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DOI: https://doi.org/10.48160/18517072re56.218
Los implantes subdérmicos en Facebook: Usuarias
latinoamericanas, agencia y adherencia
Cecilia Rustoyburu *
Resumen
Este artículo analiza las disputas de sentido en torno de los implantes subdérmicos en
el grupo de Facebook Implante anticonceptivo (dudas)”, creado en 2015 y
conformado por casi veintidós mil usuarias del método de diecisiete países de América
Latina. Allí comparten información sobre el acceso, la colocación y la extracción del
artefacto, pero los tópicos más frecuentes se refieren a experiencias sobre los efectos
adversos y la eficacia. En diálogo con el campo de estudios feministas sobre la
agencia de las usuarias de tecnologías biomédicas, este trabajo focaliza en los
sentidos que se atribuyen a esos dispositivos, a sus efectos y al cuerpo femenino. Se
problematiza cómo las respuestas que reciben en el grupo refuerzan tanto la
adherencia al método como la legitimidad del saber biomédico.
Palabras Clave
ANTICONCEPTIVOS; EXPERIENCIAS DE USUARIAS; TECNOLOGÍAS BIOMÉDICAS; SOCIALIDAD;
ADHERENCIA.
* Conicet – UNMdP. Correo electrónico: ceciliarustoyburu@yahoo.com.ar
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Introducción
En las últimas décadas, las herramientas que ofrece internet han ampliado las
posibilidades de acceso, búsqueda, construcción e intercambio de conocimientos. En
el ámbito médico, la disponibilidad de páginas web de asociaciones médicas, de
compañías farmacéuticas, de organizaciones de pacientes y de divulgación científica
sobre temáticas referidas a la salud han facilitado que los/as pacientes puedan
acceder a información sobre síntomas, enfermedades, diagnósticos y tratamientos.
Google es un nuevo mediador en la relación médico-paciente, y las personas usuarias
del sistema de salud tienen mayor capacidad para actuar en la circulación y
decodificación del conocimiento. Esto se ha traducido, además, en nuevas
concepciones sobre los derechos de los/as pacientes y ha renovado los debates
bioéticos (Brown y Zavestoski, 2004; Maximo, 2016).
En las últimas décadas, los/as pacientes se han apropiado de las posibilidades
que ofrecen los grupos de Facebook y la construcción de páginas web para organizar
y fortalecer redes y movimientos sociales que interpelan a la medicina y a los sistemas
de salud (Clarke et al., 2010; Dumit, 2006; Epstein, 2008; Gillett, 2003; Rose, 2012).
Desde el campo de los estudios de género, se han realizado investigaciones que
recuperan experiencias de colaboración entre científicos, médicos y activistas en torno
de la producción de saberes referidos tanto a la identificación de etiologías, como a la
valoración de los tratamientos y las intervenciones quirúrgicas (Karkazis, 2008;
Klawiter, 2004; Whelan, 2003). Estas situaciones, que son características de lo que
se ha llamado biomedicalización, torna necesario recuperar las narrativas de los/as
usuarios/as que reclaman, resisten, participan activamente en la investigación
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científica, ejercen derechos y resignifican los saberes expertos y las tecnologías
biomédicas (Clarke et al., 2010; Epstein, 2008; Maximo, 2016; Dellacasa, 2020).
El acceso a las redes sociales, y especialmente a las herramientas 2.0 que han
permitido que los/as usuarios/as construyan sus propios relatos, han sido leídos como
tecnologías portadoras de posibilidades de empoderamiento para las mujeres,
especialmente de las niñas y adolescentes. Sin embargo, lecturas más recientes han
planteado que esos sitios ofrecen oportunidades para que las jóvenes se expresen,
pero la auto-representación no necesariamente les permite redefinir los significados
normativos de género, raza, clase y sexualidad (Brown y Thomas, 2014; Nakamura,
2002), ni cuestionar lecturas esencialistas sobre el cuerpo de las mujeres (Dieguez
et al., 2021).
En este artículo, analizo las interacciones en el grupo de Facebook Implante
anticonceptivo (dudas)”, creado en 2015 y conformado por casi veintidós mil usuarias
del método1 de diecisiete países de América Latina. Se trata de un espacio virtual
donde dichas mujeres realizan consultas sobre ese anticonceptivo a otras integrantes
del grupo. Allí comparten información sobre el acceso, la colocación y la extracción
del artefacto, pero los tópicos más frecuentes se refieren a experiencias sobre los
efectos adversos y la eficacia. En diálogo con el campo de estudios feministas sobre
la agencia de las usuarias de tecnologías biomédicas (Oudshoorn, 2003; Van
Kammen, 2003; Siegel Watkins, 2010), focalizo en los sentidos que les atribuyen a
esos dispositivos, a sus efectos y al cuerpo femenino. Asimismo, problematizo cómo
1 En febrero de 2022. En 2020 y en 2021, aumentó la cantidad de integrantes en un 10%
cada año. Al enviar la solicitud de ingreso al grupo hay que manifestar ser usuaria de
implantes, o estar interesada en hacerlo. La respuesta afirmativa es un requisito para ser
aceptada.
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las respuestas que reciben en el grupo refuerzan tanto la adherencia al método como
la legitimidad del saber biomédico.
