49, BERNAL, DICIEMBRE DE 2019, PP. 69-99
OASIS, DISRUPCIONES Y DISENSOS
EN LAS PRÁCTICAS CIENTÍFICAS.
ESTUDIO DE CASOS EN MÉXICO
César Guzmán Tovar*
RESUMEN
Este artículo versa sobre algunos aspectos microsociales en la producción
de conocimientos en tres centros de investigación mexicanos. Para ello, se
analizan las prácticas científicas de sus miembros representadas en las acti-
vidades cotidianas dentro y fuera de los laboratorios. Al rastrear las acciones
de los científicos y sus estilos de hacer ciencia se pueden recoger elementos
comunes para comprender las subjetividades científicas. La hipótesis que
se plantea es que las subjetividades científicas son producidas por los mode-
los científicos dominantes. Bajo esta concepción, el estudio de las prácticas
permite delinear los perfiles de los científicos y la manera como asumen la
labor científica en sociedad. A través del trabajo empírico basado en el
método biográfico y en la construcción de casos, este artículo concluye –por
un lado– que los investigadores mantienen una preocupación por los pro-
blemas locales. Por otro lado, que el trabajo individual persiste en las prác-
ticas de los científicos entrevistados, y que el artículo sigue siendo un
dispositivo prioritario en la construcción del perfil de científico exitoso.
 :   –   –
   – 
* Programa de Becas Posdoctorales de la Universidad Nacional Autónoma de México
(), Instituto de Investigaciones Sociales. Correo electrónico: <cgt003@gmail.com>.
Nota de agradecimientos: Quiero agradecer a los científicos y científicas que me abrieron
las puertas de sus laboratorios y oficinas para explicarme pacientemente la labor que realizan
cotidianamente; sin su participación esta investigación no habría sido posible. Igualmente
agradezco al Programa de Becas Posdoctorales de la  por el financiamiento, y a la
doctora Rosalba Casas por su constante guía durante el proceso de investigación.
70 CÉSAR GUZMÁN TOVAR
INTRODUCCIÓN
Las formas de producir conocimientos científicos son dinámicas y se van
ajustando a los contextos económicos y políticos en los cuales se sitúan. El
trabajo científico –su práctica– está inexorablemente vinculado a las vicisi-
tudes del contexto social. Como dice Peter Burke: “Los estudiosos necesi-
tan ‘un espacio propio’ para trabajar sin distracción, pero ese alejamiento
es muy relativo. Se llevan el mundo al laboratorio, incluida la política,
mientras sus resultados suelen emplearse para fines mundanos […]” (Burke,
2012: 16-17). ¿Hay alguna duda de que en nuestra contemporaneidad el
mundo que los científicos se llevan al laboratorio es, esencialmente, capi-
talista? Ya muchos autores han analizado cómo los modos de hacer ciencia
se inscriben dentro de los designios del capitalismo, entre ellos Boutang
(2014), Figueroa (2013), Mazzucato (2011), Vega (2015). Como corolario
de esa sujeción, las prácticas científicas contemporáneas deben responder a
instrumentos de políticas de ciencia y tecnología establecidos bajo un
esquema burocrático de competitividad y productividad a ultranza (Gómez,
2017 y 2018; Kreimer, 2011; Vera, 2017).
Contenidos entre la lógica de los recortes presupuestales, de la hiperau-
ditoría y de las métricas de medición y evaluación, las científicas y los cien-
tíficos contemporáneos deben desplegar ciertas acciones que interesan a los
estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad () en tanto sujetos históricos
de conocimiento. Como han establecido algunas investigaciones desde la
perspectiva , el nivel de análisis microsocial es una potente apuesta para
entender esas acciones en la construcción de conocimientos científicos y
tecnológicos.
[1]
En concreto, mi interés es doble: identificar las prácticas
científicas generadas en este contexto y comprender los disensos en la
noción de ciencia movilizada por los científicos a través de ellas.
Los sujetos científicos son múltiples, pero a través de los contextos socia-
les e históricos se pueden vislumbrar cierto tipo de subjetividades que son
configuradas a través de los modelos científicos establecidos.
[2]
Mi hipóte-
[1] Son abundantes los estudios que desde esta perspectiva se han enfocado en el análisis
de aspectos microsociales en la construcción de conocimientos científicos. Algunas de las
investigaciones más recientes realizadas en América Latina al respecto son: Carli (2014),
Forero y Estrada (2008), Guzmán Tovar (2018; 2019a), Hamui (2010), Naidorf et al.
(2011), Remedi y Ramírez (2016) y Vera (2017).
[2] Los modelos científicos son entendidos aquí como el conjunto de instrumentos y
dispositivos técnicos y normativos que, desde la acción gubernamental, se institucionalizan
para legitimar, evaluar, medir y financiar a los investigadores y sus producciones derivadas
de la labor científica y académica. Cada modelo científico implica, a su vez, un conjunto
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sis, entonces, es que existe un modelo científico dominante que configura
las maneras de asumir y de hacer ciencia, es decir, condiciona las prácticas
cotidianas que son legitimadas por los propios investigadores. En conse-
cuencia, las experiencias de los científicos son la síntesis de los periplos a lo
largo de las trayectorias desde las cuales, conjuntamente, se construye esa
legitimación. Es por ello que experiencias y trayectorias están inexorable-
mente imbricadas en la producción de conocimientos.
Con ello en mente, me planteé como objetivo de investigación com-
prender los perfiles de algunos investigadores científicos en México con el
fin de apuntalar algunas reflexiones sobre el papel de la ciencia en la socie-
dad contemporánea. Este artículo es resultado de un estudio empírico rea-
lizado en tres instituciones de investigación: el Instituto de Investigaciones
Biomédicas de la  (), ubicado en la ciudad de México; el Centro
de Investigación Científica de Yucatán (), ubicado en Mérida, Yucatán;
y el Centro del Agua para América Latina y el Caribe () del Tecnológico
de Monterrey, ubicado en Monterrey, Nuevo León.
El artículo se compone de cuatro apartados. En el primero de ellos se
exponen los aspectos metodológicos de la investigación realizada; en el
siguiente apartado se abordan los referentes conceptuales que fundamentan
el análisis; en el tercer apartado se despliega el análisis tomando como refe-
rencia las argumentaciones de las personas entrevistadas. Allí se describen
las prácticas de los entrevistados a través de los relatos acerca de: 1) las acti-
vidades cotidianas en la oficina y en el laboratorio, 2) la interacción en las
unidades de investigación, 3) las nociones de transdisciplinariedad identi-
ficadas, 4) la dicotomía entre ciencia básica y ciencia aplicada, 5) las prác-
ticas de publicación, 6) la percepción sobre las políticas de ciencia y
tecnología, y 7) las apreciaciones sobre el vínculo ciencia-sociedad. Por últi-
mo, se presentan las conclusiones del estudio en donde sintetizo los hallaz-
gos y planteo algunas reflexiones vinculadas con estudios ya realizados que
resultan sugerentes; allí también destaco la oportunidad de la línea de inves-
tigación sobre las subjetividades científicas para sugerir transformaciones
sustantivas en los modos de producir conocimientos.
El interés de este trabajo es, entonces, dar cuenta de las prácticas cien-
tíficas de los miembros de tres centros de investigación de México, tomados
como casos. Esta es una investigación exploratoria que puede dar cuenta de
algunos elementos comunes ya documentados, pero también actualizar
de valores, representaciones e ideales sobre el rol de la ciencia en la sociedad, sobre las
diferentes áreas de conocimiento y disciplinas científicas, y sobre lo que significa ejercer la
labor científica.
72 CÉSAR GUZMÁN TOVAR
algunas formas de relacionamiento de los científicos y científicas desde los
espacios microsociales compartidos. He tratado, en la medida que un artí-
culo lo permite, extender las palabras de los propios científicos y científicas.
Mi interés en la conjunción de los relatos de los científicos se basa en que
esto concede cierta cercanía con sus prácticas, creencias y emociones, y per-
mite la aprehensión –¿artificial?– de sus subjetividades.
DE LOS RELATOS A LOS CASOS: UNA APUESTA METODOLÓGICA
Al iniciar el rastreo para la selección de los casos, identifiqué, en primera
instancia, que las instituciones trabajaran sobre temas prioritarios del
Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación (i) 2014-2018.
