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DOI: https://doi.org/10.48160/18517072re58.362
Brechas de género en la ciencia. Un análisis de los
proyectos de investigación de las Universidades
radicadas en la Provincia de Buenos Aires+.
Diana Suarez*
Florencia Fiorentin**
Nora Goren***
Resumen
Este trabajo analiza las brechas de género en la actividad de ciencia y tecnología (CYT)
de las universidades de gestión pública (UUPP) radicadas en la Provincia de Buenos
+ Este documento se basa en los resultados del proyecto “Producción de conocimiento científico.
Transversalización de género en la agenda” que tenía un objetivo más amplio de análisis de los
proyectos de investigación y vinculación de las universidades de gestión pública (UUPP) con asiento en
la provincia, financiado y realizado en el marco de la convocatoria 2021 de los “Proyectos de
investigación y trasferencia (PIT) del CONUSUR”, y ejecutado por la Universidad Nacional de José C.
Paz (UNPAZ), la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) y la Universidad Nacional de
Quilmes (UNQ). La ejecución del proyecto contó también con la participación de Luciana Llorca, Alexis
Tcach, Alan Echabarri, Guillermo Raulferron, Mariana Suarez, María Laura Carbajal, Mariana Capello,
Johanna Maldovan Bonelli, Nora Dari, María Alejandra Zinni, Casandra Hojman y Yamila Figueroa.
Agradecemos a todos/as por su contribución a los resultados y reflexiones sobre los que se basó este
trabajo.
* IDEI/UNGS - CIECTI. Correo electrónico: suarezdv@gmail.com
** IDEI/UNGS CONICET. Correo electrónico: ffiorentin@campus.ungs.edu.ar
*** IESCODE/UNPAZ. Correo electrónico: norgoren@gmail.com
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Aires (PBA). Se analiza la segregación ocupacional mediante la composición y roles
de los equipos de investigación y la distribución de varones y mujeres entre áreas
disciplinares. Se construyó una base de datos con información a nivel de integrantes
y área disciplinar de los proyectos de investigación radicados en las UUPP de la PBA.
La muestra incluye información sobre 2401 proyectos de investigación y 12310
personas (20 de 24 UUPP). Los resultados muestran la existencia de segregación
vertical y horizontal en la CYT en las UUPP de la PBA. Las mujeres tienen menor
probabilidad de dirigir proyectos de las ciencias exactas y naturales y en las ciencias
agrarias e ingenierías, respecto de las ciencias sociales. La cantidad proporcional de
mujeres en la muestra es 3 puntos porcentuales menor que la cantidad de mujeres
que dirigen proyectos a nivel nacional. Esta diferencia aumenta cuando los equipos
son dirigidos por varones. Destacamos la necesidad de seguir incorporando la
perspectiva de género de manera transversal en la CYT para disminuir hasta erradicar
las brechas sexo-genéricas.
Palabras clave
BRECHA DE GÉNERO, CIENCIA Y TECNOLOGÍA, UNIVERSIDADES
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Introducción
El objetivo de este artículo es analizar las brechas de género en la actividad científica
y tecnológica de las universidades de gestión pública (UUPP) radicadas en la Provincia
de Buenos Aires (PBA). El foco está puesto en las áreas disciplinares y la estructura
de los equipos de investigación. Analizar los sistemas de CYT con perspectiva de
género obliga a abordarlos a partir de dos dimensiones en simultáneo. Por un lado,
las Universidades como un sector de actividad, partícipes por tanto del mercado de
trabajo; y por el otro, las universidades como productoras de conocimiento, a través
de proyectos de investigación y desarrollo. Por tanto, se propone un análisis que
reflexiona en torno a la existencia de segregación ocupacional distinguiendo entre
segregación horizontal (diferencias en la participación de las mujeres por disciplina) y
segregación vertical (diferencias en el lugar que ocupan las mujeres dentro de los
equipos de investigación) a partir de los proyectos radicados en las UUPP.
Existe consenso en la literatura respecto de la presencia de brechas de género
en la ciencia, resultado de estructuras patriarcales que configuran al sistema socio-
productivo en general y al de ciencia y tecnología (CYT) en particular, y que por lo tanto
tienden a premiar supuestos atributos masculinos, al tiempo que penalizan atributos
que socialmente configuran lo femenino (Guarino y Borden, 2017). Asimismo, en la
actividad académica las mujeres enfrentan mayores obstáculos para progresar en sus
carreras, sea vinculado con la promoción, o sea relativo a la tasa de publicaciones y
citas (Cole y Zuckerman, 1984). Se genera y perpetúa así una suerte de pirámide de
inequidades en la que las mujeres se encuentran sobrerrepresentadas en la base
(becarias y asistentes) y subrepresentadas en la cima (dirección de equipos y
proyectos), que retroalimenta a su vez las posibilidades de avanzar hacia los
escalafones superiores debido a la menor participación en las actividades de
producción y dirección. Este fenómeno se conoce como techo de cristal (León et al.,
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2017; Mauleón y Bordons, 2006; Park, 2020) y piso pegadizo (Bukstein y Gandelman,
2019; Carrillo et al., 2014; Goren, 2021), y se verifica con igual naturaleza e intensidad
tanto en países desarrollados como en desarrollo, y con mayor intensidad en las
disciplinas vinculadas a las ciencias naturales, exactas y las tecnológicas en
comparación con las ciencias sociales y humanidades (Fiorentin et al., 2022).
El recorte analítico aquí propuesto son las 24 universidades de gestión estatal
radicadas en la Provincia de Buenos Aires, de la Argentina. La relevancia de este
estudio radica en aportar evidencia respecto de las brechas de género en
investigación en las universidades de la provincia que concentra a más del 40% de la
población del país (Goren et al., 2020), con mayor aporte al PBI, el empleo y las
actividades de CYT. En efecto, la provincia de Buenos Aires concentra el 28,5% y el
32,9% del personal e inversiones en I+D, respectivamente (SICYTAR, 2022). Por otra
parte, no hemos encontrado en la literatura estudios como el que hemos llevado
adelante, que contengan el análisis de los equipos de investigación y el lugar que
ocupan las mujeres en ellos. Por el contrario, la evidencia para la Argentina se
concentra en las personas a cargo de la dirección de los proyectos, en particular de
los proyectos de investigación científica y tecnológica (PICT) financiados por la Agencia
de I+D+I, que, aunque relevantes para entender la investigación en nuestro país, solo
contemplan a un grupo reducido de personal en investigación, concentrado además
entre aquellos/as investigadores/as con mayor trayectoria (Suarez y Pereira, 2023).
Estudios más extensos se basan en la población de personal en I+D contenida en el
registro público de currículos (CVAR), aunque nuevamente acotado a la singularidad
de una persona y no a los equipos de investigación (D’Onofrio y Tignino, 2018).
La premisa de partida de este trabajo es que estudiar los equipos y temas de
investigación permite proyectar la dinámica de la I+D y generación de conocimiento en
las UUPP más allá de la situación actual de los equipos y más allá de las tradicionales
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distribuciones por grandes campos del saber. Nos motiva la identificación de criterios
para el diseño de políticas de CYT que permitan el cierre de la brecha, pero
especialmente que eviten su generación y reproducción.