Los implantes subdérmicos en América Latina
Los implantes subdérmicos son anticonceptivos de larga duración que fueron
diseñados para ser implementados en el marco de políticas de población destinadas
a mujeres que presentaban baja adherencia a la píldora, de grupos sociales
desfavorecidos o de países subdesarrollados. Se trata de polímeros que liberan
hormonas anovulatorias y se insertan debajo de la piel. Tanto su colocación como su
extracción son procedimientos que realiza un/a profesional capacitado/a. Su eficacia
dura tres o cinco años, dependiendo del tipo de artefacto, y no se ve interrumpida por
la agencia de las usuarias. Diversos estudios clínicos han visibilizado que provocan
múltiples efectos como alteraciones en el sangrado, dolores de cabeza y de mamas,
aumento o disminución de peso, alteraciones anímicas, carencias en el deseo sexual,
quistes en el útero e hinchazón abdominal, entre otros (Angarita, 2017; Bahamondes,
2008). El spotting (leve sangrado diario) y la amenorrea suelen ser los motivos más
frecuentes por los cuales las usuarias deciden abandonar el método.
Las ldoras anticonceptivas fueron aprobadas por la Food and Drug
Administration (FDA) de Estados Unidos cuando lograron simular falsas reglas.
Distintos estudios feministas del campo CTS han planteado que este efecto de las
píldoras se diseñó con el propósito de (re)producir la “verdadera” naturaleza femenina
(Barberousse, 2014; Dorlin, 2006; Oudshoorn, 1998; Preciado, 2014; Siegel Watkins,
2012). En el caso de los implantes, Elsa Dorlin sostiene que no suelen utilizarse los
de estrógenos porque tienen el efecto de suspender la menstruación (Dorlin, 2006).
Sin embargo, aunque sean de progestágenos, la mayoría de los implantes suprimen
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las falsas reglas, o las vuelven más irregulares. En su configuración inicial, no se
asociaron con la necesidad de recordar a sus destinatarias que debían ser madres. A
principios de la década de 1980, su aprobación para la comercialización por la FDA
formó parte de la estrategia para que adquirieran legitimidad y puedan ser distribuidos
en los países con altas tasas de natalidad (Siegel Watkins, 2010). Si bien los implantes
hormonales fueron fuertemente promocionados por las autoridades gubernamentales
en ese país, se usaron casi exclusivamente en el marco de políticas destinadas a
adolescentes negras de los guetos, de madres adolescentes, de mujeres pobres que
vivían en alojamiento sociales o para mujeres procesadas por abuso infantil (Dorlin,
2006; Siegel Watkins, 2010).
A fines de la cada de 1980, el movimiento feminista internacional advirtió
sobre los posibles usos abusivos de esas tecnologías y entablaron diálogos con la
Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Population Council, espacio donde se
había ideado y promocionado el primer implante. En 1989, en Amsterdam, se
reunieron mujeres de Bangladesh, India, Brasil, Indonesia, Tailandia, Dinamarca,
Finlandia y Países Bajos en el marco de un seminario financiado por Women and
Pharmaceutical Project, cuyo tema central fue Norplant. Allí mostraron su
preocupación por cómo la empresa farmacéutica había señalado las alteraciones
menstruales como efectos menores, y sobre las pruebas de su seguridad en el uso a
largo plazo y durante el embarazo.
Realizaron una investigación sobre las experiencias de las usuarias en varios
países donde evidenciaron, por ejemplo, que en Indonesia, Tailandia y Brasil solían
tener dificultades para acceder al retiro del implante, y que en Finlandia e Indonesia
se medicaban los cambios en el sangrado con vitamina K. Luego, construyeron
recomendaciones sobre cómo debían administrarse los implantes de forma segura.
Solicitaron que las mujeres fueran informadas certeramente sobre sus posibles
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efectos y que tuvieran que manifestar su consentimiento, que fueran ofrecidos entre
otras opciones y que se construyan lugares seguros para insertarlos y extraerlos.
Estas sugerencias fueron incorporadas por la Organización Mundial de la Salud
modificando el guion de introducción (OMS, 1991). Este proceso puede ser leído como
parte del cambio de paradigma de las políticas de población que construyó el
movimiento por la salud de las mujeres, por medio del cual pasó a considerarse
ineludible que las usuarias decidan, aunque los logros se midan por la prevalencia de
anticonceptivos (Hardon, 2006; Van Kammen, 2003).
En Estados Unidos, la compañía farmacéutica Wyeth-Ayerst que obtuvo la
licencia para distribuir el implante Norplant lo retiró del mercado en el año 2000. En
ese país, este método anticonceptivo fracasó no sólo porque debieron enfrentar
numerosos juicios por los efectos adversos no informados sino porque no encontró
aceptabilidad entre las mujeres (Siegel Watkins, 2010). En Brasil, hubo denuncias
sobre la forma en que se involucró a usuarias en las fases de prueba clínica de los
dispositivos (Pimentel et al., 2017). Esto implicó que no se comercializaran
tempranamente, y que no se incluyeran entre las opciones que son accesibles
gratuitamente a través del sistema de salud estatal. Alse estabilizaron en el consumo
elitista de las grandes ciudades (Brandão y Coutinho do Nascimento, 2021).
En América Latina, aunque varía regionalmente, los anticonceptivos de larga
duración2 tienen una prevalencia del 6,7 % y su uso es más frecuente en las áreas
urbanas y entre mujeres de sectores medios y altos. México es el único país donde
superan a los de corta duración, entre adolescentes alcanzan al 20%. Cuba, Colombia,
Ecuador, Paraguay y Trinidad y Tobago son los únicos países restantes donde dicha
2 Los anticonceptivos de larga duración incluyen implantes subdérmicos y dispositivos
intrauterinos (DIU y SIU).