En segunda instancia, busqué multiplicidad en la inscripción institucional,
esto con el objetivo de identificar convergencias y divergencias en las prác-
ticas de producción de conocimientos asociadas al tipo de organización ins-
titucional. Mi interés en que las instituciones seleccionadas tuvieran una
cualidad organizacional distinta se justificaba en que las ciencias son siste-
mas de producción de conocimientos que presentan variaciones en su orga-
nización intelectual y social, y que dichas variaciones responden, en gran
medida, a aspectos institucionales y burocráticos (Whitley, 2012). Esa
variación la encontré en una institución adscrita a una universidad privada
–el –, otra adscrita a una universidad pública –el – y una constituida
por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) como centro
público de investigación –el . A través de dicha multiplicidad preten-
día abarcar diferentes contextos institucionales y regionales con el fin de
establecer comparaciones de acuerdo con la información obtenida en cada
caso. Me permitiré aseverar que cada una de las instituciones seleccionadas
para la investigación –el  en Mérida, el  en Monterrey y el  en
ciudad de México– se constituye en un caso para el estudio.
En total realicé 23 entrevistas –11 mujeres y 12 hombres– entre el 21
de mayo y el 11 de octubre de 2018; las personas entrevistadas se definen
así: 17 investigadores, dos técnicos académicos, dos catedráticos Conacyt,
un posdoctorante, un estudiante de doctorado. Las edades de los entrevis-
tados, sin contar a la estudiante de doctorado, oscilan entre los 34 y 80
años. Las temáticas generales de las entrevistas fueron: 1) trayectorias y
recorridos en el trabajo científico; 2) descripción de las actividades cotidia-
nas en la producción de conocimientos; 3) interacción y organización del
trabajo con colegas y otros investigadores; y 4) relación con las institucio-
nes y las políticas públicas de ciencia y tecnología en los procesos de inves-
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tigación. Las entrevistas se concentraron en los miembros de unidades o
departamentos particulares de cada institución, teniendo en cuenta que sus
líneas de investigación se vincularan con alguna de las áreas y temas espe-
cificados en el i estipulado para el periodo 2014-2018. Adicionalmente,
realicé visitas a algunos laboratorios, así como la revisión documental de
bibliografía especializada y de documentos institucionales de cada centro
de investigación –informes de gestión, publicaciones oficiales, comunica-
dos, páginas web, etc. Las características generales de cada institución y las
áreas seleccionadas se muestran en la tabla 1.
EN BUSCA DE LAS SUBJETIVIDADES CIENTÍFICAS:
LOS REFERENTES CONCEPTUALES
La base epistemológica de la investigación realizada es la apuesta de
Martuccelli en su análisis de los individuos y los procesos de individuación
como estrategia para la comprensión de los cambios sociales (Martuccelli,
2007; 2010; 2013). En especial, vale la pena resaltar el desafío sociológico
que esta perspectiva de análisis plantea: dar la vuelta a la sociología clásica
hegemónica y poner de relieve las experiencias individuales para explicar la
sociedad en la que vivimos (Martuccelli y Santiago, 2017).
Según mi propia concepción, todos somos individuos –poseemos una
individualidad ontológica– y actuamos como sujetos en diferentes órdenes
sociales –sujetos científicos, sujetos políticos, sujetos artísticos, sujetos
deportivos, etc. En esta definición, el individuo es ontológico y trascenden-
te mientras que el sujeto es social e histórico.
Dichas conceptualizaciones se entrecruzan con las apreciaciones vincu-
ladas directamente con la reflexión sobre la producción de conocimientos
científicos realizadas desde el campo .
[3]
Es el caso de Hacklin y Wallin,
plantean que los sujetos son un aspecto crítico en la producción de cono-
cimientos puesto que estos representan la entidad clave y la unidad de aná-
lisis para examinar los antecedentes de cualquier mecanismo de integración
del conocimiento (Hacklin y Wallin, 2013). Aquí son importantes los tra-
[3] Algunos trabajos realizados en años recientes que se destacan en México son los de
Casas (2001), Luna (2003) y Arellano (2011). En América Latina han sido significativos
los aportes de Kreimer et al. (2004), Restrepo (2013a; 2013b), Sagasti (2011), Vaccarezza
y Zabala (2002) y Vessuri (2007b). Más allá de las fronteras latinoamericanas son clásicas
las obras de investigadores como Gibbons et al. (1997), Knorr-Cetina (2005), Latour
(1992) y Whitley (2012).
74 CÉSAR GUZMÁN TOVAR
Tabla 1. Características generales de los centros de investigación seleccionados
Nombre del
centro
Institución de
adscripción
Características y Áreas de investigación Ubicación
geográfica
Área y tema
seleccionados
vinculados al
peciti
Centro de
Investigación
Científica de
Yucatán (cicy)
Centro público
de investigación:
Consejo Nacional
de Ciencia y
Tecnología
(Conacyt)
Creado en 1979, cuenta con oferta de
programas, laboratorios y jardín botánico.
El cicy se conforma por las siguientes
unidades de investigación:
1) Bioquímica y biología molecular de
plantas
2) Biotecnología
3) Ciencias del agua
4) Energía renovable
5) Materiales
6) Recursos materiales
Mérida,
Yucatán
Desarrollo
tecnológico
Desarrollo
de la
biotecnología
Centro del Agua
para América
Latina y el
Caribe (cda)
Privado: Instituto
Tecnológico y de
Estudios
Superiores de
Monterrey (itesm)
Centro financiado por la empresa femsa y
el bid. Adscrito al Tecnológico de
Monterrey.
Creado en 2008, cuenta con ocho
profesores investigadores, diez
especialistas investigadores y tres
coordinadores.
Ofrece maestría y doctorado en Ciencias
de la ingeniería.
El cda desarrolla las siguientes áreas de
investigación:
1) Tratamiento, análisis y calidad del agua
2) Geoprocesos ambientales
3) Procesos y gestión hídrica
Monterrey,
Nuevo
León
Ambiente-
Gestión
integral del
agua,
seguridad
hídrica y
derecho al
agua
Instituto de
Investigaciones
Biomédicas (iib)
Público:
Universidad
Nacional
Autónoma de
México (unam)
Es una dependencia de la unam, con dos
sedes dentro de Ciudad Universitaria; está
organizado en cuatro departamentos y
cuenta con un total de 95 investigadores.
Adquirió su actual nombre en 1969. El iib
se compone de los siguientes
departamentos:
1) Biología celular y fisiología
2) Biología molecular y biotecnología
3) Inmunología
4) Medicina genómica y toxicología
ambiental
Ciudad de
México
Salud-
Enfermedades
emergentes y
de
importancia
nacional
Fuente: elaborado con información tomada de las páginas web y de los informes de gestión de cada institución.
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bajos editados por Pickering (1992) y Schatzki, Knorr-Cetina y Savigny
(2001) sobre la ciencia como una práctica, y de Jasanoff (2004a; 2004b) en
relación con su llamado a utilizar un lenguaje de la coproducción en las
investigaciones , es decir, observar las diferentes y simultáneas dimen-
siones que engloban la producción de conocimientos científicos y explicar
sus conexiones.
Vinck menciona tres aproximaciones que estructuran la sociología de
las ciencias. La primera concierne a las ciencias desde el punto de vista de
las instituciones, las organizaciones o los sistemas de intercambio. La segun-
da reporta los productos de los científicos analizando la influencia de los
procesos sociales en los contenidos del conocimiento científico. La tercera
aproximación se centra en observar de cerca lo que los científicos hacen en
sus trabajos cotidianos; se destaca, entonces, la centralidad de las prácticas
cotidianas que realizan los sujetos en la producción de conocimientos
(Vinck, 2014). Igualmente, Amsterdamska señala que las investigaciones
del conocimiento científico orientadas en las prácticas tienden a enfatizar
en la manera como los científicos hacen las cosas, por lo tanto, su interven-
ción y experimentación son estudiadas más profundamente que la produc-
ción de proposiciones teóricas (Amsterdamska, 2008). Plantea entonces dos
preguntas que merecen atención: 1) ¿es posible observar los patrones de
argumentación y la retórica en la ciencia sin abandonar la aproximación
orientada en las prácticas científicas? y 2) ¿esa orientación hace olvidar a los
investigadores los procesos de larga escala como las restricciones económi-
cas, institucionales o culturales y las formas más permanentes de distribu-
ción del poder en la sociedad?