La evidencia empírica sobre la cual trabajamos surge de una base de datos en
la que compilamos los proyectos de investigación radicados en universidades públicas
con asiento en la provincia de Buenos Aires (UUPP), con información a nivel de
integrantes y roles. El trabajo de recolección de información se extendió entre junio y
septiembre de 2022 y se relevaron 20 UUPP. Esto implica una tasa de respuesta del
80% respecto de todas las UUPP con asiento en la provincia de Buenos Aires y también
del 80% en términos del área de influencia de cada universidad y sus sedes. La
muestra resultante incluye información sobre 2401 proyectos de investigación y 12310
personas. Metodológicamente, analizaremos la existencia de brechas entre varones
y mujeres, es decir, la existencia de distancias entre la participación y roles de varones
versus mujeres (brechas de participación y brechas de dirección, respectivamente).
Los resultados indican que existe segregación vertical y horizontal en la
actividad de I+D en las UUPP de la provincia de Buenos Aires: las mujeres tienen menor
probabilidad de dirigir proyectos de las ciencias exactas y naturales y en las ciencias
agrarias e ingenierías, respecto de las ciencias sociales. La cantidad proporcional de
mujeres en la muestra es 3 puntos porcentuales menor que a nivel nacional (SICYTAR,
2022). Esta diferencia aumenta cuando los equipos son dirigidos por varones. Es
decir, la brecha de participación aumenta cuando los proyectos son dirigidos por
varones. De esta manera, existen brechas de género en el sector de la I+D, que
principalmente se verifican en la existencia de segregación vertical.
El documento se estructura con esta introducción, seguida por una sección
dedicada a la presentación del marco teórico. En la tercera sección se presenta la
metodología, que incluye la presentación de la base de datos y la estrategia de
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estimación. La sección cuatro analiza la estadística descriptiva, seguida por la
estimación y análisis de resultados econométricos. Finalmente, en la última sección
presentamos una serie de recomendaciones vinculadas con los resultados
encontrados y con la disposición y posibilidad de construcción de bases de datos a
nivel provincial que permitan desarrollar nuevas investigaciones a de los resultados
de la presente.
Brechas, género y ciencia
Conocimiento, género y sociedad
Los sesgos de género atraviesan todos los aspectos de la sociedad. Los roles y
estereotipos de género, en base a una matriz binaria y biologicista, se han plasmado
en la construcción de subjetividades que naturalizan esos roles y modos de ser
femeninos y masculinos (Goren, 2022; Lawson et al., 2021; Magua et al., 2017;
Steinþórsdóttir et al., 2020; Wenneras y Wold, 1997). En ese marco, en el campo de
la CYT los sesgos de género están tan presentes como invisibilizados. El proceso de
generación del conocimiento científico (es decir, el “método”), el conocimiento en sí y
el rol de los/as científicos/as se presentan como carentes de cualquier sesgo
“subjetivo” (Harding, 1995; Keller, 2001). Por lo tanto, como portadores de saberes
universales, absolutos, sin desvíos y sin dar cuenta de los factores estructurales que
moldean su subjetividad. No obstante, miradas críticas en términos del género han
apuntado sobre el sesgo androcéntrico de la CYT, los roles de género de los/as
científicos/as, y la multiplicidad de facetas en las que se manifiesta que el campo de
la CYT está masculinizado (ver Fiorentin y Suarez, 2021 para un debate al respecto).
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Una dimensión clara en la que se manifiesta el sesgo de género en la CYT es la
división tradicional entre ciencias “duras” (masculinizadas) y “blandas” (feminizadas),
que se vinculan con el abordaje epistemológico que hacemos de la CYT (Keller, 2001).
En ese sentido, domina en los sistemas de CYT (como en todo sistema patriarcal) un
binarismo jerárquico en el que lo masculino se posiciona por sobre lo femenino: las
ciencias “duras” sobre las “blandas”, las tareas de cuidado universitarias sobre las
tareas de producción académica, entre tantas otras (Lawson et al., 2021; Magua et
al., 2017; Steinþórsdóttir et al., 2020; Wenneras y Wold, 1997). Existe, entonces, una
performatividad del género en el método científico y tecnológico, que responde a lo
masculino: lo viril, lo robusto, lo fuerte (Haraway, 1995). Aquí se encuentra, además
de la ciencia dura y ciencia blanda, la división entre lo productivo e improductivo, lo
remunerado y no remunerado, lo fuerte y lo débil, entre otros. De esta forma, estas
disciplinas más duras y vinculadas con los sectores que generan mayores ingresos
están también más masculinizadas. Además, son las disciplinas más traccionadas en
el marco del paradigma tecno-económico actual, que se denomina en la literatura
como “Industria 4.0” y que en la literatura de los estudios de la CYT se asocian con las
disciplinas STEM (en inglés: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Se suma a
esto una suerte de división sexo-genérica también al interior de los equipos, en la que
las actividades asociadas con lo productivo (la producción académica) encuentran
subrepresentadas a las mujeres, al tiempo que se les asigna una mayor carga de
actividades de gestión y formación, infravaloradas en el sistema de promoción
académica (Guarino y Borden, 2017).
La relevancia de esta investigación, enfocada en el análisis de los proyectos de
investigación, responde a la necesidad de democratizar la CYT, en este caso en lo que
refiere a la transversalización de la perspectiva de género. Dentro de las sociedades
patriarcales, la construcción de conocimiento y el resultado generado se plantean
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como fenómenos neutros, objetivos y por tanto desligados de valores (Harding, 1995;
Keller, 2001). Se supone que existe una distancia entre “el sujeto que investiga” y el
“sujeto investigado”, que responde a la búsqueda de completa objetividad en el
proceso científico de construcción de conocimiento. Eso, en teoría, aplica a todas las
disciplinas, aunque en mayor medida a las sociales, porque allí “sujeto que investiga”
y “sujeto investigado” interactúan. No obstante, la manera de abordar los fenómenos
a la hora de realizar investigación científica se encuentra atravesada por la propia
percepción de quienes los investigan (Espino, 2010; Harding, 1995). En tanto las
percepciones son construcciones que se moldean en el espacio social, se encuentran
también atravesadas por relaciones sociales basadas en un esquema patriarcal. Las
preguntas y respuestas que se generan en la construcción de conocimiento
reproducen estas dinámicas, por lo que se concentran en los asuntos de los estratos
sociales hegemónicos: varones cis, blancos, de países desarrollados. Así, de manera
aparentemente sutil, pero a la vez absolutamente evidente cuando prestamos
atención, existe una profunda dominación masculina en el campo científico y
tecnológico (Millett, 2017).
En este sentido, las universidades son los espacios de transferencia y aprendizaje
de conocimientos por excelencia y, principalmente en el caso argentino, de generación
de conocimiento. En la medida en que en esos procesos no se reconozca que el
conocimiento científico está atravesado por relaciones patriarcales y un binarismo
jerárquico, entonces las universidades se comportarán como instituciones
reproductoras y profundizadoras de relaciones sociales patriarcales, con los
esquemas de dominación que en ellas prevalecen (Millett, 2017). Ese es precisamente
el problema que estaríamos identificando en las universidades, aún cuando la
presencia femenina es importante y muchas transformaciones estén en proceso.
Entonces, impera la necesidad de continuar con la incorporación en la práctica
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científica y tecnológica y de enseñanza superior con perspectiva de género. En este
documento nos centramos en el primer punto, esto es, las actividades de CYT,
incluidas las actividades de I+D. Sostenemos la importancia de reconocer que los
conocimientos son situados, que de ninguna manera puede separarse al sujeto que
estudia del que es estudiado, y mucho menos puede darse la lectura del objeto de
estudio sin que la atraviesen las propias vivencias y creencias personales, que
también son construcciones sociales. Y que esto ocurre tanto en las ciencias
“blandas”, como en las “duras”, porque, en efecto, todas las ciencias son sociales.