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prevalencia es superior al 10% (Bahamondes et al., 2018). Algunos Estados, como el
argentino, los distribuyen en el marco de políticas públicas que garantizan su acceso
gratuito (Rustoyburu, 2020). En otros, las usuarias deben adquirirlos en el sector
privado, aunque resultan costosos con relación a los salarios de la región. Es un
método aun poco difundido, pero que presenta altos índices de adherencia.
En 1998, la OMS advirtió que, en los países subdesarrollados, luego de los dos
años de su colocación el 90.6% de quienes usaron Implanon (el dispositivo que
comercializa Organon) y el 91.4% de las que tenían Norplant continuaban utilizando
el método. En cambio, en los países desarrollados, lo mantuvieron solo el 55.4% de
las mujeres que accedieron a Implanon y el 47.5% de las que usaron Norplant. En
Argentina, por ejemplo, el Ministerio de Salud ha identificado que sólo el 13,1% de las
usuarias decidieron quitárselo antes de su vencimiento (Secretaría de Gobierno de
Salud. Ministerio de Salud y Desarrollo Social, 2018). Estas diferencias en los niveles
de adherencia pueden ser explicadas por las barreras que encuentran las jóvenes con
menores recursos para quitárselo o para cambiar de método, pero centralmente por
los significados que le atribuyen las usuarias a esos dispositivos, a sus efectos y al
cuerpo femenino. En este sentido, el grupo de Facebook Implante anticonceptivo
(dudas) constituye un espacio privilegiado para indagar en las experiencias y en
dichos significados.
Personas usuarias, internet y agencia
La multiplicación del acceso a internet, y de las posibilidades que ofrece para
intercambiar y construir conocimientos, ha sido un elemento relevante para la
proliferación de asociaciones de pacientes y de usuarios de tecnologías biomédicas,
en las que la ubicación geográfica no siempre importa (Epstein, 2008). Diversos
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estudios han mostrado cómo los pacientes cuestionan las políticas de investigación,
la eficacia de determinados medicamentos, el establecimiento de ciertos diagnósticos
y la definición y el tratamiento de algunas enfermedades (Akrich y Méadel, 2002;
Oudshoorn y Pinch, 2003; Rohden et al., 2021) En este sentido, Diane Golstein (2004)
ha analizado cómo los grupos de apoyo en internet han creado su propia cultura
médica separada y distinta.
Los/as pacientes suelen explorar en la web porque descreen y cuestionan el
saber de los/as profesionales en el consultorio, pero en internet suelen confiar más en
las informaciones referidas como científicas o médicas. Sin embargo, los sitios de las
entidades médicas suelen sostener un lenguaje técnico que es indescifrable para
los/as usuarios/as y reproducen así la antigua relación asimétrica médico/saber
especializado usuario/ignorancia. En esas páginas, los intercambios en los
comentarios a las notas se parecen a las salas de espera de los centros de salud y
allí pueden rastrearse las interacciones entre las personas, los sitios y la información
allí disponible (Maximo, 2016).
En este artículo analizaremos los significados atribuidos a los implantes
subdérmicos en el grupo de Facebook Implante anticonceptivo (dudas)3. Recibe entre
tres y quince publicaciones diarias, unas 300 al mes. Casi todas captan comentarios
y reacciones. En su descripción, visible a sus integrantes, explicita que viven en
Argentina, México y Colombia, pero detectamos que participan mujeres de Uruguay,
Perú, Bolivia, Chile, Guatemala, Costa Rica, Puerto Rico, Paraguay, Brasil, República
3 Existen otros grupos de usuarias de implantes, pero elegimos este porque el es que reúne
a la mayor cantidad de usuarias que provienen de distintos países, y tiene actividad diaria.
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Dominicana, Ecuador, Venezuela, Cuba y Honduras. Y algunas han mencionado ser
de Mozambique, Estados Unidos y España4.
Implante anticonceptivo (dudas) es un grupo privado, para poder acceder a las
publicaciones hay que pertenecer a él, pero puede encontrarlo cualquier usuario/a de
Facebook porque es visible. El análisis de contenido que aquí presento pudo ser
realizado porque mi ingreso fue autorizado por el administrador y una de las
moderadoras, a quienes les expliqué los motivos de mi participación. Asimismo, ella
me presentó a las usuarias, especificó que me interesaría conocer experiencias
positivas y negativas con el implante y aclaró que lo que contaran se publicaría de
manera anónima. Esa presentación fue respondida por más de veinte mujeres, a
través de comentarios públicos y mensajes privados, con las que interactué en ese
momento. Debido a las características del espacio, no incorporaré citas textuales de
las participaciones de las usuarias. En este sentido, es relevante aclarar que es
privado y que resulta casi imposible obtener el consentimiento informado de quienes
forman parte, por la gran cantidad de personas que participan y porque generalmente
publican su consulta una sola vez y luego permanecen activas durante muy poco
tiempo.
En esta investigación, parto del supuesto de que los métodos anticonceptivos
portan un script de género que (re)produce ciertas ideas sobre la naturaleza femenina
(Oudshoorn, 2003a y 2003b). Sin embargo, este puede ser disputado por las usuarias,
los/as profesionales de la salud y las políticas públicas. En América Latina, los
implantes anticonceptivos son inscriptos en políticas de población destinadas a
erradicar embarazos en adolescentes y mujeres de sectores pobres, pero también
4 Lo identificamos a través de las respuestas a algunos posteos donde una usuaria pregunta
al resto en qué países residen.