Retomo estas dos preguntas porque me parece importante contribuir en
darles respuesta. Por ello he planteado un modelo analítico que busque la
conjunción de los procesos de larga escala como mediadores sociales de las
prácticas y las biografías de los científicos mexicanos.
Este artículo enfatiza en las prácticas científicas articulándolas con estu-
dios empíricos como los desarrollados por Aibar et al. (2013), Fernández
de Rota (2012), Kreimer (2009) y Müller y Kenney (2014). Con ello se
busca profundizar en el debate vigente acerca de la relación existente entre
la práctica y la cultura científica,
[4]
teniendo en cuenta que “el saber cientí-
fico tiene variadas significaciones que se cruzan, entremezclan, articulan y
[4] La cultura científica se entiende dentro de la diferenciación que Elzinga y Jamison
(1996) hicieron respecto a la formulación de políticas de ciencia y tecnología entre cultura
burocrática, cultura académica y cultura cívica. La cultura científica guía no solo lo que
hacen los científicos –sus prácticas–, sino también el conocimiento generado –los paradig-
76 CÉSAR GUZMÁN TOVAR
negocian entre distintos grupos sociales (incluidos los científicos profesio-
nales o institucionalizados) frente a situaciones socio-históricas concretas
(Vaccarezza, 2009: 96).
De acuerdo con lo anterior, la experiencia científica se entrecruza con la
noción de práctica. Es el punto nodal para el ordenamiento de la acción
social y refiere a una situación en un tiempo y espacio definidos. La expe-
riencia es práctica vivida, sensibilidad y racionalización de las situaciones
que, gracias a ello, adquieren un sentido existencial –en este caso, un sentido
profesional. Adicionalmente, las prácticas son situadas y siempre tienen
interlocución con otros sujetos o dispositivos. La práctica científica es social,
pero para comprender su construcción es imprescindible centrar el foco en
los individuos, en la construcción cotidiana del quehacer científico.
RASTREANDO LAS SUBJETIVIDADES CIENTÍFICAS
De egos mal construidos a oasis científicos
Desde los enfoques clásicos de la sociología de la ciencia se ha argumenta-
do que la ciencia –más exactamente la carrera científica– involucra normas
y comportamientos que conllevan al reconocimiento y a la acumulación de
prestigio (Merton, 2002); se generan entonces luchas por los cambios de
paradigmas (Kuhn, 2013); y la competencia por el prestigio conlleva a
luchas de poder entre los científicos (Bourdieu, 2008). Sin embargo, esta
imagen de la ciencia como un inexorable campo de batalla no se correspon-
de del todo con la realidad, pues los científicos no se comportan todo el
tiempo como estrategas que buscan la derrota de sus adversarios y compe-
tidores. Más bien, los científicos contemporáneos deben interactuar, las
más de las veces, en red con colegas cercanos y distantes, lo cual implica la
aprehensión de una serie de formalidades e informalidades en interrelacio-
nes que distan de ser bélicas.
Cierto es que muchas relaciones entre científicos son construidas desde
lógicas asimétricas determinadas por sus trayectorias y que, como dijo uno
de los investigadores entrevistados, los “egos mal construidos” generan rela-
ciones que desfavorecen las prácticas de investigación porque no permiten
establecer colaboraciones científicas. Esos egos mal construidos han gene-
rado en muchos investigadores la percepción de que los institutos y centros
mas– a través de modelos o modos de acción, como los estipulados por Gibbons y sus
colaboradores (1997).
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de investigación –los casos de este estudio no son la excepción– son espa-
cios en donde confluyen muchas personas, pero hay poca interacción real.
Varios de los entrevistados de las tres instituciones mencionaron que no
conocen los trabajos de sus colegas y que muchas veces ni siquiera se hablan
entre ellos, aun siendo de la misma unidad o departamento. “El investiga-
dor es como este pequeño niño con un ego enorme” (Médico, Investigador
Titular del ).
[5]
Lo que resulta importante es que, en opinión del entre-
vistado, esos egos mal construidos son contrarios a la racionalidad científica
en la producción de conocimientos porque no permiten dar soluciones a
problemas científicos.
Siguiendo los términos de Sennett (2000), ¿se puede pensar, entonces,
en que existe en algunos investigadores una disrupción en la racionalidad
científica como corolario de la corrosión del carácter? Para evitar caer en el
esencialismo, diré que no es exacto hablar de una “racionalidad científica
universal y trascendente bajo la cual todos los científicos llevan a cabo sus
trabajos; pero, en cambio, sí se puede mencionar la afectación de las acti-
vidades académicas, científicas y de investigación cotidianas debido a un
carácter, si no corroído, al menos sí disonante.
[6]
Un carácter disonante con
las actividades científicas –es decir, los deseos, sentimientos y formas de
interrelacionarse que obstaculizan o que van en contravía de los objetivos
del trabajo cotidiano de los miembros de una institución científica– se
manifiesta precisamente en el egocentrismo que busca satisfacer sus propios
deseos y pensamientos dejando de lado el compromiso mutuo y el valor
ético de la labor científica.
La egolatría como representación de la corrosión del carácter de los cien-
tíficos también se explica por el sistema de jerarquías que existen dentro de
las instituciones científicas. Durante la investigación pude evidenciar que
[5] Las referencias o citas textuales extraídas de las entrevistas siempre conservarán el
anonimato, únicamente se menciona la profesión –licenciatura– del entrevistado o entre-
vistada y su institución de adscripción. Soy consciente de que la licenciatura realizada, en
muchos casos, no define la identidad profesional –científica– de los entrevistados ni da
cuenta de las bifurcaciones y espirales en las trayectorias de los científicos; sin embargo, he
decidido incluirla con el fin de otorgar una breve signatura académica a los relatos sin
poner en evidencia la identidad personal –existencial– de sus autores. Para una reflexión
sobre las bifurcaciones en las trayectorias científicas véase Guzmán Tovar (2019a).
[6] Para Sennett el carácter es “el valor ético que atribuimos a nuestros deseos y a nuestras
relaciones con los demás [...], un término referido a los deseos y sentimientos que pueden
existir dentro de nosotros sin que nadie más lo sepa. [...] El carácter se expresa por la lealtad
y el compromiso mutuo, bien a través de la búsqueda de objetivos a largo plazo, bien por la
práctica de postergar la gratificación en función de un objetivo futuro” (Sennett, 2000: 10).
78 CÉSAR GUZMÁN TOVAR
existe una rígida estructura organizacional en la cual, de acuerdo con la
posición ocupada –Investigador Titular, Investigador Asociado, Investigador
del Programa Cátedras Conacyt, Técnico Académico, Becario Posdoctoral
o Estudiante–, hay una distribución de actividades y beneficios formales e
informales –algunos de ellos estipulados de manera explícita, otros de
manera implícita. Esta división del trabajo determina límites de acción, y
aunque la gran mayoría de las personas entrevistadas mencionó que man-
tienen relaciones cordiales con los demás miembros de sus instituciones,
hubo casos en donde los entrevistados se lamentaron por las condiciones
en las cuales desarrollan las actividades de investigación, específicamente
los catedráticos Conacyt.
[7]
Las personas pertenecientes al programa
Cátedras Conacyt entrevistadas mencionaron que el trato hacia ellas por
parte de la dirección y algunos investigadores de las instituciones en donde
se encuentran vinculadas ha sido reticente porque, a su parecer, los inves-
tigadores perciben a los Catedráticos Conacyt como una competencia o
como investigadores sin experiencia, de segundo nivel, o sin un estatus de
investigadores propiamente dicho:
Fue muy duro al principio porque fuimos una Cátedra grupal –tres perso-
nas– y cuando nosotros ingresamos la realidad es que la Universidad, o al
menos el Instituto de Investigaciones Biomédicas, no estaba muy de acuer-
do; era un tema nuevo, muchos investigadores se sentían invadidos, sienten
que no hay una... que somos una competencia porque somos jóvenes, por-
que tenemos el mismo estatus que ellos, pero no nos lo dan [...]. La gente
es muy celosa con sus cosas [...], piensan que les vas a quitar el puesto, pien-
san que llegas de oportunista, piensan que no te mereces estar aquí [...]