Los sesgos de género en datos y conceptos: techos de cristal,
paredes de cemento y piso pegadizo
Los estudios sobre la CYT enmarcados en el estudio de las brechas de género han
resultado en la proliferación de diversos conceptos que se encargan de definir,
describir y cuantificar algunas dimensiones de los sesgos. Muchos de ellos son
importados de los estudios de mercado de trabajo y género, como el de segregación
ocupacional, y reelaborados en función de las características propias de los sistemas
de CYT, que son considerados como la industria que se encarga de aplicar y generar
conocimiento. Otros, por las características propias de dicha industria, han emergido
directamente en el marco de los denominados estudios sobre CYT y género. Entre
ellos, y a los fines de esta investigación, nos interesa señalar aquellos que refieren a
la segregación ocupacional: vertical (techo de cristal, tubería con fugas y piso
pegadizo) y horizontal (sesgos disciplinares, paredes de cemento), y al efecto Matilda
(Rossiter, 1993).
La asignación de roles de género, que promueven un tipo de performatividad
para varones y otro para mujeres, se manifiestan en el tipo de tareas que se asignan,
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y también que se realizan a partir de la elección personal, en las metas que se
construyen investigadores e investigadoras, e incluso en la justificación de la
existencia de brechas. Quizás el ejemplo más ilustrativo, y que refiere a la segregación
horizontal, tiene que ver con la identificación de la decisión de las mujeres en no
estudiar ingeniería, como un problema que emerge de “los gustos y preferencias” de
las mujeres y no de la construcción social (y sesgada) de esos gustos y preferencias.
Esto, por un lado, pierde de vista que existe un ideal social y modo de organización
que desincentiva a las mujeres a estudiar ese tipo de disciplinas y las incentiva a
dedicarse a los oficios más vinculados con lo femenino. Eso es un claro sesgo
inconsciente. Ahora bien, las que lo hacen, son discriminadas por la industria (no
son contratadas), menos valoradas y promovidas. Esos son claros sesgos explícitos.
En referencia a los sesgos inconscientes, en ese punto también se encuentra
el piso pegadizo: muchas mujeres que tienen la posibilidad de ser ascendidas
prefieren que no ocurra, porque no consideran que ese es su rol (porque así les fue
enseñado) (Bukstein y Gandelman, 2019; Carrillo et al., 2014). El sesgo explícito en
ese sentido es el techo de cristal, es decir, las barreras y menores oportunidades para
las mujeres de avanzar en la carrera (León et al., 2017; Mauleón y Bordons, 2006;
Park, 2020). En materia de CYT, eso se refleja claramente en la dirección de proyectos
y de equipos y en la formación de recursos humanos. Implican la menor posibilidad
de desarrollar una diversidad de tareas para las mujeres, lo cual atenta contra su
formación profesional y genera los procesos de techo de cristal y piso pegadizo. En la
medida en que las investigadoras se concentran de manera más exclusiva en las
tareas de docencia o el vínculo con el estudiantado, en lugar de desarrollar proyectos
para postular a fondos (públicos, privados, externos, entre otros), eso genera un
inconsciente personal vinculado con la incapacidad de desarrollar otro tipos de tareas
(que hacen al desarrollo y reputación profesional), y también una realidad empírica,
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que se refleja en los techos de cristal: las mujeres, al final, terminan teniendo menos
méritos que los varones (por ejemplo, menor productividad académica).
Todo lo anterior se refleja en el reconocido efecto Matilda: las investigadoras
alcanzan menor reputación que sus pares varones, por la existencia de brechas de
género en los sistemas de ciencia y tecnología que dificultan su desarrollo profesional
(Rossiter, 1993). En la práctica, eso se manifiesta explícitamente en regularidades
empíricas vinculadas con mejor desempeño de los varones respecto de las mujeres,
solo por ser varones y solo por ser mujeres (el “enigma de la productividad”, siguiendo
a Cole y Zuckerman, 1984). En la empírea, eso se asigna al término de error de las
estimaciones econométricas, quedando las brechas de género tras un velo estadístico
de errores en la predicción o menores niveles de significatividad, cuando en realidad
se trata de procesos conscientes e inconscientes de discriminación. En otros rminos,
se estiman probabilidades considerando a varones y mujeres como si fueran iguales
(iguales trayectorias y antecedentes) cuando el sistema impide, de hecho, que eso
sea así.
Con este marco, nos preguntamos acerca de la existencia de procesos de
segregación ocupacional, de naturaleza vertical y horizontal, que se materializan en
brechas de género. Esto es, diferencias en la cantidad de mujeres en los equipos de
investigación versus la cantidad de varones, según la disciplina (brechas de
participación/horizontal); y diferencias entre varones y mujeres en la dirección y
codirección de proyectos, versus su participación en el total de personas en CYT
(brechas de roles/vertical).
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Metodología
Construcción de la base de datos
Dados los objetivos del proyecto, la estrategia metodológica consistió en el armado
de una base de datos sobre proyectos de investigación radicados en universidades
de gestión pública (UUPP) con asiento en la provincia de Buenos Aires, con información
a nivel de integrantes. La información fue proporcionada por las Secretarías de
Investigación de las UUPP, sobre la base de los siguientes criterios: i. proyectos
acreditados según Programa de Incentivos; ii. Proyectos acreditados por la
Universidad (con o sin financiamiento); iii. Proyectos acreditados por el
FONCYT/Agencia I+D+I; iv. Proyectos acreditados por el CONICET. En todos los casos,
vigentes al 30 de junio de 2022. Para todos los proyectos se solicitó información sobre:
integrantes, dirección y co-dirección; título, resumen, área disciplinar del proyecto y
tipo de acreditación. Se recogieron en total 20 formularios correspondientes a 20 UUPP,
de un total de 24 UUPP con asiento en la provincia (en el anexo 1 se detallan las
universidades incluidas en el set de datos). A partir de ellos se conformó una base de
datos con información sobre 2401 proyectos de investigación y 12310 personas (base
UUPP20). Solo en 16 casos se incluyeron detalles sobre los/as integrantes de los
equipos, por lo que se construyó una submuestra de 16 UUPP para realizar análisis
sobre esta característica de los proyectos (base UUPP16)1. La base UUPP16 incluye
información sobre 1778 proyectos de investigación y 11668 personas.
1 Aunque originalmente se solicitó además información sobre estudiantes y becarios/as, ese tipo de
información solo estaba sistematizada en 12 de las 20 universidades, por lo que se optó por no
incorporarla a la base.
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Desafortunadamente, no existe un registro actualizado del personal en
investigación en las UUPP que permita estimar el alcance en términos de personas (la
última información disponible a través de la Secretaría de Políticas Universitarias data
de 2012). No obstante, si se las considera en términos de la proporción de estudiantes
y con datos de 2019, las UUPP relevadas dan cuenta del 59% de la población estudiantil
en la provincia (SPU, 2022). Asimismo, el relevamiento de proyectos de investigación
muestra una tasa de cobertura geográfica del 87%, en particular para la región del
Conurbano Bonaerense. Es decir, de los 16 partidos del Conurbano donde se
encuentran radicadas UUPP, 14 respondieron al relevamiento. Consecuentemente, de
las 8 UUPP localizadas en el resto de la provincia, 6 se incluyen en el relevamiento. En
la medida que las UUPP definen su alcance en términos de zonas o partidos de
influencia, la muestra resultante alcanza una tasa de cobertura superior al 75% de la
provincia, lo que permite sostener que los temas de investigación que surgen de este
relevamiento dan cuenta de una gran parte de lo que se investiga en la provincia de
Buenos Aires, a partir de la actividad en I+D en las UUPP.