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suelen ser presentados como herramientas para garantizar la autonomía en el marco
de estrategias de educación sexual integral (Rustoyburu y Ariza, 2022). Al mismo
tiempo, las experiencias de las usuarias adoptan distintos sentidos en relación con las
tramas de desigualdad de género, clase y raza (Rustoyburu, 2021).
En este artículo, me interesa problematizar la perspectiva de las usuarias que
se configura en ese grupo de Facebook. Pretendo leer a los implantes más allá de la
construcción de mecanismos de control sobre determinados sectores sociales y
atender a la capacidad de agencia de las jóvenes que los utilizan como anticonceptivo,
identificar qué significados les otorgan y en qué relaciones los entraman. Para ello,
identifiqué los tópicos y los enunciados más frecuentes en torno de los efectos de
dicho artefacto. Para encontrar la regularidad de algunos temas utilicé la herramienta
“buscar” que ofrece Facebook.
En mi análisis indagaré en las temáticas que se enuncian en el grupo, pero sin
perder de vista las dinámicas que establecen las usuarias, los límites y las
posibilidades que le ofrece Facebook. En este sentido, entiendo que las plataformas
no son solo intermediarios de la acción social o transmisoras. Son construcciones
sociotécnicas y cultural-ideológicas que se construyen para crear y mediar un tipo de
capital social: la conectividad. Facebook es productora de socialidad debido a que
posibilita las conexiones y las forja (Van Dijck, 2013 y 2019).
Resultados
La socialidad en el grupo Implante anticonceptivo (dudas)
Actualmente el grupo está administrado por un varón y tres moderadoras. Las
admisiones son aceptadas desde alguno de esos/as usuarios/as. El administrador, en
su perfil de Facebook, dice ser médico, residir en una ciudad mexicana y haberse
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formado en una escuela privada. Para indagar en las motivaciones por las cuales se
hizo el grupo, le realicé una entrevista a través del chat de la red social, en octubre de
2019. En esa oportunidad, manifestó que se formó con el fin de conocer cuáles eran
las consecuencias más comunes del uso del implante y resolver dudas entre las
usuarias. Él no conoce a la persona que lo fundó, pero se unió cuando eran cincuenta
miembros. Refiere que su participación asidua, a través de respuestas a las consultas,
hizo que la administradora de ese momento dejara el grupo a su cargo. Afirma que se
sumó porque tenía muchas pacientes que solicitaban implantes y quería conocer más
sobre los efectos adversos.
Las moderadoras, desde febrero de 2020, son tres mujeres de México y
Colombia que no tienen formación médica. En sus perfiles en la red social, dos
mencionan dedicarse a la gastronomía y otra estudia negocios. Una de ellas hace
consultas como usuaria sobre el aumento de peso, la alteración del ciclo menstrual,
la interacción con antibióticos, la aparición de cólicos y dolor de espalda, y sobre
dónde acceder al implante. En una oportunidad, explicitó que estaba transmitiendo
una duda de una usuaria que sentía vergüenza de publicarla. Las otras asumen el rol
de establecer y comunicar algunas reglas sobre el funcionamiento del grupo.
Una de las moderadoras realiza publicaciones donde aclara que están
prohibidas las ventas, la lectura de tarot, pedir likes, compartir películas o fotos de
embarazos o bebés. Y advierte que
Tampoco está permitida la recomendación de medicamentos, marcas de
anticonceptivos, antibióticos, remedios caseros para detener sangrados, para
infecciones, entre otras cosas, ni en las publicaciones, ni por mensajes privados,
ya que queremos evitar al máximo que se automediquen, lo que le funciona a una
persona puede afectar a otra, así que mejor evitemos. (12 de febrero de 2021).
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Además, pide que no usen la opción “me divierte” para expresar su opinión en los
posteos5, porque puede ser interpretada como una burla.
La otra moderadora suele intervenir, con publicaciones y comentarios, de
manera más imperativa, apelando a las usuarias a no confiar en los consejos que se
emiten en el grupo y a cuidar los recursos estatales:
Por favor antes de usar un método anticonceptivo INFÓRMESE, antes de hacer
tirar dinero a la basura al sector salud. No los quieran culpar por todo.
Si se les infectó fue por culpa de ustedes.
Los métodos anticonceptivos no es juego y hay una lista de espera para las que
de verdad se informan, para quienes toman ese tema en serio y desean cuidarse,
ser responsables. (4 de marzo de 2020)
Las moderadoras cumplen un papel clave en la construcción de la identidad del grupo.
Sus indicaciones reproducen la manera en que es descripto y las normas explicitadas.
Al ingresar, en su portada se ve una imagen de una mano sosteniendo un implante
que dice: “Página para aclarar dudas y miedos sobre este método
anticonceptivo. Cualquier pregunta es bienvenida. (No es un canal de ventas)”. Las
reglas, que están publicadas y son visibles para sus miembros, son: ser amable, no
usar lenguaje abusivo ni hacer bullying, no publicar sobre temas ajenos al implante, ni
realizar ventas. También se advierte que está prohibida la desinformación: “En este
grupo puedes resolver dudas comunes sobre el implante con experiencias de
portadoras del mismo, si quieres dar tu opinión, no des información falsa. Recuerda
siempre la visita a ginecología.”
5 Facebook permite expresar las opiniones a cada posteo a través de un emoji. Las opciones
vigentes son: me gusta, me encanta, me importa, me divierte, me asombra, me entristece o
me enfada.