(Química Farmacéutica Bióloga, Investigadora del Programa Cátedras
Conacyt del ).
Similar situación expresó el posdoctorante entrevistado, quien manifestó
que no tiene una estabilidad en la institución a pesar de llevar varios años
[7] El Programa Cátedras Conacyt se creó con el objetivo de “formar una masa crítica
de capital humano altamente calificado que incremente y fortalezca la capacidad de
generación, aplicación y transferencia de conocimiento en los temas y las áreas priorita-
rias para el país, mediante la incorporación de investigadores a instituciones públicas de
educación superior e investigación”. El programa inició en 2014, a la fecha están vincu-
lados 1.076 investigadores con un promedio de edad de 36 años, el 76% de los catedrá-
ticos Conacyt pertenece al Sistema Nacional de Investigadores y el 42% del total son
mujeres (información obtenida de <http://www.conacyt.gob.mx>, consultada el 20 de
diciembre de 2018).
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en ella y que su condición de posdoctorante es una barrera para establecer
redes por no tener la facultad de toma de decisiones: “[...] y si no tienes
decisiones económicas, ¿cómo te pones a establecer relaciones?” (Químico,
Posdoctorante del ). En efecto, la experiencia psicológica para estas per-
sonas está marcada por una sensación de zozobra. Sociológicamente, es la
representación de un habitus científico en donde la jerarquía es ley y
tradición.
[8]
En esas demarcaciones sociales de las instituciones científicas los inves-
tigadores de tiempo completo –y entre ellos, los seniors– son los que gozan
de mayor influencia en las dinámicas internas de toma de decisiones. En
el ámbito de los laboratorios y los grupos de investigación, por tradición,
los investigadores titulares son los encargados de tomar las decisiones, aun-
que se apoyan, la mayoría de veces, en los técnicos académicos. En reali-
dad, los técnicos académicos –personas con títulos de maestría o
doctorado– tienen gran incidencia en las actividades de los laboratorios,
ellos se encargan de las cuestiones operativas, de obtener todos los mate-
riales necesarios para los experimentos, de guiar a los estudiantes en los
procedimientos experimentales, de la actualización del inventario de los
laboratorios, entre otras tareas cotidianas. Pero a pesar de la importancia
de su labor en la producción de conocimientos, las delimitaciones jerár-
quicas definen sus trayectorias: “Los técnicos parecen ser fichas de ajedrez
que tú mueves donde se te da la gana” (Médico, Investigador Titular del
). La crítica del entrevistado apunta a que nunca se les pregunta a los
técnicos académicos con quién tienen mayor afinidad para trabajar de
acuerdo con el interés de sus propias áreas y líneas de investigación, por lo
tanto, no se respeta sus trayectorias y en ocasiones eso deriva en discordias
con los investigadores titulares.
Pero el aislamiento de los técnicos académicos y los catedráticos Conacyt
también se presenta entre los investigadores titulares adquiriendo, eso sí,
otras formas y connotaciones. Según la información obtenida, son pocos
los investigadores que interactúan con sus colegas. No campos de batalla,
sino más bien desiertos con muchos oasis puede ser la imagen que mejor
describe los espacios institucionales en donde se realizan las investigaciones
[8] La reafirmación de las jerarquías es inherente al habitus en todos los niveles de las
trayectorias científicas: “Muchos [investigadores] nos tratan desde técnico, o del posdoc,
el estudiante, lo que sea, ¿no?” (Química Farmacéutica Bióloga, Investigadora del
Programa Cátedras Conacyt del ). O también: “Los técnicos son técnicos y los inves-
tigadores son investigadores. Son como vocaciones distintas” (Bióloga, Investigadora
Titular del ).
80 CÉSAR GUZMÁN TOVAR
científicas. Esta idea de oasis se representa en varias de las entrevistas reali-
zadas, por ejemplo, cuando una investigadora dice que “no es buena idea
poner a colaborar gente que haga lo mismo” (Bióloga, Investigadora Titular
del ) porque, según su percepción, existe más competencia y deslealtad
en el trabajo –principalmente robo de ideas y, especialmente, de hombres
hacia mujeres. O también cuando una investigadora del  menciona que
no hay mucha interacción entre los colegas y que se desconoce el trabajo
de los demás porque no hay espacios en donde se posibilite el intercambio
o la retroalimentación entre pares:
La verdad es que acá en el Centro del Agua no se intercambia mucho, a
veces yo no sé en qué trabaja la gente... no tenemos, por ejemplo, cada
semana un seminario, eso no existe; no tenemos algo que concentre o que
permita que nosotros sepamos qué están haciendo los demás. Entonces
tenemos una relación sana en el sentido que nos saludamos, nos respeta-
mos, más o menos ubicamos quién hace qué pero no a detalle, o sea, yo no
sabría decir exactamente qué trabaja esta persona, puedo decir el campo
más o menos pero no hay mucho intercambio la verdad (Geóloga,
Investigadora del ).
Situación similar ocurre en el , donde una investigadora mencionó que
la única manera de informarse sobre los trabajos de sus colegas es a través
de un periódico institucional que ofrece información sobre los proyectos
realizados:
Conocemos a casi todos, los nuevos a veces no tanto, pero sí es interesante
saber lo que se hace en la comunidad; de hecho, tenemos un periódico que
nos da información y vamos viendo dependiendo de los tiempos, los
momentos, pues te informa. Se trata de llevar el ritmo, pero realmente yo
que estoy aquí hace mucho tiempo las tecnologías de la información nos
han aumentado la información de una manera muy rápida [...] (Química
Bióloga Agropecuaria, Investigadora Titular del ).
De puertas hacia adentro, cada laboratorio es un oasis en donde los inves-
tigadores, técnicos académicos, posdoctorantes y estudiantes establecen
intensas interrelaciones. Pero esas interacciones se diluyen o pierden inten-
sidad fuera de los oasis. No es una característica común y continua que
colegas de diferentes laboratorios trabajen en proyectos conjuntos de
mediana o larga duración, esto es una excepcionalidad.
81
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LA TRANSDISCIPLINARIEDAD COMO ETIQUETA
Como corolario de esas interacciones difusas entre colegas de una misma
institución la interdisciplinariedad, multidisciplinariedad y transdiscipli-
nariedad se mantienen como etiquetas deseables en la formulación de
proyectos, pero resultan prácticas insostenibles en los procesos concretos
de investigación.
[9]
Lo anterior porque los habitus de los investigadores se
entrecruzan con aspectos como la especificidad de los intereses epistemo-
lógicos, los cotos de poder (Médico, Investigador Titular del ), la com-
petencia y deslealtad entre colegas (Bióloga, Investigadora Titular del ),
la afinidad de personalidades (Químico, Investigador del ) y el carác-
ter de cada investigador (Bioquímica, Investigadora Titular del ). A
pesar de que los entrevistados hicieron mención a proyectos de investiga-
ción desarrollados en convergencia con otros grupos, unidades o institu-
ciones de investigación, lo cierto es que estos casos son excepcionalidades
dentro del trabajo que desarrollan. La interdisciplinariedad es, tal vez, uno
de los conceptos contemporáneos más utilizados en la jerga científica, pero
al mismo tiempo, como dice Gómez González, es un término que muestra
un gran desajuste entre sus proclamas y los logros obtenidos (Gómez
González, 2016).