Para el análisis disciplinar se utilizó la clasificación ad-hoc basada en las
clasificaciones que utilizan la Agencia de I+D+I y el CONICET distinguiendo entre áreas
y macro-áreas del saber (el detalle de cada área y macro-área se incluye en el anexo
2). Adicionalmente, se identificaron los proyectos pertenecientes a las áreas de
nanotecnología, biotecnología y tecnologías de información y comunicación (en
adelante NBT), clasificados a partir de la identificación de palabras clave en los títulos
y resúmenes. Es importante señalar que la clasificación por áreas del saber no posee
una fila específica para NBT sino que ésta última clasificación fue extraída de la
clasificación tradicional por áreas, a partir de búsqueda de palabras clave en títulos.
Finalmente, la información provista por las UUPP no incluía detalle respecto del
género de los/as integrantes. Esta información fue agregada a partir de la asignación
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del género varón o mujer2 en función de los nombres de las personas, y utilizando
como referencia el listado histórico de nombres del Registro Nacional de las Personas
(RENAPER).
La tabla 1 a continuación muestra la distribución de los proyectos en términos
de la dirección, codirección, integrantes y área disciplinar. Tal como indica la tabla, del
total de proyectos relevados, el 38% posee codirección (ver última fila), y de ese total
el 46% de las codirecciones las ocupan hombres, mientras que el 54% las ocupan
mujeres. Entre los proyectos dirigidos por hombres, la codirección de mujeres
desciende a 17%, y entre los dirigidos por mujeres asciende a 68%. De la misma
manera, en el total de proyectos el 49% de integrantes son mujeres, valor que se
reduce a 40% cuando el proyecto es dirigido por un hombre, y aumenta a 58% cuando
lo dirige una mujer. Esta correlación en la mayor participación de mujeres (hombres)
en los proyectos cuando son dirigidos por mujeres (hombres) se verifica para todas
las disciplinas, y tanto para el rol de integrante como de codirección. Por último, el
promedio de integrantes por proyecto (ante última columna) es similar en todos los
casos: entre 3 y 3.5 personas.
2 Desde luego, la asignación de género en función del nombre implica una interpretación de lo femenino
y lo masculino, así como una mirada binaria del género. Dadas las limitaciones de la base de datos, en
tanto no se cuenta con el género declarado por cada investigador/a, hemos avanzado con la asignación
forzosa del género, siguiendo el registro histórico de nombres que realiza el Ministerio del Interior,
Obras Públicas y Vivienda a través del Registro Nacional de las Personas, disponible en
https://datos.gob.ar/dataset/otros_2/archivo/otros_2.1
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Tabla 1. Características de los proyectos por macro-área - Proyectos de
investigación
Dirección varón
Codireccion (%
s/total
proyectos)
Codirección (%
s/codirecciones)
Integrante_total
(promedio por
proyecto)
Integrantes
mujeres (%
s/total
integrantes)
Mujer
Varón
Cs. Sociales
y humanas
36 16 84 3.0 43
Cs. exactas y
naturales
53 25 75 3.1 33
Cs.
biológicas y
de la salud
39 15 85 3.2 40
Cs. agrarias,
ingenierías y
de materiales
42 17 83 3.2 38
Total
39 17 83 3.1 40
Dirección mujer
Codireccion (%
s/total
proyectos)
Codirección (%
s/codirecciones)
Integrante_total
(promedio por
proyecto)
Integrantes
mujeres (%
s/total
integrantes)
Mujer
Varón
Cs. Sociales
y humanas
34 69 31 3.1 61
Cs. exactas y
naturales
46 57 43 3.5 51
Cs.
biológicas y
de la salud
32 62 38 3.2 54
Cs. agrarias,
ingenierías y
de materiales
41 71 29 3.2 56
Total
36 68 32 3.2 58
Total
Codireccion (%
s/total
proyectos)
Codirección mujer
(%
s/codirecciones)
Integrante_total
(promedio por
proyecto)
Integrantes
mujeres (%
s/total
integrantes)
Mujer Varón
Cs. Sociales
y humanas
35 56 44 3.1 52
Cs. exactas y
naturales
50 51 49 3.3 41
Cs.
biológicas y
de la salud
36 49 51 3.2 47
Cs. agrarias,
ingenierías y
de materiales
41 55 45 3.2 46
Total
38 54 46 3.1 49
Fuente: elaboración propia en base a base UUPP20.
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Análisis estadístico y econométrico
El análisis de la base en términos de los equipos de investigación y la participación de
mujeres en la dirección y otros roles dentro de los proyectos de investigación se realizó
en tres etapas. En primer lugar, se procedió con un análisis estadístico tradicional, que
permite identificar patrones en los datos, asociaciones simples y regularidades
estadísticas.
En segundo lugar, y con el objetivo de explorar la significatividad en las
diferencias observadas en el análisis descriptivo de los proyectos de investigación, se
estimó un modelo probabilístico que testea la probabilidad de que un proyecto i sea
dirigido por una mujer (DirM) dada el área del saber (áreai), la radicación o no en una
universidad del conurbano (UUPPC), la pertenencia al grupo de disciplinas
nanotecnología, biotecnología y tecnologías de información y comunicación (NBT) y el
hecho de tratarse de un proyecto unipersonal (UNI). Desde luego, se incluye además
la probabilidad de error (u) Formalmente:
∅𝐷𝑖𝑟 = 𝛽+ 𝛽𝐴𝑟𝑒𝑎+ 𝛽𝑈𝑈𝑃𝑃𝐶+ 𝛽𝑁𝐵𝑇+ 𝛽𝑈𝑁𝐼+ µ
Dada la variable dependiente binaria, se estimó un modelo probabilístico (probit en
inglés), que estima la probabilidad de ocurrencia de un evento y se estimaron luego
los efectos marginales, de manera de facilitar la interpretación de resultados a partir
de una lectura en términos de puntos porcentuales. De esta manera, esta etapa
permite testear la existencia de brechas verticales, es decir, diferenciales en la
probabilidad de dirigir (versus ser integrante) entre varones y mujeres.
Finalmente, la tercera etapa consistió en el análisis de brechas horizontales. La
estrategia metodológica en este caso se basó en la medición de la distancia entre la
participación femenina en los equipos de investigación respecto de la media nacional,
de manera de plantear una referencia general y para toda la base respecto de sesgos
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de género en la composición disciplinar; y respecto de la media disciplinar de manera
de testear sesgos que serían propios de las UUPP.
Para la estimación de los niveles de referencia se utilizaron los datos
disponibles a partir de SICYTAR, que surgen de los registros CVAR. Aunque esta base
se encuentra relativamente acotada, surge del registro oficial de currículums de
investigadores/as, y es relativamente comparable con el registro de integrantes de
proyectos universitarios, por lo que constituye una fuente importante de información,
con datos para más de 65000 personas en actividades de I+D, de las cuales alrededor
de 25000 son investigadores/as con radicaciones en instituciones de CYT, incluidas las
universidades. Incluye, además, información disciplinar desagregada en el nivel de
temas de investigación, lo que permite la comparación con las áreas disciplinares.