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En las publicaciones destacadas, que están configuradas para que se vean al
inicio y de manera permanente, se muestran respuestas a lo que se define como
preguntas frecuentes y son redactadas por las moderadoras y el administrador. Las
ofrecidas por él son interpeladas, cuestionadas o apoyadas por las usuarias. Los
temas de esa sección tienen que ver con dudas sobre los efectos adversos, sobre el
inicio de la efectividad del anticonceptivo, sobre los riesgos del uso frecuente de la
pastilla del día después y sobre la importancia de hacer consultas ginecológicas. Estas
herramientas establecen ciertos límites sobre los temas a tratar.
Facebook condiciona el tipo de interacciones que pueden establecerse, y las
identidades de los actores que la configuran6. En el grupo, en la sección
“conversación”, las usuarias pueden compartir preguntas, información o experiencias
a través de publicaciones que leen todas las integrantes; e interactuar a través de
reacciones y comentarios. Las herramientas que ofrece la red social, las reglas
explícitas y las acciones de quienes forman parte, delimitan, de forma dinámica, cuáles
6 Es una red social creada en 2004 por estudiantes de Harvard University. En sus inicios
solo era utilizada por alumnos universitarios estadounidenses, pero en dos años se
expandió al público general. Actualmente cuenta con más de dos mil quinientos millones de
usuarios activos y forma parte del conglomerado Meta Plattforms. Se puede acceder a ella
desde teléfonos móviles, computadoras y tablets con conexión a internet. Cada usuario/a se
registra y crea un perfil personalizado, luego puede agregar a otros “amigos” que accederán
a sus publicaciones y podrán manifestar su opinión a través de “reacciones” y comentarios.
También proporciona opciones para reportar o bloquear a personas o amistades no
deseadas. Además, puede unirse a grupos en torno a un interés común donde se interactúa
con otros usuarios/as. En los últimos años, se ha configurado como un espacio donde el
perfil de quienes participan es adulto. Otras redes sociales han logrado interesar más a
quienes transitan la infancia y la adolescencia.
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son los temas permitidos y prohibidos, la manera en que se comunican, las respuestas
esperadas y la permanencia de quienes no aceptan el rol atribuido.
El grupo es conformado por miles de usuarias, pero no todas interactúan
permanentemente. En su sección “conversación” recibe entre tres y quince
publicaciones diarias que casi siempre son respondidas por otras integrantes. Muy
excepcionalmente no consiguen comentarios o reacciones. Los tópicos más
frecuentes suelen estar vinculados con los efectos que les produce el método.
La pertenencia al grupo es permitida a quienes estén interesadas en usar el
implante o lo tengan colocado. Todas las personas que ingresan pueden publicar y
comentar. Diariamente se repiten las mismas preguntas en las consultas de las
nuevas integrantes, pero casi nunca son interpeladas para que lean conversaciones
pasadas. Cada experiencia compartida, y comentada, renueva la existencia y el
interés por el grupo.
La normalización de los efectos no deseados de los implantes
Los cambios en la menstruación, el aumento o rdida de peso, la hinchazón y los
movimientos en el vientre, los dolores en el brazo donde está el implante, las
alteraciones en el estado de ánimo, el acné y la pérdida del apetito sexual suelen ser
enunciados por las usuarias que quieren saber “si es normal” padecerlos. La
referencia a esa expresión es asiduamente mencionada por quienes formulan la
pregunta y por quienes contestan. Las dudas de quienes consultan suelen ser
apaciguadas por quienes argumentan que está contemplado dentro de los efectos
adversos que les comunicaron sus médicos/as y por las que narran padecimientos
similares. La regularidad de esas experiencias somáticas es fortalecida por la
publicación periódica de una de las administradoras:
Efectos secundarios frecuentes
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Acné, Dolor de cabeza, Aumento de peso, Sensibilidad en mamas, Infecciones,
Sangrados Irregulares.
Efectos secundarios frecuentes
Pérdida de cabello, Mareos, Estados depresivos, Inestabilidad Emocional,
Neurotismo, Menor deseó Sexual, Aumento del apetito, Dolor abdominal,
Náuseas, Inflamación estomacal, Menstruaciones dolorosas, Disminución del
peso corporal, Síntomas Similares ala Influencia, Dolor, Fatiga, Dolor en el lugar
de implante, Quistes Ováricos.
Efectos secundarios poco frecuentes
Picazón, Picazón genital, Erupciones, crecimiento de cabello, Migrañas, Ansiedad,
Somnolencia, Diarreas, Vómitos, Estreñimiento, Secreción Vaginal,
Agrandamiento de las mamas, Secreción de las mamas, Dolor de espalda, Fiebre,
Retención de líquidos, Dificultad o Dolor al orinar, Reacciones Alérgicas,
Inflamación y dolor de garganta, Dolor en las articulaciones, Dolor en los muslos,
Dolores de Huesos. (post del 18/12/2017)
Algunas usuarias contestaron a este posteo expresando que ellas padecían todos
estos efectos.
La normalización de esos síntomas que leen como efectos del implante pueden
traducirse en un refuerzo de la adherencia al método. Algunas mujeres realizan
comentarios y posteos donde expresan que su participación en el grupo ayudó a que
continuaran utilizando el implante. Una de las moderadoras fortalece esta posición al
desacreditar a quienes abandonan el método y publicando periódicamente una lista
de mitos sobre el implante”. Alexplicita que la inserción no es dolorosa, que no
produce infertilidad, que no genera aumento de peso y que no son costosos.