Las percepciones sobre la interdisciplinariedad de los entrevistados
muestran que el ethos disciplinar o las líneas de investigación de base son
un fuerte nodo que guía la investigación científica como práctica. Trabajar
en nuevas líneas de investigación con nuevos equipos es un riesgo que no
todos los investigadores están dispuestos a correr (Biólogo, Investigador
Titular del ). De acuerdo con los relatos de los entrevistados, se puede
concluir que no existe transdisciplinariedad sino fases de intervención de
diferentes disciplinas en un mismo proyecto. Durante las entrevistas, los
relatos sobre las prácticas de interdisciplinariedad fueron reducidos a la
publicación de artículos con investigadores de otras disciplinas. Existe una
división disciplinaria del trabajo científico en donde cada grupo se encarga
de una fase o parte del proyecto dando a conocer los resultados a los demás
[9] Consciente de la diferenciación entre las nociones interdisciplina, multidisciplina y
transdisciplina no me detendré en un análisis de dichas divergencias, entre otras cosas
porque los investigadores entrevistados las utilizan indistintamente en sus relatos. No
quiere decir esto que no sea importante una reflexión y crítica de la conceptualización de
esas nociones; para ello pueden consultarse, desde diversos ángulos epistémicos, a Acosta
(2016), Chávez, Menkes y Solares (2008), Follari (2005), Gibbons et al. (1997), Gómez
González (2016), González Casanova (2004) –véase especialmente el capítulo
“Interdisciplina y complejidad”–, y Olivé (2011).
82 CÉSAR GUZMÁN TOVAR
grupos; el líder o coordinador del proyecto finalmente es el encargado de
recopilar todos los datos y organizarlos coherentemente redactándolos en
forma de artículo.
Si asumimos la práctica interdisciplinaria como el conjunto de activida-
des de investigación realizada por dos o más científicos de diferente base
profesional no dudaremos en decir que la interdisciplinariedad hace parte
de los grupos, unidades y departamentos de investigación de los casos selec-
cionados en este estudio. Pero ello no quiere decir que esa característica
organizacional genere conocimientos transdisciplinares o que se logren res-
puestas que involucren diferentes áreas del conocimiento. Y en ese sentido,
más rara aún es la colaboración de los entrevistados con investigadores de
las ciencias sociales; solo dos de ellos manifestaron que han entablado pro-
yectos académicos con miembros dichas ciencias.
Así, la idea de la transdisciplinariedad como el desarrollo de “sus pro-
pias estructuras teóricas singulares, métodos de investigación y modos de
práctica” (Gibbons et al., 1997: 16) no corresponde a las prácticas cientí-
ficas realmente existentes encontradas en el estudio realizado. Por otra par-
te, algunas áreas del conocimiento son más aptas que otras para propiciar
investigaciones colaborativas entre diferentes disciplinas; por lo tanto, es
inexacto mencionar de manera a priori que todos los científicos deben vol-
carse siempre hacia las prácticas transdisciplinarias. Por ejemplo, una de
las entrevistadas mencionó algunas interacciones entre la inmunología y
otras áreas:
No es tan común [el trabajo] entre inmunólogos y físicos; pero ahora, en
años recientes, a raíz de la biología de sistemas, que es un área en donde se
estudian interacciones complejas entre múltiples elementos, por ejemplo,
en una red bioquímica, una red de interacciones entre muchas células dis-
tintas, los físicos pueden hacer modelos matemáticos que nos permitan
hacer predicciones en base [sic] en información ya conocida sobre qué va a
pasar si haces una variación en un parámetro [...]. Entonces eso es muy,
muy interesante para nosotros pues porque nos ayuda a entender de forma
integral un fenómeno biológico (Bióloga, Investigadora Asociada del ).
Cada problema, cada pregunta, tiene una gnoseología desde la cual se cons-
truye la manera de abordarla y darle respuesta, ya sea desde una o varias
disciplinas.
[10]
[10] Las apreciaciones halladas en las entrevistas se alinean con algunos de los obstáculos
de la interdisciplinariedad mencionados por Gómez González, entre los cuales se encuen-
83
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¿CIENCIA BÁSICA O CIENCIA APLICADA?
De los conflictos entre las disciplinas se despliega el sempiterno debate
entre investigación básica-investigación aplicada y sus contribuciones a la
ciencia y a la sociedad. En este aspecto, se vislumbra una dicotomía que los
entrevistados configuran a través no solo de sus intereses epistemológicos
sino también a través de sus prácticas cotidianas. La demarcación episte-
mológica entre los científicos “básicos” y los “aplicados” es, también, la con-
figuración social de un ethos marcadamente disciplinario que define las
prácticas de los científicos desde su formación como tal.
[11]
Esta diferencia-
ción se hará más o menos radical a lo largo de las trayectorias; de ese habi-
tus “básico” o “aplicado” inicial se despliega una buena parte de las
investigaciones que los científicos realizan. La diferenciación se hace evi-
dente en el tipo de habilidades que los investigadores de cada “bando” con-
sideran que se deben desarrollar para ser exitosos.
[12]
La diferenciación
responde también a las apreciaciones sobre el rol de la ciencia en sociedad
estableciendo, según las palabras de los entrevistados, que la ciencia básica
se debe enfocar en contribuir al conocimiento, mientras que la ciencia apli-
cada debe hacer contribuciones a los desarrollos tecnológicos. Esta dicoto-
mía ha sido radicalizada por Bunge (2002), quien profundiza la ruptura
entre ambas prácticas y rechaza cualquier idea sobre el conocimiento desde
su dimensión social. Desde su postura cientificista, Bunge desvirtúa la rela-
ción entre ciencia y sociedad.
A pesar de las gramáticas que refuerzan la dicotomía entre ciencia básica
y ciencia aplicada, en los relatos de los entrevistados se pudo vislumbrar una
tran conflictos entre disciplinas, financiación, problemas de publicación, el ejercicio del
poder, la promoción profesional, carencias de formación de los científicos, entre otros
(Gómez González, 2016).
[11] La estudiante de doctorado entrevistada mencionó que los nefrólogos de la institu-
ción donde se encontraba haciendo sus prácticas de laboratorio la llamaban “la básica
haciendo referencia al tipo de investigación en la cual se estaba formando. Esta diferen-
ciación desde el nivel de formación doctoral es muy diciente respecto a los imaginarios
sobre la ciencia y los científicos, es la expresión cultural de las jerarquías epistemológicas
incorporadas.
[12] La diferenciación de esas habilidades también es un aspecto bastante llamativo. Por
ejemplo, algunos entrevistados orientados a la investigación básica se refirieron a activida-
des como vender un producto o llevar estados financieros como características importantes
para hacer ciencia aplicada. Por otro lado, uno de los entrevistados se refirió como “filóso-
fos naturales” a aquellas personas dedicadas exclusivamente al ámbito teórico en la investi-
gación básica. Estos imaginarios diferenciales refuerzan la idea de la dicotomía entre la
investigación básica y aplicada en las ciencias.
84 CÉSAR GUZMÁN TOVAR
ventana siempre abierta al vínculo ciencia-sociedad. Por lo tanto, los ima-
ginarios sobre ciencia básica y ciencia aplicada no se deben pensar como
una negación de la alteridad de los otros, sino como dimensión simbólica
de los oasis institucionales mencionados anteriormente.
No todos los científicos hacen su trabajo bajo la idea bungeana de la
ciencia por la ciencia; muchos de los entrevistados sí tienen como un valor
científico el hecho que puedan hacer contribuciones sociales mediante sus
investigaciones.
Lo que nos mueve es, de veras, hacer un bien, ¿no? Generar un bien común,
de veras eso nos mueve, pero necesitamos canales que nos permita llegar a
hacer el producto, o viceversa, que la sociedad entre a la institución y digan:
“Oigan, tenemos este problema, ¿cómo le hacemos?, échennos una mano”.
[...] Queremos proveer algo beneficioso para la sociedad y eso nos mueve,
¿no? Y es así como nuestro “sueño guajiro”, puede ser algo que sea benéfi-
co, ¿no?” (Ingeniera Bioquímica, Investigadora del Programa Cátedras
Conacyt del ).
Me gustaría seguir con proyectos de este tipo, que tengan que ver con
un impacto positivo para la sociedad, para el medio ambiente, quizás en un
ámbito internacional [...], me gustaría seguir cultivando este tipo de carrera
(Geóloga, Investigadora del ).
EN LA COTIDIANIDAD DEL LABORATORIO
“Hacemos magia con el tiempo”. Así sintetiza una joven investigadora del
 las actividades cotidianas que realizan los científicos. Las investigadoras
e investigadores entrevistados tienen una percepción del tiempo en déficit:
la relación de la cantidad de actividades que deben hacer no está en equili-
brio con las horas de trabajo. Por esta razón deben maximizar las horas de
trabajo en la oficina y en el laboratorio; allí es donde se condensan la mayo-
ría de las decisiones organizacionales y epistemológicas.