Las brechas se estimaron a partir de la diferencia entre la participación de
investigadoras en el total del equipo de investigación (integrantes y/o codirectoras) y
el total de investigadoras en la Argentina. La brecha sectorial fue estimada de manera
análoga, siendo el valor de referencia la proporción de mujeres en la disciplina. En la
medida que las estimaciones se realizaron a partir de la composición de los equipos
de investigación, los proyectos unipersonales fueron excluidos (179 dirigidos por
investigadores y 188 dirigidos por mujeres), quedando la muestra resultante en 1441
proyectos (51.3% dirigidos por varones y 48.7% por mujeres).
18
Revista Redes 58 – ISSN 1851-7072
Análisis de resultados
Estadística descriptiva
En la tabla 2 se presenta la distribución de los proyectos según el género de la persona
a cargo de su dirección y las macro-áreas. Tal como puede observarse, para el total
de la muestra la dirección de los proyectos es equitativa entre varones y mujeres, y
estas proporciones son similares para cada una de las macro-áreas, con excepción
de las ciencias exactas y naturales, en las cuales los varones tienen una mayor
participación en la dirección de los proyectos (61% vs. 39%). La relación se invierte
únicamente, aunque con una diferencia reducida, para el caso de las ciencias sociales
y humanas, en los que la participación de las mujeres alcanza al 51% de los proyectos.
Tabla 2. Distribución de los proyectos según dirección y macro-área (%)
Macro
-
áreas
Investigación
Varón
Mujer
Total
Ciencias Sociales y humanas
49 51 100
Ciencias exactas y naturales
61 39 100
Ciencias biológicas y de la salud
51 49 100
Ciencias agrarias, ingenierías y de materiales
52 48 100
Total
51
49
100
Nanotecnología
44
56
100
Biotecnología
51
49
100
TIC
s
66
34
100
Total
57
43
100
Fuente: base UUPP20.
19
Revista Redes 58 – ISSN 1851-7072
Como era esperable, la distribución de los proyectos para el caso de las disciplinas
nano, bio y TICs (tabla 2) muestra un mayor sesgo, alcanzando una diferencia de 14
puntos porcentuales (p.p.) en el agregado (66% vs. 34% para el caso de la dirección
de varones y mujeres respectivamente). No obstante, esta diferencia se explica
fundamentalmente por las tecnologías de información y comunicación, disciplina en la
que los proyectos son dirigidos en un 66% por varones y 34% por mujeres. Para el
caso biotecnología esta diferencia se reduce a 51% vs. 49% para varones y mujeres,
respectivamente; mientras que en el caso de nanotecnología la relación se invierte
siendo 44% de los proyectos dirigidos por varones y el 56% por mujeres.
En relación con la composición de los equipos de investigación, se observa una
media de tamaño de 3.1 personas por equipo, que se mantiene similar entre proyectos
dirigidos por varones y proyectos dirigidos por mujeres y entre macro-áreas (tabla 3).
Si se excluyen de este cálculo a los proyectos unipersonales, la media se acerca a 4
integrantes por proyecto. Respecto de la codirección de proyectos, también se
observan proporciones similares entre proyectos codirigidos por varones o mujeres.
La media para toda la muestra es cercana al 40%, es decir, 4 de cada 10 proyectos
cuentan con codirección, proporción que se eleva en el caso de las ciencias naturales
y exactas, mientras que disminuye levemente para el resto, replicándose esta
frecuencia y distribución de manera indistinta entre varones y mujeres al frente de la
dirección.
20
Revista Redes 58 – ISSN 1851-7072
Tabla 3. Características de los proyectos por macro-área - Proyectos de
investigación
Dirección varón
Codireccion
(% s/total
proyectos)
Codirección
mujer (%
s/codireccione
s)
Integrante_tot
al (promedio
por proyecto)
Integrantes
mujeres (%
s/total
integrantes)
Cs. Sociales y
humanas
36 16 3.0 43
Cs
.
exactas y naturales
53 25 3.1 33
Cs. biológicas y de la
salud
39 15 3.2 40
Cs. agrarias,
ingenierías y de
materiales
42 17 3.2 38
Total
39 17 3.1 40
Dirección mujer
Codireccion
(% s/total
proyectos)
Codirección
mujer (%
s/codireccione
s)
Integrante_tot
al (promedio
por proyecto)
Integrantes
mujeres (%
s/total
integrantes)
Cs. Sociales y
humanas
34 69 3.1 61
Cs
.
exactas y naturales
46 57 3.5 51
Cs. biológicas y de la
salud
32 62 3.2 54
Cs. agrarias,
ingenierías y de
materiales
41 71 3.2 56
Total
36 68 3.2 58
Total
Codirección
(% s/total
proyectos)
Codirección
mujer (%
s/codireccione
s)
Integrante
total
(promedio por
proyecto)
Integrantes
mujeres (%
s/total
integrantes)
Cs. Sociales y
humanas
35 56 3.1 52
Cs
.
exactas y naturales
50 51 3.3 41
Cs. biológicas y de la
salud
36 49 3.2 47
Cs. agrarias,
ingenierías y de
materiales
41 55 3.2 46
Total
38 54 3.1 49
Fuente: base UUPP16.
Ahora bien, cuando se analiza la participación de las mujeres tanto en codirección
como en integración de los equipos, las diferencias entre proyectos dirigidos por
varones y por mujeres vuelve a aparecer, incluso a acentuarse. En materia de
21
Revista Redes 58 – ISSN 1851-7072
codirección, existe una alta probabilidad de que los proyectos dirigidos por mujeres
sean codirigidos también por mujeres (68% para todas las macro-áreas) con
frecuencias similares entre macro-áreas. A la inversa, la probabilidad de que un
proyecto dirigido por un varón sea codirigido por una mujer cae a 17% para todas las
áreas, aún más para el caso de las ciencias biológicas y de la salud y las ciencias
sociales y humanas (16%). Respecto de la integración de los equipos, se observa una
mayor participación femenina en los casos en que el proyecto es dirigido por una
mujer, participación que alcanza el 61% en el caso de las ciencias sociales y humanas,
y oscila entre 51% y 58% para el resto de las macro-áreas. En cambio, entre los
proyectos dirigidos por varones, la participación de las mujeres cae a 33% y 38% en
el caso de las ciencias naturales y humanas y las ciencias agrarias, ingenierías y
materiales, respectivamente, y se ubica en torno al 40% para el resto de las macro-
áreas.
El mismo análisis realizado para los proyectos NBT se sintetiza en la tabla 4. La
cantidad de integrantes promedio por proyecto aumenta levemente (3.4 para todos los
proyectos y todas las macro-áreas, incluidos los unipersonales), siendo levemente
superior ese ratio para los proyectos de bio y TIC e inferior para nano, tanto para los
proyectos dirigidos por varones como por mujeres. Se observa también una mayor
proporción de proyectos con codirección, cercana a la mitad de los proyectos, que se
explica por una mayor proporción de codirecciones en el caso de los proyectos
dirigidos por varones.
22
Revista Redes 58 – ISSN 1851-7072
Tabla 4. Características de los proyectos NBT – Proyectos de investigación
Dirección varón
Codireccion (%
s/total
proyectos)
Codirección
mujer (%
s/codirecciones)
Integrante_total
(promedio por
proyecto)
Integrantes
mujeres (%
s/total
integrantes)
Nanotecnología
50 19 3.4 48
Biotecnología
48 25 3.7 43
TIC
s
46 7 3.4 27
Total 47 14 3.5 35
Dirección mujer
Codirección (%
s/total
proyectos)
Codirección
mujer (%
s/codirecciones)
Integrante_total
(promedio por
proyecto)
Integrantes
mujeres (%
s/total
integrantes)
Nanotecnología
25 80 2.5 61
Biotecnología
45 53 3.2 49
TIC
s
40 69 4.0 57
Total 39 63 3.4 54
Total
Codirección (%
s/total
proyectos)
Codirección
mujer (%
s/codirecciones)
Integrante total
(promedio por
proyecto)
Integrantes
mujeres (%
s/total
integrantes)
Nanotecnología
36 54 2.9 54
Biotecnología
47 53 3.5 46
TIC
s
44 31 3.6 38
Total 44 42 3.4 43
Fuente: UUPP16.