Otras usuarias también disputan los significados de los efectos del implante e
intentan minimizarlos. Cuando una mujer narra una experiencia dramática y comunica
que se quitará el artefacto, quienes comentan pueden apoyar la decisión o
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desalentarla. Cuando el motivo es el aumento de peso suelen recomendarle que tenga
en cuenta que es por ansiedad, o que está vinculado a sus hábitos alimentarios y al
poco ejercicio. Aunque esta es una causa frecuentemente mencionada por quienes
abandonan el implante. El spotting y el sangrado prolongado están legitimados como
señales de que deben concurrir a una consulta médica, pero no siempre es visto como
un motivo para cambiar de anticonceptivo. Estas lecturas tienden a construir al grupo
como un espacio donde no prime la negatividad, y a veces lo explicitan.
Algunas usuarias tratan de evitar que estas expresiones generen falta de
adherencia. Sin embargo, el abandono del método antes de su caducidad no sólo es
una posibilidad defendida y promovida, sino que se ha convertido en una experiencia
narrable en el grupo. Las consultas sobre lugares y precios para acceder a la
extracción del implante suelen ser frecuentes. Algunas narraciones adoptan un tono
dramático y esgrimen motivos que justifican la decisión, pero también se habilita el
uso de la ironía y la celebración del momento. La carga hormonal del dispositivo es
frecuentemente mencionada y, en los últimos dos años, ha implicado que algunas
usuarias lo traduzcan como “el tóxico”. Esto adopta un doble sentido, porque las
mujeres de Argentina y Uruguay se refieren con esa palabra a un compañero que
ejerce violencia psicológica. Entonces, “dejar al tóxico” es una expresión para
reivindicar autonomía y empoderamiento. Quienes lo llaman así postean fotografías
del momento de la extracción. Implantes rotos o manchados, bisturíes, pinzas, sangre,
vendas, cicatrices y heridas se manifiestan como una parte ineludible de la narración.
La mayoría encuadra su brazo vendado, y algunas lo posicionan como la gráfica
feminista que enuncia “We can do it”. Las imágenes son tomadas en el consultorio, en
la sala del centro de salud, en el transporte blico de regreso o en sus casas. En
algunos casos, publican videos de la intervención quirúrgica. En esos posteos también
suelen mencionar, en clave deslegitimadora, que el/la profesional que se los retiró les
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indicó que probablemente los síntomas que padecían no eran por el implante, pero la
voz autorizada en esas escenas suele ser la de las usuarias.
En las dinámicas e interacciones de este grupo de Facebook también se trama
la estabilización del implante como método anticonceptivo que produce efectos
secundarios, del grupo como un lugar donde resolver dudas y contar su historia, y de
las usuarias como mujeres que deben soportarlos o no. El tono en el que eso debe
ser narrado y la adherencia obligatoria al método se encuentran en permanente
disputa.
Saberes biomédicos y los cuerpos de las mujeres: entre certezas y
dudas
Diariamente, las mujeres que participan del grupo Implante anticonceptivo (dudas)
comparten sus inquietudes sobre la posibilidad de estar embarazadas. Algunas suben
fotografías de vientres hinchados y de test de embarazo para que el resto las ayude a
dilucidar el resultado. Otras construyen relatos sobre movimientos y punzadas
abdominales, amenorrea, mareos, hinchazón, nauseas, ascos, cansancio y flujo
vaginal. Se trata de experiencias somáticas que han transitado durante sus
gestaciones anteriores, o que remiten a las contadas por amigas y familiares, que
ponen en duda la eficacia del método.
Esporádicamente, en el muro de “conversaciones” alguien publica la noticia de
haber quedado embarazada y recibe la atención de muchas usuarias. El pánico suele
dominar los comentarios donde consultan repetidamente cuáles fueron los síntomas
por los cuales detectó su estado, y manifiestan sus miedos por sentir lo mismo. Las
moderadoras suelen intervenir para alertar sobre una posible falsa información -
especialmente cuando la que narra no es la persona que está atravesando la situación
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sino una amiga, o alguna conocida – y para recordar que los implantes tienen el 99%
de eficacia.
En estas situaciones se advierte que hay muchas interpretaciones sobre cómo
actúa el implante. Muchas mujeres narran que usan preservativo y piden a sus parejas
sexuales que no eyaculen dentro de ellas. Algunas preguntan sobre los posibles
problemas que puede traerles la ingesta de la anticoncepción de emergencia en
interacción con el implante. En los comentarios de estas publicaciones se establecen
diálogos donde se discute la eficacia del método, pero rara vez se hace mención a la
forma en que éste funciona.
La acción anovulatoria de las hormonas que portan los implantes subdérmicos
suele no estar presente en los intercambios sobre las modificaciones en el sangrado.
Las moderadoras y algunas usuarias responden a las consultas con frases como “no
tienen menstruación sino sangrado por deprivación” o “son cambios en el endometrio,
no es menstruación”. Sin embargo, la mayoría de las mujeres que se interesan por
este tema se refieren a “la regla”, “el manchado” y “la menstruación”, y a veces
recomiendan usar las apps para teléfonos celulares que predicen la duración del ciclo.
Algunas manifiestan preocupación por la amenorrea porque sospechan estar
embarazadas, o porque entienden que el sangrado menstrual es necesario para que
el cuerpo “se limpie,” o porque temen que sea la causa de quistes. En algunos foros
han discutido sobre la relación entre el peso corporal y las alteraciones de este tipo.