La organización de las prácticas científicas se divide entre los proyectos
de investigación, la formación de nuevos investigadores y las actividades
burocráticas y de administración. Estás actividades no están separadas, se
interrelacionan influyendo en la dimensión socio-cognitiva del trabajo
científico:
Tenemos que ir aprendiendo muy bien a balancear nuestros tiempos, los
presupuestos y nuestros proyectos, ¿no? Eso tiene que ver con cuántos
85
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estudiantes podemos aceptar, qué metodologías podemos alcanzar –las más
sofisticadas también son más caras, ¿no?–, y este... en qué revistas vamos a
publicar porque la publicación de artículos también se tiene que costear
(Bióloga, Investigadora Titular del ).
La cita textual anterior muestra que las prácticas representan esquemas de
preferencias y sentidos en las formas habituales o rutinizadas de compor-
tamiento (Knorr-Cetina, 2001); pero las prácticas también son la repre-
sentación de las estructuras organizacionales de la ciencia en los contextos
institucionales y sociales (Whitley, 2012). Entonces las prácticas tienen
una dimensión subjetiva –preferencias y sentidos– y otra dimensión obje-
tiva –esquemas organizacionales y contextos sociales. Así, las prácticas de
los investigadores se despliegan entre las condiciones institucionales, los
modelos científicos establecidos y las creencias y preferencias de los sujetos.
De acuerdo con esas dimensiones, las prácticas de los sujetos se orientan
a diferentes actividades que se yuxtaponen: “conseguidor [sic] de recursos
(Agrónomo, Investigador Titular del ), “apoyo a los estudiantes
(Biólogo, Técnico Académico del ), “administración de proyectos
(Químico, Investigador Titular del ), “consultores de empresas
(Ingeniero Agrónomo, Investigador del ), etc. Las posibilidades de
recombinación de esas actividades dan cuenta de diferentes perfiles; es
decir, las preferencias de cada investigador y las condiciones de cada insti-
tución permiten orientar las prácticas hacia las cuatro “cachuchas” que des-
cribió un entrevistado:
Aquí tengo ya cuatro cachuchas: investigador y luego te pones la del pro-
fesor y luego la del administrador y luego la de vinculador... Pero bueno,
un poquito “malabareando” las cosas es muy interesante porque se necesi-
tan muy diferentes skills para cada cosa y pues de alguna manera las tienes
que ir desarrollando, ¿no? (Agrónomo, Investigador Titular del ).
Cada investigador se siente más a gusto desempeñando unas actividades
que otras. La relación de la actividad intelectual con esas tareas complemen-
tarias es lo que aquí entiendo como práctica científica.
Uno de los espacios sociales en donde se puede identificar la dimensión
institucionalizada de las prácticas son los rituales científicos. Los espacios
científicos están configurados, entre otros aspectos, por la asimilación de
prácticas rituales desde la formación misma del científico. Así, escenarios
como los congresos, los comités de evaluación, la dirección de tesis, la par-
86 CÉSAR GUZMÁN TOVAR
ticipación en exámenes de titulación, etc., son rituales que se han aceptado
como parte de la labor científica y que deben cumplirse periódicamente.
Algunos de estos rituales, como los exámenes de titulación de los estu-
diantes de posgrado o la evaluación por pares en la revisión de artículos, se
desarrollan en medio de disputas epistemológicas entre colegas, lo cual
retroalimenta las prácticas de investigación en su dimensión cognitiva.
Otros, tienen una connotación marcadamente social, como por ejemplo
los reconocimientos públicos, condecoraciones o premiaciones a investiga-
dores destacados. En medio de estos dos tipos de rituales se pueden ubicar
a los congresos, seminarios y demás actividades de encuentro académico.
Estos rituales, inexorables para cualquier científico, tienen una connotación
tanto cognitiva como social. Cognitiva por los intercambios epistemológi-
cos y debates que suelen presentarse. Social porque es punto de encuentro
de colegas, conformación y afianzamiento de redes, y oportunidad de esca-
pe de la rutina institucional –el famoso “turismo académico”. Pero lo
importante es comprender que estos rituales responden a ámbitos institu-
cionales dentro del sistema de investigación y que, al ser experiencias socia-
lizadas, influyen directamente en las trayectorias de los investigadores. De
acuerdo con los relatos de los entrevistados, estos encuentros fuera del labo-
ratorio dan cuenta de interacciones en donde lo simbólico puede ser más
determinante que lo cognitivo –por ejemplo, la adopción de una postura o
idea por el hecho de ser enunciada por un científico reconocido sin poner
a prueba su validez en una comisión dictaminadora–; los “discipulazgos
pueden consolidarse –por las orientaciones en la dirección de tesis y el sub-
secuente examen de titulación–; la dimensión pulsional de los científicos
puede imponerse sobre la dimensión racional –en la aceptación o no de una
candidatura para el ingreso a alguna institución, asociación o agremiación
por razones empáticas y no de mérito–; y donde el sistema jerárquico de la
ciencia puede llegar a ostentar todo su poder –en la asignación de las auto-
rías de los artículos.
De acuerdo con lo anterior, este tipo de rituales tienen la capacidad
de intervenir en las trayectorias de los científicos y en las orientaciones
epistemológicas de las investigaciones, de ahí su importancia para el cam-
po . Son, también, espacios sociales ralentizados dentro del vertigi-
noso ritmo de vida académico, pues se construyen a partir de prácticas
con un tempo distinto –menos agitado– con el que se suelen realizar otras
actividades de investigación dentro de las oficinas y laboratorios como
la presentación de proyectos en convocatorias, la búsqueda de reacti-
vos, animales y equipos para los experimentos, y la escritura de artículos
(Guzmán Tovar, 2019b).
87
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PUBLICADORES SERIALES
La escritura de artículos tiene una connotación especial en las prácticas
científicas. Gran parte del tiempo de los entrevistados es dedicado a la con-
cepción, estructuración, escritura y búsqueda de publicación de la produc-
ción científica en el formato de artículo. Y esto es así porque el modelo
científico estipulado por el Sistema Nacional de Investigadores () da
preponderancia a la publicación sobre otras actividades. Como explica un
entrevistado, el riesgo y la creatividad no se premian en los sistemas de eva-
luación, lo que se premia es la productividad:
Siento que en los sistemas de evaluación a veces perdemos... perdemos el
ser intrépidos, ¿no?, perdemos el ser creativos porque no se va a premiar
mucho la creatividad, se va a premiar mucho la productividad. Y a veces es
más fácil producir, mucho más premiado, cuando las preguntas son muy
directas, muy sencillas (Biólogo, Investigador Titular del ).
Otro investigador piensa que los instrumentos de evaluación generan prác-
ticas deshonestas en la publicación de resultados y en la adjudicación de
coautorías de los artículos: “Hay gente que publica cosas que ni siquiera
sabe que publicó, y evidentemente hay personas que publican mentiras
(Médico, Investigador Titular del ).
Pero más allá de estas apreciaciones, lo cierto es que los principales sis-
temas de evaluación contemporáneos se movilizan priorizando las publica-
ciones sobre las demás actividades. Esto genera perfiles de científicos
dedicados a la productividad –a publicar en cantidad– lo cual no siempre
es sinónimo de consolidar la producción de una obra o línea de investiga-
ción.
[13]
En el caso mexicano, un reciente estudio coordinado por Bensusán
y Valenti concluyó que los mecanismos del  son fuente de incertidum-
bre, lo cual influye en las prácticas académicas de los científicos (Bensusán
y Valenti, 2018). En un estudio previo, Didou y Gérard encontraron que
el sobresale por su influencia en los valores éticos y en la estructuración
de la profesión científica” (Didou y Gérard, 2010: 8); encontraron también
[13] Durante una investigación previa focalizada en las prácticas de científicos sociales de
Argentina, Colombia y México, un investigador argentino se refería a sus colegas como
publicadores seriales” haciendo referencia a personas que dedican la mayor parte de su
tiempo laboral en escribir y publicar artículos perdiendo el vínculo con los problemas
sociales. Ese mismo perfil del “publicador serial” se encontró en esta investigación con
científicos mexicanos (véase Guzmán Tovar, en prensa).