Como era esperable, la participación de las mujeres es mayor en los proyectos
dirigidos por mujeres, con diferencias significativas en todas las disciplinas, que se
acentúan en el caso de las TIC. En este conjunto de disciplinas, los proyectos dirigidos
por mujeres cuentan con una participación del 69% de codirecciones de mujeres. En
cambio, entre los proyectos dirigidos por varones esta proporción desciende a 7%. En
nanotecnología, los proyectos dirigidos por varones y mujeres muestran una
participación femenina en la codirección del 19% y 80% respectivamente. Las
diferencias también son significativas en el caso de la participación de mujeres en
calidad e integrantes, aunque con diferencias menos pronunciadas. Entre los
proyectos dirigidos por varones en el total de NBT, las mujeres integran los equipos en
23
Revista Redes 58 – ISSN 1851-7072
un 35%, proporción que asciende a 54% en el caso de los proyectos dirigidos por
mujeres. Diferencias similares se replican en cada una de las tecnologías.
La tabla 5 sintetiza el grado de diversidad de los equipos. Aquí se observan
pocas diferencias entre macro-áreas. En primer lugar, los proyectos unipersonales
tienden a tener mayor participación entre las mujeres que los varones (23% vs 19%
respectivamente). En segundo lugar, se observan diferencias también menores en
relación con los proyectos sin diversidad (dirigidos e integrados por varones y dirigidos
e integrados por mujeres), que dan cuenta de alrededor del 18% en el caso de la
dirección masculina y del 15% en el caso de la dirección femenina. El cruce entre
género de la dirección y género de los/as integrantes muestra también una baja
participación: 11% de los proyectos dirigidos por varones se integran por completo por
mujeres y 6% de los proyectos dirigidos por mujeres se integran por completo por
investigadores varones. En consecuencia, la mayoría de los proyectos se conforma
por equipos mixtos.
24
Revista Redes 58 – ISSN 1851-7072
Tabla 5. Diversidad en los equipos - Macro-áreas – Proyectos de investigación
Dirección varón
Unipersonal (%
s/ total
proyectos)
Solo varones
(% s/ total
proyectos)
Mixtos (% s/
total
proyectos)
Solo mujeres
(% s/ total
proyectos)
Cs. Sociales y
humanas
22 15 52 11
Cs. exactas y
naturales
6 25 57 13
Cs. biológicas y de
la salud
13 21 60 7
Cs. agrarias,
ingenierías y de
materiales
20 19 50 12
Total
19 17 53 11
Dirección mujer
Unipersonal (%
s/ total
proyectos)
Solo varones
(% s/ total
proyectos)
Mixtos (% s/
total
proyectos)
Solo mujeres
(% s/ total
proyectos)
Cs. Sociales y
humanas
27 5 49 19
Cs. exactas y
naturales
6 16 62 16
Cs. biológicas y de
la salud
18 10 56 16
Cs. agrarias,
ingenierías y de
materiales
20 6 55 18
Total
23 6 52 18
Total
Unipersonal (%
s/ total
proyectos)
Solo varones
(% s/ total
proyectos)
Mixtos (% s/
total
proyectos)
Solo mujeres
(% s/ total
proyectos)
Cs. Sociales y
humanas
24 10 51 15
Cs. exactas y
naturales
6 22 59 14
Cs. biológicas y de
la salud
15 15 58 11
Cs. agrarias,
ingenierías y de
materiales
20 13 52 15
Total
21 12 53 15
Fuente: base UUPP16.
De manera análoga, la tabla 6 presenta la misma información sobre diversidad para
el caso de NBT. Aquí se observa una menor proporción de proyectos unipersonales, lo
que es esperable dado el tipo de tecnologías en cuestión. Para el resto de los tipos de
equipos se observan valores similares a los registrados para las macro-áreas y la
25
Revista Redes 58 – ISSN 1851-7072
muestra total. Se observa una baja participación de equipos sin diversidad (solo
varones y solo mujeres), que es mayor en el caso de los proyectos dirigidos por
varones. En consecuencia, también se registra una alta proporción de proyectos
mixtos, que alcanza a la mitad de los proyectos.
Tabla 6. Diversidad en los equipos - proyectos de investigación NBT
Dirección varón
Unipersonal (% s/
total proyectos)
Solo varones (% s/
total proyectos)
Mixtos (% s/
total
proyectos)
Solo mujeres (% s/
total proyectos)
Nanotecnolog
ía
13 13 50 25
Biotecnología
0 11 70 18
TICs
8 37 46 9
Total
6 26 54 14
Dirección mujer
Unipersonal (% s/
total proyectos)
Solo varones (% s/
total proyectos)
Mixtos (% s/
total
proyectos)
Solo mujeres (% s/
total
proyectos)
Nanotecnolog
ía
20 15 30 35
Biotecnología
17 12 62 10
TICs
3 3 85 10
Total
12 9 65 15
Total
Unipersonal (% s/
total proyectos)
Solo varones (% s/
total proyectos)
Mixtos (% s/
total
proyectos)
Solo mujeres (% s/
total
proyectos)
Nanotecnolog
ía
17 14 39 31
Biotecnología
8 12 66 14
TICs
6 25 59 9
Total
8 18 59 14
Fuente: UUPP20
Análisis de brechas verticales
En la tabla 7 se presentan los efectos marginales resultantes de la estimación
probabilística respecto de la ocurrencia de una mujer en el rol de dirección. Para la
base UUPP16, siendo los proyectos en ciencias sociales y las universidades fuera del
26
Revista Redes 58 – ISSN 1851-7072
conurbano los grupos de referencia, los resultados muestran que la probabilidad de
que un proyecto sea dirigido por una mujer es 14.8 puntos porcentuales (p.p.) menor
en el caso de las ciencias exactas y naturales y 5.9 p.p. menor en el caso de las
ciencias agrarias e ingenierías. También es menor en el caso de los proyectos en TIC
(-9.8p.p.). No son significativas las diferencias en el caso de los proyectos
pertenecientes a las ciencias biológicas y de la salud, como así tampoco los proyectos
en nano o biotecnología. La probabilidad de dirección femenina es mayor en los
proyectos unipersonales (+8.5 p.p.). Resulta además llamativo que la probabilidad de
que un proyecto sea dirigido por una mujer es menor en entre las universidades
radicadas en el conurbano (-21.2 p.p.) respecto de las radicadas en el resto de la
provincia, todo lo demás constante.
Tabla 7. Probabilidad de dirección femenina
UUPP16
UUPP20
Ef. Mg.
Err.
Std.
Ef. Mg.
Err.
Std.