Estas respuestas suelen ser legitimadas mediante la cita de la palabra de un/a
ginecólogo/a.
Los implantes, a diferencia de otros artefactos anticonceptivos, no logran imitar
la regla. Tampoco causan siempre una suspensión del sangrado mensual. Los
resultados de la circulación de las hormonas que libera dependen de la interacción
que estas establecen en cada cuerpo. Algunas usuarias manifiestan que continúan
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menstruando, otras cuentan que se les modificó la duración del ciclo, otras que poco
tiempo después de colocárselo dejaron de sangrar por todo el tiempo que duró su
efectividad, otras se quejan porque todos los días segregan un líquido marrón. Estas
experiencias inciertas se traman con otras incertidumbres: ¿cuánto tiempo debo
esperar para tener relaciones sexuales sin protección? ¿en qué momento podré
quedar embarazada luego de retirarme el implante? ¿es cierto que puede generar
esterilidad? Etonorgestrel, levonorgestrel y los guiones sobre su funcionamiento que
se inscriben en los prospectos de las empresas farmacéuticas casi nunca son
nombrados en el grupo, y predominan relatos donde la duda domina cómo funcionan.
Las evocaciones de discursos anti-hormonas no son frecuentes en el grupo.
Sin embargo, las hormonas son traducidas muchas veces como las causas de los
efectos secundarios, y existe un consenso sobre el carácter hormonal y cíclico de los
cuerpos de las mujeres. Las relaciones entre esos cuerpos hormonales y los
anticonceptivos a veces son definidos como “bombas”. La píldora del “día después”
suele ser referida con ese concepto, y generalmente las comentaristas tratan de que
la usuaria que consulta no la tome.
Los cambios en la menstruación, las alteraciones en los estados de ánimo y la
aparición de acné son situaciones que generalmente asocian a las hormonas, y que
se estabilizan como esperables. A través de los relatos de las usuarias, es posible
identificar que esto se fortalece desde los consultorios ginecológicos. Cotidianamente
narran situaciones en las que un/a profesional las convence de continuar utilizándolo
y le indica como medicar los efectos. En este sentido, la alteración en el sangrado es
medicada con anticonceptivos, u otro producto farmacéutico, cuando se prolonga por
varias semanas.
La capacidad de agencia de "el cuerpo" para adaptarse al implante, o para
rechazarlo, más allá de la voluntad de cada mujer es otro de los enunciados
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consensuados. Esta característica que la industria farmacéutica lee como una de las
cualidades positivas del artefacto, no es problematizada por las usuarias como algo
evitable o modificable.
En esas situaciones relatadas diariamente se reproduce la disyuntiva impuesta
a las usuarias desde los guiones de los anticonceptivos: soportar los efectos
secundarios o quedar embarazada (Watkins, 1998). Ese dilema es enunciado
frecuentemente en las conversaciones del grupo. Las que abandonan el método
suelen reconocerse como quienes no lograron soportar los cambios somáticos, y no
pueden evitar asumir un riesgo. Y muchas buscan apoyo para continuar
aguantándolos. La alta eficacia del método suele mencionarse para dar ánimo al resto,
y continuar usándolo a pesar de todo. La ansiedad, la depresión y el nerviosismo son
leídas como cambios emocionales que pueden ser soportados, y hasta posibles de
ser amainados con te de valeriana. Aunque algunas mujeres refieran que debieron
atravesar tratamientos psiquiátricos, crisis familiares, abandono de sus parejas o
malestares prolongados durante meses.
En las normas del grupo se explicita que está prohibido recomendar remedios
caseros, y las moderadoras controlan que eso no suceda. Sin embargo,
esporádicamente aceptan que se responda a los posteos donde piden “trucos” para
menstruar. En las intervenciones, solo algunas suelen hacer preguntas para saber si
no se trata de una consulta sobre un aborto. Las demás dan por entendido que son
usuarias del implante sin probabilidades de embarazo, y entonces sugieren
soluciones. En esas conversaciones le aconsejan que se coloque paños mojados en
el vientre, que evite el stress y sobre todo infusiones (te de canela, de orégano, de
artemisa con jengibre y de manzanilla).
Cuando las consultas son sobre el uso de productos farmacéuticos para
controlar los efectos consiguen interpelaciones para que asistan al centro de salud,
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con excepción de las que refieren al acné o la pérdida de deseo sexual. Las
experiencias de las otras mujeres no son leídas como saberes válidos para tomar
decisiones sobre qué estrategias tomar. Por esto, se trata de favorecer el predominio
de las respuestas que remiten a los enunciados manifestados por los/as médicos, los
prospectos y el consentimiento informado.
En algunas publicaciones se construyen discusiones sobre las usuarias que
realizan preguntas que denotan desconocer qué son los implantes. Las moderadoras
y algunas usuarias las acusan de no haberse informado, de no adoptar decisiones
responsables o de no atreverse a realizar las preguntas pertinentes cuando se los
colocaron. En esas conversaciones, muchas respaldan a quien realizó la consulta.
Estas mujeres suelen narrar las circunstancias en las que accedieron al implante;
especialmente remiten a que fue durante la internación del parto en un hospital público
y no les explicaron que podría provocarles algún malestar. Y dan cuenta de las
razones de por qué no leyeron el documento de consentimiento informado. En estos
cruces y acusaciones se define qué es una usuaria responsable e informada, qué
puede consultarse en el grupo y quienes pueden responder, qué valor tienen las
experiencias y el saber biomédico, se disputa la medicalización y la
desmedicalización.
