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DOI: https://doi.org/10.48160/18517072re54.151
Coproducción de conocimientos científicos. Una
experiencia transdisciplinaria en torno a la
mandioca en el marco de los Programas
Interdisciplinarios de la Universidad de Buenos
Aires
Bárbara Masseilot*
Resumen
En este artículo presento el análisis de una experiencia de coproducción
transdisciplinaria de conocimientos en torno a la incorporación de tecnología para el
procesamiento de la mandioca (manihot esculenta-granz) en contextos rurales
interculturales en la Provincia de Misiones, Argentina, la cual se produce en el marco
institucional del Programa Interdisciplinario de la Universidad de Buenos Aires sobre
Desarrollo Industrial, Agropecuario y de Obras y Servicios Públicos (PIUBAD) creado
en 2010. En ella interviene un complejo entramado que involucra a grupos
heterogéneos con niveles de alfabetización científico tecnológica y de expectativas,
*Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Sociales, Instituto de Investigaciones Gino
Germani. Correo electrónico: barbmlot@gmail.com
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intereses y creencias diversos: docentes-investigadores, estudiantes, representantes
de organismos del sistema científico y tecnológico y de la comunidad local.
El objetivo del análisis consiste en reconstruir los diversos vínculos interdisciplinarios
y transdisciplinarios que se generan en la experiencia, así como también los lugares,
las formas y materialidades de la comunicación de los conocimientos generados. La
estrategia metodológica adoptada es cualitativa, centrada en el análisis de
contenido, y combina distintas técnicas de recolección de datos de forma
complementaria: relevamiento de fuentes secundarias, entrevistas en profundidad y
observación no participante.
Con ello busco hacer un aporte al estudio sobre las relaciones dinámicas que se dan
entre las instituciones de producción científica y la sociedad, a fin de comprender
cómo operan los diálogos entre las distintas culturas epistémicas, incluyendo tanto
los aspectos prácticos como los simbólicos y organizacionales de la actividad
científica.
Palabras Clave
INTERDISCIPLINA, TRANSDISCIPLINA, COPRODUCCIÓN, INSTITUCIONES, COMUNICACIÓN DE LA
CIENCIA.
Introducción
En este artículo se presenta el análisis de una experiencia de coproducción
transdisciplinaria de conocimientos en torno a la incorporación de tecnología para el
procesamiento de la mandioca (manihot esculenta-granz)) en contextos rurales
interculturales en la Provincia de Misiones, Argentina, la cual se produce en el marco
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institucional del Programa Interdisciplinario de la Universidad de Buenos Aires sobre
Desarrollo Industrial, Agropecuario y de Obras y Servicios Públicos (PIUBAD) creado
en 2010. En ella interviene un complejo entramado que involucra a actores
heterogéneos con conocimientos científico tecnológicos y expectativas, intereses y
creencias diversos: docentes-investigadores, estudiantes, representantes de
organismos del sistema científico y tecnológico y de la comunidad local.
El objetivo del análisis consiste en reconstruir los diversos vínculos
interdisciplinarios y transdisciplinarios que se generan en esta experiencia, así como
también los momentos, los modos o maneras y las materialidades de la
comunicación de los conocimientos generados. La estrategia metodológica adoptada
es cualitativa, centrada en el análisis de contenido, y combina distintas técnicas de
recolección de datos de forma complementaria: relevamiento de fuentes
secundarias, entrevistas en profundidad y observación no participante.
El interés en esta experiencia se fundamenta en la cada vez mayor importancia
que se le otorga al vínculo entre las universidades y el sector productivo y actores
sociales más amplios como el Estado, las organizaciones del tercer sector y las
comunidades, en el marco de un capitalismo cognitivo donde el conocimiento se
erige como el principal bien económico y simbólico de las sociedades
contemporáneas (Vercellone, 2004). Favorecer el acceso al conocimiento
sustentado en la convicción de su uso y democratización como un bien social,
colectivo y estratégico (Declaración de la III CRES, 2018) se ha vuelto una
preocupación fundamental. Esto se advierte tanto en el desarrollo de acciones
institucionales concretas como las oficinas destinadas a la promoción de la
vinculación en las unidades académicas, instrumentos de financiación específicos, y
la incorporación del criterio de relevancia social en la evaluación de proyectos de
investigación y de trayectorias académicas-; como también en el discurso de los
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actores académicos, quienes refieren de manera extendida la importancia de este
tipo de producción intersectorial y enfatizan el uso potencial de sus resultados
(Buschini y Di Bello, 2015).