88 CÉSAR GUZMÁN TOVAR
que las prácticas científicas de las “ciencias duras [que valora el  se ajus-
tan a los] modos de hacer ciencia [de la tradición estadounidense]” (Didou
y Gérard, 2010: 123).
Los relatos de las entrevistas que realicé en esta investigación corroboran
que las prácticas de publicación son, positiva o negativamente, el crisol de
la práctica científica; por ejemplo:
O divulgas o publicas. ¿Qué te pide el ? Te pide las dos cosas, pero te
pide más artículos y de mayor impacto; los de mayor impacto es cada vez
más difícil [inaudible], tienes que irte a los open access que te cobran, enton-
ces no hay recursos (Química Bióloga Agropecuaria, Investigadora Titular
del ).
Mantener la productividad es dura, es trabajo de tiempo completo y
más [...]” (Bióloga, Investigadora Titular del ).
Resulta que los investigadores dejan de ser investigadores para conver-
tirse en escritores (Geóloga, Investigadora del ).
Cada vez este mundo de la ciencia, cada vez es más competitivo; si antes
tener diez publicaciones era mucho ahorita no es nada... y para hacer un
artículo es bastante duro (Químico, Posdoctorante del ).
Es eso o nada, necesitas publicar, necesitas comprobar eficiencia, nece-
sitas productividad [...] (Química Farmacéutica, Investigadora del Programa
Cátedras Conacyt del ).
Estamos asistiendo a una versión revitalizada de la famosa sentencia
publicar o perecer”; esta vez de la mano de los organismos nacionales de
ciencia y tecnología como el Conacyt. Son ellos, con sus instrumentos de
política de ciencia y tecnología, quienes anteponen la cultura de la publi-
cación a la cultura de la investigación. La hipervaloración de la produc-
tividad, medida en publicaciones, no es un asunto menor porque ella
genera una noción de ciencia sin sujetos: no importa la persona sino su
producto en forma de artículo publicado. Como mencionó uno de los
entrevistados, de lo que se trata es de humanizar las evaluaciones, com-
prender que “detrás del producto hay un ser humano, tenemos que cono-
cer a ese ser humano” (Médico, Investigador Titular del ). En términos
de la subjetividad científica, esos modelos científicos generan disrupcio-
nes con el sentido que los investigadores confieren al rol de la ciencia en
sociedad.
89
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PERCEPCIONES SOBRE LAS POLÍTICAS DE CTI
En este apartado iniciaré exponiendo las apreciaciones que los entrevistados
tienen sobre las políticas de ciencia, tecnología e innovación () en enla-
ce con sus prácticas cotidianas. Una apreciación común entre los entrevis-
tados es que “las personas que hacen las políticas públicas no entienden la
importancia de la ciencia; los políticos la ven como una carga en el presu-
puesto” (Agrónomo, Investigador Titular del ). Especialmente los
investigadores del  apuntaron que existe un distanciamiento entre las
políticas generadas por Conacyt y los gobernadores respecto a las necesida-
des y problemas reales del estado de Yucatán. En ese desconocimiento –y
en relación con lo mencionado en el apartado anterior–, los instrumentos
de las  se enfocan en evaluar la productividad, mas no las aportaciones
de los investigadores a los problemas de orden territorial. De ello se des-
prende que los funcionarios “quieran simplificar el panorama para poder
tomar decisiones” (Bioquímica, Investigadora Titular del ). Entonces la
percepción que se tiene es que hay una ruptura entre el gobierno y la cien-
cia en la definición de las . La interacción de los políticos con los cien-
tíficos es nula porque aquellos no escuchan las sugerencias de los
investigadores (Ingeniero Agrónomo, Investigador del ); esto impide
que se den los recursos necesarios para atender problemas reales, lo cual es
un obstáculo importante para generar el vínculo ciencia-sociedad (Bióloga,
Investigadora Titular del ).
Las percepciones cambian de acuerdo con la institución de adscripción:
desde el  se piensa que los centros públicos de investigación tienen unas
políticas restrictivas y demasiada burocracia que desfavorece el ejercicio de
la investigación y la realización de proyectos exitosos de “mayor impacto”.
Desde el , los reparos son por la desventaja que tienen las universidades
privadas en el acceso a recursos públicos frente a las instituciones como la
 o el Instituto Politécnico Nacional.
Pues muchos de los comités de evaluación los maneja la , los maneja
el Poli [Instituto Politécnico Nacional]; pues realmente es muy limitada la
cantidad de recursos que... que se pueden recibir. Imagínate: acaban de
publicar los resultados de la... [convocatoria del Conacyt] de Ciencia Básica
[...] y todos son instituciones públicas, universidades públicas o centros
Conacyt, ¿sí? Y ya al final, solo tres proyectos del Tecnológico de Monterrey
aprobados, cuando el Tecnológico de Monterrey tiene campus en todo el
país, ¿no? Entonces dices: ¡ah, pues muy limitado el número de proyectos
aprobados! (Ingeniero Agrónomo, Profesor Investigador del ).
90 CÉSAR GUZMÁN TOVAR
Y desde la , se demandan unas políticas que flexibilicen o reduzcan los
procedimientos burocráticos, así como una evaluación centrada en “la cali-
dad y no en la cantidad”. En los investigadores entrevistados –especialmente
del  y del – se identificó una paradoja porque los procesos burocrá-
ticos obstaculizan el desarrollo “normal” de las investigaciones –particular-
mente de los experimentos–, pero al mismo tiempo los investigadores están
presionados por mostrar resultados anualmente para no perder las bonifica-
ciones salariales del  y de los programas de apoyo institucional.
Las diferentes percepciones entre los investigadores de la universidad
pública, la universidad privada y el centro público de investigación no son
contradictorias, más bien se complementan si tomamos como punto de
vista las  como un órgano nacional. Si los investigadores identifican
fallas desde sus diversos lugares de enunciación es porque existen grietas en
el bloque de las políticas que están afectando sus prácticas cotidianas.
Identificar de manera sistemática las consecuencias de esas grietas es una
tarea que debe conducir a redefinir los instrumentos de las . Desde las
ciencias sociales y los estudios sociales de la ciencia se ha generado infor-
mación importante al respecto,
[14]
el paso siguiente es, como decía uno de
los entrevistados, incentivar a los funcionarios y políticos para que abando-
nen sus prácticas egocéntricas y escuchen a los científicos. La interacción
entre científicos y políticos en ese sentido contribuye a la generación de
 contextualizadas, como lo han mostrado los estudios de Bagattolli et
al. (2015) y Dutrénit y Natera (2017).
Contextualizar las  significa ampliar el rol de la ciencia y la tecnolo-
gía más allá de los discursos y la retórica política caracterizada por una visión
simplista de la gestión de cada gobierno invisibilizando sus propias deudas
y vacíos. De igual forma, la descontextualización por parte del sector políti-
co ha llevado a generar una visión simplificada del rol de la ciencia en la
sociedad, centrada en datos, estadísticas y porcentajes de productividad.
¿HACER CIENCIA PARA QUÉ?
Pero el significado que los investigadores otorgan a la ciencia parece ser más
rico en términos del vínculo con la sociedad. En ningún caso los científicos
mencionaron la publicación de artículos como una contribución de la cien-
cia; tampoco identifican el número de citaciones que tienen como un logro
[14] Véanse, por ejemplo, Bensusán y Valenti (2018), Casas y Dettmer (2003) y Didou
y Gérard (2010).
91
REDES
, VOL. 25, Nº 49, BERNAL, DICIEMBRE DE 2019, PP. 69-99
trascendental en sus carreras como investigadores; y se alejan de la perspec-
tiva que ubica la productividad como un valor científico. Sobre el rol de la
ciencia en sociedad pude identificar dos perspectivas generales: una que
confiere a la ciencia el papel primordial de la contribución al conocimien-
to, y otra que se centra en la contribución a desarrollos –tecnológicos y bio-
tecnológicos– aplicables en el país.