Las consultorías en salud sexual y reproductiva - donde las mujeres pueden
informarse sobre las características de todos los métodos anticonceptivos y elegir el
más adecuado para ellas – han sido leídas como un derecho, pero también como una
estrategia para asegurar la adherencia al implante. Desde fines de la cada de 1980,
el movimiento internacional por la salud de las mujeres y la OMS consensuaron sobre
este asunto (Hardon, 2006). Sin embargo, en los relatos de las usuarias del grupo se
evidencia que no se trata de una práctica generalizada. Y algunas expresan cierto
temor por tener que elegir ellas qué método utilizar.
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Implante anticonceptivo (dudas) parecería suplir esa ausencia de consejerías,
pero al mismo tiempo promueve que las usuarias demanden la configuración de esos
espacios. Diariamente insiste en que es importante consultar con un/a ginecólogo/a,
y dinámicamente se establecen fronteras entre lo atendible entre mujeres y lo que
requiere atención profesional. Y también estimula diálogos que favorecen un
posicionamiento más empoderado frente al/la profesional.
Resultaría simplificador pensar al grupo como reproductor del saber médico, o
como un espacio donde se configuran saberes novedosos y críticos de él. Tampoco
es posible estipular que actúa fortaleciendo la adherencia al método, ni que las
estimula a abandonarlo. Se trata de una red de actores variados que asignan
identidades a las usuarias, al implante, a las hormonas y a los/as profesionales. En
ese juego establecen relaciones dinámicas con los prospectos de los laboratorios, los
consejos de los/as ginecólogos/as, las políticas públicas y las experiencias de las
demás integrantes del grupo.
Discusión
Los estudios sociales de las tecnologías anticonceptivas han dado cuenta
exhaustivamente sobre cómo estas portan guiones de género, y las disputas en torno
de ellos. Es decir, sobre cómo se producen las inscripciones y desinscripciones de
representaciones de masculinidades y feminidades en esos artefactos (Dorlin, 2006;
Oudshoorn, 2003b, 2003a; Rohden, 2008; Watkins, 1998). También se ha destacado
la importancia de reconstruir la agencia de las usuarias para dar cuenta de las disputas
en torno de los guiones de diseño (Oudshoorn y Pinch, 2003; Wajcman, 1991). Este
artículo se inscribe en esta línea de indagaciones.
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Para analizar las interacciones en el grupo de Facebook Implante
anticonceptivo (dudas), hemos dialogado con los estudios sobre las transformaciones
en el proceso de medicalización por el desarrollo de internet, y de las posibilidades
que ha ofrecido a los/as usuarias para acceder y construir conocimiento, y para
conectarse.
En nuestro análisis, dimos cuenta de cómo el administrador, las moderadoras
y las usuarias establecen relaciones con las herramientas que les ofrece la plataforma
de la red social para atraer el interés por el grupo. Las interacciones definen cuáles
son los temas pertinentes, el contenido de las intervenciones en los comentarios y las
reacciones esperables. El implante anticonceptivo se estabiliza allí como un método
anticonceptivo que produce efectos secundarios muy variados, que no pueden ser
predichos ni evitados por las mujeres que lo portan.
La normalización de los efectos de los implantes a veces logra construir una
adherencia de las mujeres al método, pero en otros casos se produce lo contrario. El
tono de los relatos o narraciones de las experiencias somáticas va definiendo la
identidad del grupo, el dramatismo y la negatividad son reproducidas y también
desvalorizadas. La adhesión obligatoria al implante y la minimización de los síntomas
asociados al dispositivo permanecen en disputa al interior del grupo.
Ciertas ideas biomédicas sobre el cuerpo de las mujeres que lo identifican como
hormonal, cíclico y capaz que soportar sufrimiento suelen ser aceptadas por las
usuarias. La naturalización de esas características, especialmente la idea de ciclo
menstrual, parecen actuar como obturadoras para que la acción anovulatoria del
implante adquiera un significado claro. Así, las alteraciones en el sangrado emergen
como una preocupación frecuente y se traman con las incertidumbres que construyen
las hormonas sobre los cuerpos de quienes usan el artefacto.
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La eficacia del método está prescripta en los prospectos de la industria
farmacéutica, y repetida por los/as profesionales de la salud y los/as diseñadores/as
de políticas estatales, es superior al 99%. Sin embargo, en el grupo las usuarias
manifiestan dudar de él. El pánico que manifiestan ante los relatos sobre embarazos
a partir de su falla y el uso de otros métodos profilácticos dan cuenta de que continúan
utilizando el implante por motivos que trascienden a la seguridad que este ofrece.
Los implantes portan en su guion de diseño la capacidad de limitar la agencia
de las usuarias, ellas no pueden interrumpir su acción por su propia voluntad. Esto no
es cuestionado en el grupo, no hemos detectado ninguna iniciativa para lograrlo. Para
extraerlo de su cuerpo, deben convencer a un/a profesional de la salud para que lo
haga y esto es aceptado. La legitimidad de la autoridad médica casi nunca es
disputada y casi siempre reproducida e invocada. El compartir experiencias entre
mujeres no es entendido como la posibilidad de construir saberes alternativos, o crear
una cultura médica paralela. Simplemente actúa como una estrategia para sostener
la permanencia del grupo, y construir narraciones sobre las experiencias somáticas
que las vuelvan inteligibles.
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Artículo recibido el 1 de marzo de 2022
Aprobado para su publicación el 1 de junio de 2023