Macro_area
Ciencias exactas y naturales
-0.1486*** 0.0459 -.162158*** .03457
Ciencias biológicas y de la salud
-0.0238 0.0415 -.0237817 .0377229
Ciencias agrarias, ingenierías y de
materiales
-0.0596* 0.0321
-.0596468**
.0278645
1.uupp_con
-0.2128*** 0.0244 -.1840821*** .0213795
NBT
Nanotecnología
0.0335 0.0877 -.0245868 .0823946
Biotecnología
-0.0392 0.0631 -.0461703 .0603521
TICs
-0.0987* 0.0520 -.1155378***
.0448359
unipersonal
0.0853** 0.0292
Obs
1778 2333
pseudo
-
r2
0.0379 0.0289
Notas: i. Errores estandar robustos. ii. *, **, *** significatividad .9, .95 y .99 respectivamente; iii. Macro-
área de referencias: Ciencias Sociales y Humanidades. Fuente: base UUPP16
27
Revista Redes 58 – ISSN 1851-7072
La base que incluye a 20 universidades (UUPP20, últimas dos columnas) arroja valores
similares: tomando como referencia los proyectos de ciencias sociales y humanas de
las universidades del Conurbano Bonaerense, las mujeres tienen 16,2 p.p. menos de
probabilidad de dirigir proyectos de ciencias exactas y naturales, -6 p.p. de ciencias
agrarias, ingenierías y de materiales, y -11,5 p.p. en TICs, mientras que en el caso de
ciencias biológicas y de la salud las diferencias no son significativas, así como en
nanotecnología y biotecnología. A su vez, tienen menor probabilidad de dirigir
proyectos las mujeres radicadas en universidades del Conurbano Bonaerense (-18,4
p.p.).
Desde luego, estos resultados deben ser leídos con cautela, dada la limitada
cantidad de información respecto de las universidades (por ejemplo, plantel de
investigadores/as docentes), financiamiento de los proyectos y tipo de acreditación
(es decir, la escasa disponibilidad de variables de control). No obstante, coinciden con
los resultados generales obtenidos a partir de la estadística descriptiva (sección 5.1)
y dan cuentas de diferencias significativas en materia de dirección de proyectos por
parte de investigadores varones respecto de investigadoras mujeres.
Análisis de brechas horizontales
Tal como se desarrollara en el apartado metodológico (sección 3), las brechas a
analizar surgen de la diferencia entre la participación de las mujeres en los equipos
analizados respecto del total de participación de mujeres en las actividades de
investigación en Argentina (brecha_arg) y el total de mujeres en el área disciplinar
(brecha_dis). Una primera observación al analizar las brechas es que las a nivel
nacional las mujeres representan el 57% del total de personas dedicadas a la CYT
(excluye becarios/as). En la muestra bajo análisis, las mujeres equivalen al 54%, es
decir, una brecha de 3 puntos porcentuales (54%-57%). Esto implica que la
28
Revista Redes 58 – ISSN 1851-7072
participación de mujeres en CYT en las UUPP es menor a la participación de las mujeres
en el total para la Argentina. No obstante, al explorar esta relación en el nivel de los
equipos y las áreas aparecen fuertes heterogeneidades. Esta es la información que
se presenta en la tabla 8.
Tabla 8. Brechas relativas y absolutas
Área
Total_Arg (%)
Total
Brecha
Dir. Varón
Brecha
Dir. Mujer
Brecha
Historia y Filosofía 57 58 1 41 -16 71 14
Sociología 67 58 -9 46 -21 68 1
Economía y
Administración
49 46 -4 45 -5 61 12
Humanidades Y
Arte
72 53 -19 46 -26 58 -14
Ciencias Políticas y
Derecho
52 52 0 49 -3 74 22
Educación 79 52 -27 38 -41 54 -25
Comunicación 62 63 1 53 -8 70 9
Matemática, Física
Y Química
48 43 -6 41 -7 48 0
Biología 66 52 -15 54 -12 50 -16
Ciencias Médicas
Y Salud
67 56 -11 36 -31 63 -4
Biotecnología 58 58 -1 45 -14 65 7
Arquitectura y
Urbanismo
58 53 -5 39 -19 67 8
Ecología Y
Ambiente
57 50 -7 52 -5 51 -6
Informática 36 44 8 31 -6 58 22
Ingeniería 40 51 11 44 3 66 25
Agronomía 57 61 4 51 -6 72 15
Total
57
54
-
3
39
-
19
70
13
Fuente: SICYTAR y UUPP20.
29
Revista Redes 58 – ISSN 1851-7072
La diferencia de 3 puntos porcentuales (p.p.) responde en todas las áreas al sesgo en
la participación de mujeres en los equipos dirigidos por varones respecto de aquellos
dirigidos por mujeres. Por ejemplo, en Historia, las mujeres representan el 41% de los
equipos cuando la dirección es masculina, mientras que asciende al 71% de los
equipos cuando ésta es femenina. Es decir, mientras que la brecha se revierte cuando
la dirección es femenina, se incrementa hasta 16 p.p. cuando la dirección es
masculina. Situaciones similares se replican para sociología, educación, humanidades
y arquitectura. En las demás disciplinas también se verifica una brecha significativa,
en todos los casos determinada por la pertenencia a un equipo dirigido por un
investigador versus un equipo dirigido por una investigadora.
Informática e ingeniería merecen una mención aparte, dada la existencia de un
sesgo generalizado en todo el mundo. En el caso de ingeniería se observa que la
participación femenina es mayor en los proyectos de las universidades relevadas
respecto de la media nacional. Esto conduce a revertir la brecha, aun en los equipos
dirigidos por varones: 3 p.p. más de participación femenina en este último caso y 25
p.p. más en el caso de direcciones femeninas. En el caso de informática, en cambio,
las mujeres alcanzan una participación 22 p.p. mayor cuando la dirección es femenina,
pero la brecha se incrementa hasta 6 p.p. cuando la dirección es masculina.
Reflexiones finales, cuestiones aprendidas y
recomendaciones
El objetivo de este documento ha sido analizar la actividad de I+D en la provincia de
Buenos Aires desde una perspectiva de género. En particular, nos centramos en los
proyectos de investigación vigentes, ejecutados en las UUPP radicadas en la provincia
30
Revista Redes 58 – ISSN 1851-7072
de Buenos Aires. El foco estuvo en el análisis sobre la participación por género en la
dirección de los proyectos, en la participación en los equipos de investigación, y en la
segregación horizontal por área disciplinar y macro-área. El desarrollo de esta
investigación permitió arribar a ciertas cuestiones que dan cuenta, por un lado, de la
necesidad del desarrollo de este tipo de análisis, y, por el otro y en total relación, de
la necesidad de la disposición de información para poder llevar a cabo investigaciones
de esta naturaleza.
La evidencia estadística presentada a lo largo de la investigación permitió
dimensionar que la realidad nacional respecto a la segregación horizontal en el sector
de I+D es similar a la observada a nivel provincial. Existen brechas de género en el
sector de la I+D, que se observan tanto en términos de horizontales (entre disciplinas)
como verticales (entre roles). Es decir, en las universidades de la Provincia de Buenos
Aires se encuentran brechas de género que resultan de menores probabilidades de
dirigir proyectos en el caso de las mujeres respecto a sus pares varones, y también
que las composiciones de los equipos cambian en términos de género en función del
género de quien dirige el proyecto. Esto da cuenta de una división del trabajo asignada
por los/as directores/as en función de su propia autopercepción. En otras palabras,
las mujeres tienen menores probabilidades de dirigir y a su vez menores
probabilidades de participar cuando el proyecto lo dirige un varón. Como resultado,
esta investigación abona la posibilidad de diseñar un camino de política pública que
contemple cuestiones de corto, mediano y largo plazo para profundizar la inclusión de
la perspectiva de género en los sistemas de CYT y avanzar hacia un sector de I+D más
equitativo.