La primera es común en los científicos que orientan sus trabajos a la
investigación básica. El perfil de estos científicos es el de personas que plan-
tean proyectos para ser desarrollados en laboratorio, sus retos profesionales
se plasman en preguntas con alto contenido teórico y discusiones episte-
mológicas, disfrutan el trabajo de mesa –experimentación. Por otro lado,
los científicos que valoran la orientación aplicada plantean proyectos que
puedan derivar en algún tipo de aplicación, disfrutan el trabajo en campo,
están decididos a interactuar con el sector productivo, valoran la realización
de productos derivados de sus investigaciones, abogan por una interlocu-
ción entre las universidades y los otros sectores de la sociedad, y se lamen-
tan que en sus instituciones no haya amplias posibilidades de crear empresas
tipo spin-off.
Pero estos dos perfiles generales no se contraponen de ninguna manera;
durante las entrevistas realizadas pude identificar varios relatos que asumen
la ciencia como un continuum entre la orientación básica y la orientación
aplicada. Estas nociones que remiten a prácticas “intermedias”, ya han sido
caracterizados por autores como Stokes (1997) o Hessels y Van Lente
(2008), y parecen encontrarse en los relatos de algunos entrevistados. Por
lo tanto, podemos argüir que el trabajo que los entrevistados realizan dia-
riamente está asociado a la idea de “la ciencia con un horizonte u objetivo
social”, y que la idea es materializada a través de diferentes orientaciones e
intereses, lo cual genera diversas valoraciones sobre el vínculo ciencia-socie-
dad. Esta valoración sobre la ciencia –construida subjetivamente, pero com-
partida colectivamente– no hace parte del modelo científico establecido en
México, lo cual ha generado una ruptura entre lo que quieren hacer los
científicos y lo que el  los orienta a hacer.
PERFILANDO LAS SUBJETIVIDADES CIENTÍFICAS:
A MODO DE CONCLUSIÓN
De acuerdo con el estudio realizado en las tres instituciones mexicanas, los
científicos se afirman en una variedad de apreciaciones sobre la producción
de conocimientos que no se adecúan fielmente a las popularizadas maneras
92 CÉSAR GUZMÁN TOVAR
de concebir la actividad científica de Merton o de Gibbons y sus colabora-
dores. Esta demarcación conceptual se yergue a partir de las diferenciacio-
nes geográficas y temporales de los postulados de aquellos autores, con las
trayectorias biográficas de los investigadores, y con la micropolítica de las
instituciones. También se debe tener en cuenta que la formación de inves-
tigadores –etapa de la vida académica en donde se forjan las bases de la
identidad de grupo como parte del ethos científico (Hamui, 2008)– en
América Latina se ha caracterizado por la diversidad de efectos entre insti-
tuciones, grupos y disciplinas. En esas intersecciones se evidencia, por ejem-
plo, un tránsito entre la reproducción de prácticas científicas que enfatizan
en lo individual –el proyecto individual– y la afirmación de la formación
científica como estrategia para la modernización y reforzamiento de las
capacidades nacionales de investigación, particularmente ligada a las cien-
cias básicas (Vessuri, 2007a).
Aunque los discursos sobre la innovación y las prioridades de investiga-
ción correspondientes a objetivos nacionales de bienestar y desarrollo
siguen siendo protagonistas en la retórica institucional y política (Sebastián,
2009), las prácticas cotidianas de los investigadores se encaminan a poner
mayor relevancia en proyectos menos ambiciosos, sin que esto signifique
dejar de lado el vínculo entre ciencia y sociedad. Todo lo contrario: los cien-
tíficos abogan por proyectos que busquen soluciones a problemas concretos
de la realidad social, buscan alianzas efímeras para proyectos de investiga-
ción muy puntuales con un nivel de impacto local. En ese sentido, se iden-
tificó en los investigadores entrevistados un ethos que asume la ciencia desde
una preocupación legítima por proporcionar soluciones a problemas
sociales.
Sin embargo, el estudio permite concluir que los entrevistados tienden
a trabajar de manera aislada dentro de sus unidades o departamentos de
investigación, esto como corolario de la poca confianza entre los colegas
para trabajar colaborativamente entre ellos. Estas prácticas pueden ser defi-
nidas como “individualismo académico”, caracterizado por Casas:
En la mayoría de las unidades de investigación el núcleo básico está cons-
tituido por un investigador, con grado de maestro o doctor, y un conjunto
de estudiantes que apoyan sus tareas. Existe muy poca comunicación entre
los diferentes núcleos de una misma unidad de investigación, ya que gene-
ralmente trabajan en proyectos distintos. Esa actitud individualista en el
trabajo lleva a una división física de las unidades de investigación en labo-
ratorios, que se constituyen así en terrenos muy bien diferenciados para
cada investigador, y que incluso en algunos casos llevan su nombre. No
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existe una actitud de colaboración entre investigadores con alto nivel de
formación y experiencia [...] (Casas, 1993: 177).
De acuerdo con los hallazgos de esta investigación, casi veinte años después
del estudio de Casas, aún sigue existiendo poca comunicación, división físi-
ca de las unidades en laboratorios aislados –lo que he denominado oasis de
la ciencia– y poca colaboración entre colegas de una misma institución.
Este panorama pone en cuestión el modelo idealizado de los países indus-
trializados y permite identificar otros patrones organizativos en los grupos
de investigación (Forero y Estrada, 2008).
Estas aristas configuran subjetividades científicas caracterizadas por
prácticas de trabajo individuales o en pequeños grupos. Ello reforzaría la
hipótesis de la , según la cual “la investigación aplicada y la vincula-
ción en México dependen más del compromiso y de las relaciones de los
individuos que de una estrategia programada de interacción” (Ginés Mora
et al., 2006: 50, citado por Didou y Remedi, 2008: 17). Valdría la pena
profundizar en esta conjetura a través de estudios empíricos que involucren
distintos niveles de análisis desde lo individual hasta lo estatal.
Lo que sí se puede corroborar con esta investigación es que no hay
homogeneidad en las prácticas científicas de los investigadores mexicanos.
Algunos están integrados al circuito internacional de la producción cientí-
fica (Kreimer, 2006) mediante proyectos con importantes recursos huma-
nos y financieros
[15]
mientras que otros se vinculan a redes locales o
regionales de conocimiento (Casas, 2001) desarrollando proyectos con un
perfil de aplicación territorial, como es representativo en el caso de los
investigadores del .
La comprensión de las subjetividades científicas a través de las variables
aquí seleccionadas nos da la idea de un hacer ciencia que se despliega entre
la afirmación disciplinaria, el aislamiento entre colegas y la limitación ins-
titucional en proyectos colaborativos/transdisciplinarios de largo aliento.
Esto parece estar explicado en gran parte por el sistema de evaluación por
áreas de conocimiento definido por el  en donde los investigadores
deben someter sus productos a comisiones específicas. Cada proyecto,
entonces, debe ser contemplado bajo esa lógica pues sus productos tendrán
[15] Es el caso encontrado en el  con los proyectos: “Abastecimiento de agua para el
futuro en el Área Metropolitana de Monterrey” e “Implementación del Índice de Salud del
Agua en las cuencas hidrográficas de Guandú (Brasil), Alto Mayo (Perú) y Bogotá
(Colombia)”. Estos proyectos vinculan investigadores de diferentes países y disciplinas en
diálogo con las comunidades en donde se realizan.
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que ser evaluados bajo disciplinas y subdisciplinas preestablecidas. Como
consecuencia, existe una interpelación generalizada al modelo científico
estipulado por el Conacyt, pero en la práctica los científicos no han logra-
do desmarcarse de la hipervaloración a la productividad en formato de
artículos.
Los elementos de esta investigación exploratoria pueden ser trasladados
a otras instituciones de investigación mexicanas o latinoamericanas para
ampliar el panorama sobre la configuración de las subjetividades científicas.
Nuestro desafío actual es abrir posibles caminos hacia el mejoramiento de
las condiciones laborales, procurar una formación de las nuevas generacio-
nes evitando los sesgos de hoy y, con ello, generar un sistema científico
basado en la calidad de la producción y en diálogo permanente con los pro-
blemas sociales de la región. Si esta investigación es considerada como una
contribución a ello quiere decir que es imprescindible seguir explorando la
línea de investigación aquí esbozada.
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