En término de las cuestiones de corto plazo, que no permiten afectar la
estructura de organización social y productiva que sigue teniendo una impronta
patriarcal, proponemos aquí políticas de cupo de participación femenina en los
31
Revista Redes 58 – ISSN 1851-7072
proyectos, que contemple el total de mujeres que se desempeñan en la disciplina en
la universidad. Por experiencias previas, hemos observado que el cupo de 50% de
varones y 50% de mujeres puede ser contraproducente cuando la participación
femenina es menor a ese porcentaje, ya que obliga a que participen en varios
proyectos de investigación para que puedan ser aprobados y ejecutados. Nuestra
propuesta es plantear esquemas de cupos basados en la equidad, es decir,
proporcional a la participación en el total de personas en CYT. Otra cuestión posible es
una distribución equitativa en términos de género en la dirección de proyectos, en la
conformación de los equipos y en los roles que se asignan. Por otra parte, proponemos
que se promueva la investigación que incluya la perspectiva de género de manera
transversal, para avanzar en la construcción de conocimiento insesgado, en tanto
reconoce las diferencias de base y de trayecto de unas y otros.
Para incidir en el mediano plazo, consideramos que deben proponerse
instancias de formación para desarrollar capacidades que permitan identificar los
sesgos de género que existen en la ciencia y tecnología y que repetimos al desarrollar
las tareas de investigación. Desde luego, esto podría plantearse como un capítulo de
la Ley Micaela (27.499) que postula la capacitación obligatoria en violencia de género
para quienes se desempeñan en el sector público. A su vez, esta política también se
retroalimentaría con la de corto plazo, ya que la formación facilitaría la ejecución de
proyectos que incluyan de manera transversal la perspectiva de género, y promovería
la construcción de equipos equitativos en términos de participación por género.
Para el largo plazo, proponemos comenzar a proveer espacios más amplios y
profundos de reflexión que permitan trabajar la ciencia y la tecnología con perspectiva
de género. Aq entendemos que el proceso de deconstrucción no es un proceso
inmediato, sino que demora tiempo y de ninguna manera puede ser automático. Pero
a su vez consideramos que es importante que el horizonte sea construir un sector de
32
Revista Redes 58 – ISSN 1851-7072
I+D más justo en rminos de género, no solo en la conformación de equipos y la
desfeminización y desmasculinización de disciplinas, sino en términos de la promoción
de construcción de conocimiento sin sesgos de género. Una vez que ello se logre,
asumimos que la distribución de jerarquías, tareas y disciplinas será naturalmente
equitativa.
Con todo lo anterior, y antes de finalizar, una mención especial merece la
cuestión sobre la necesidad de contar con mayor información pública y sistematizada
sobre los reglamentos de investigación y los proyectos vigentes en las universidades.
A modo de ejemplo, la existencia de una planilla modelo que publiquen todas las
universidades permitiría realizar este tipo de investigaciones de manera más
automática y con menores sobresaltos, y también actualizarlas sistemáticamente.
Consideramos que para esto no son requeridos esfuerzos exagerados, sino el
acuerdo compartido en las universidades para publicar la información en un mismo
formato, para que sea posible de compilar.
La investigación desarrollada, espera contribuir entonces a continuar con la
(de)construcción de un sistema de I+D más equitativo en rminos de nero, que
permita de igual manera la participación femenina y masculina y que ponga en agenda
la diversidad de problemáticas que afectan a las mujeres que muchas veces no son
atendidas. Un sistema de I+D solo podrá ser soberano si se preocupa por las
cuestiones que afectan a su población, y esta población no solo incluye a la de
características dominantes que vive en las grandes urbes, sino también, y en términos
de interseccionalidad, a quienes poseen rasgos y estilos de vida menos hegemónicos.
Incluir es incluir a todos, todas y todes, y la inclusión es también a partir de la I+D.
Entendemos que un sistema de I+D será más democrático si continúa
problematizando y poniendo en el centro de sus intereses aquellos núcleos de
desigualdad que afectan a su población.
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Anexo
1. Listado de Universidades.
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Acrónimo
Nombre
Partido
Creación
Información
UNAJ
Universidad Nacional Almirante
Guillermo Brown
Florencio Varela
2009
Proyectos e
integrantes
UNAB
Universidad Nacional Arturo
Jauretche
Almirante Brown
2016
Proyectos e
integrantes
UNDAV
Universidad Nacional de
Avellaneda
Avellaneda
2009
Proyectos
(dirección)
UNGS
Universidad Nacional de Gral.
Sarmiento
Malvinas
Argentinas
1993
Proyectos e
integrantes
UNAHUR
Universidad Nacional de
Hurlingham
Hurlingham
2014
Proyectos e
integrantes
UNPAZ
Universidad Nacional de José
C. Paz
José C Paz
2009
Proyectos e
integrantes
UNLaM
Universidad Nacional de La
Matanza
La Matanza
1989
Proyectos e
integrantes
UNLa
Universidad Nacional de Lanús
Lanús
1995
Proyectos e
integrantes
UNLZ
Universidad Nacional de Lomas
de Zamora
Lomas De
Zamora
1972
UNLu
Universidad Nacional de Luján
Lujan
1973
Proyectos e
integrantes
UNM
Universidad Nacional de
Moreno
Moreno
2009
Proyectos e
integrantes
UNQ
Universidad Nacional de
Quilmes
Quilmes
1989
Proyectos e
integrantes
UNSAdA
Universidad Nacional de San
Antonio de Areco
San Antonio De
Areco
2015
UNTREF
Universidad Nacional de Tres
de Febrero
Tres De Febrero
1995
Proyectos
(dirección)
UNICEN
Universidad Nacional del Centro
de la Provincia de Buenos
Aires
Tandil
1974
Proyectos
(dirección)
UNNOBA
Universidad Nacional del
Noroeste de la Provincia de
Buenos Aires
Junín
2002
Proyectos e
integrantes
UNO
Universidad Nacional del Oeste
Merlo
2009
Proyectos
(dirección,
codirección,
estudiantes)
UNS
Universidad Nacional del Sur
Bahía Blanca
1956
Proyectos e
integrantes
UNOS
Universidad Nacional Raúl
Scalabrini Ortiz
San Isidro
2015
UPE
Universidad Provincial de
Ezeiza
Ezeiza
2011
Proyectos e
integrantes
UPSO
Universidad Provincial del
Sudoeste
Saavedra
1994
Proyectos e
integrantes
2. Áreas y macro-áreas del saber
Macro
-
área
Área
Descripción
Historia
Historia, filosofía y geografía
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Ciencias
sociales y
humanidades
Sociología
Sociología
Economía
Administración, Economía, Turismo,
Administración Pública
Humanidades
Antropología, Humanidades, Artes
Lingüística, Literatura
Ciencias
Políticas
Ciencias Políticas, Derecho
Educación
Educación
Comunicación
Comunicación
Ciencias
exactas y
naturales
Exactas y
naturales
Matemática, Física Y Química
Ciencias
biológicas y de
la salud
Biología
Biología
Ciencias
médicas
Ciencias médicas y de la salud
Biotecnología
Biotecnología
Ciencias
agrarias,
ingenierías y de
materiales
Arquitectura
Arquitectura y urbanismo
Ecología
Ecología Y Ambiente
Informática
Informática y telecomunicaciones
Ingeniería
Ingenierías, Seguridad e higiene, Logística
Agronomía
Agronomía, Tecnología de Alimentos, Veterinaria
Artículo recibido el 29 de junio de 2023
Aprobado para su publicación el 10 de junio de 2024