Acciones como la Ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia,
Tecnología e Innovación recientemente aprobada1, el Plan de Ciencia, Tecnología e
Innovación 20302, y la conformación del Consejo Económico y Social, órgano
colegiado y de participación ciudadana creado por el Poder Ejecutivo Nacional3, dan
cuenta de que en la actualidad, tras una serie de recortes en la inversión estatal en
el área como resultado del modelo de desarrollo neoliberal impulsado desde el
gobierno nacional entre 2015 y 2019 (Aliaga, 2019), se revitalizó el protagonismo de
la ciencia y la tecnología en y para el proceso de construcción de una democracia
inclusiva que caracterizó al período 2003-2015. En este, el fomento de la
coproducción de conocimientos, entendida como una práctica que excede
(incluyendo) la interacción interdisciplinaria entre científicos al incorporar la
integración y el aprendizaje para la definición y resolución de problemas complejos
con actores heterogéneos (Thompson Klein, 2015), se valió indirectamente del
1 Véase la Ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación,
aprobada el 24 de febrero de 2021.
2 Véase el documento preeliminar del Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030, cuyas
primeras definiciones se delinearon a finales de 2020.
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/plan_cti_2030_-
_documento_preliminar_septiembre_2020.pdf
3 El Consejo Económico y Social busca facilitar la cooperación pública-privada-social en proyectos
estratégicos. Reúne a trabajadores y trabajadoras, empresarios y empresarias y representantes del
sistema académico y científico y de la sociedad civil en busca de fortalecer una cultura del encuentro
que potencie el diálogo, la creatividad y la diversidad con un horizonte de sentido común. Véase la
página web del Consejo. https://www.argentina.gob.ar/consejo/que-es
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despliegue de un conjunto de instrumentos de política sectorial para la investigación
interdisciplinaria (Hidalgo, 2016) y para la priorización de áreas de conocimiento, de
temas y de problemas de investigación (Vaccarezza, 2015; Arocena, 2014).
Las Universidades Nacionales, locus privilegiado de formación de recursos
humanos calificados y de producción de conocimiento (Unzué y Rovelli, 2017),
alineadas con esas acciones de la agenda nacional, avanzaron en la promoción de
la vinculación de la actividad científica con el desarrollo productivo, la resolución de
problemas sociales y la profundización de la labor orientada a la formación de
competencias tecnológicas acordes a las demandas de un proyecto de país de tipo
industrial (Hurtado, 2015). Para ello implementaron proyectos institucionales
incorporando en forma heterogénea los instrumentos y criterios desarrollados por los
principales organismos del sector –la Agencia Nacional de Promoción Científica y
Técnica (ANPCyT) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnica
(CONICET)-, muchos de los cuales requerían la identificación de entidades
adoptantes de resultados, fortaleciendo de ese modo las relaciones público-público,
público-privado y público-social/territorial (Rovelli, 2017).
Sin embargo, pese a estos esfuerzos, todavía constituye un inmenso desafío la
articulación y apropiación de los saberes en grupos más amplios de la sociedad, a
fin de que devengan agentes activos y críticos en la toma de decisiones relacionadas
con el conocimiento científico (Marafioti y Martini, 2016). Datos de la IV Encuesta
Nacional de Percepción Pública de la Ciencia elaborada por el MINCyT (2015)
indican que en Argentina el 70% de la población no es capaz de mencionar siquiera
un organismo científico–tecnológico, lo que permite suponer que existen grandes
dificultades para que se reconozca en la investigación académica a una “aliada” para
alcanzar las soluciones a sus problemas (Cortassa, 2018) y para que se generen
demandas solventes, efectivas que den lugar a agendas de investigación más
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democráticas (Sutz, 2014). Esta situación vuelve indispensable avanzar en el estudio
empírico y en la reflexión conceptual sobre las relaciones dinámicas que se dan
entre las instituciones de producción científica y la sociedad a fin de comprender
cómo operan los diálogos entre las distintas culturas epistémicas, incluyendo tanto
los aspectos prácticos como los simbólicos y organizacionales de la actividad
científica (Knorr Cetina, 1999). Este trabajo busca hacer un aporte en este sentido.
En lo que sigue el texto esorganizado en cinco apartados. En el primero se
presenta el marco conceptual a partir del cual se definen los ejes de análisis: niveles
de integración entre disciplinas y momentos, modos y materialidades que involucra
la comunicación de los conocimientos. Luego se explicita la estrategia metodológica,
los procedimientos y herramientas utilizados, y la conformación del corpus. En los
dos apartados siguientes se presentan los resultados del análisis: el primero
reconstruye distintas etapas de integración entre las disciplinas y el segundo se
centra en las formas de comunicación de las ciencias involucradas en la experiencia
coproductiva. Finalmente, se incluye un último apartado con algunas reflexiones
finales.
Marco conceptual
La experiencia de coproducción que se analiza puede ser caracterizada como
transdisciplinaria en el sentido que le dan Hirsch et al. (2015): surge motivada por la
resolución de problemas prácticos que emergen del propio proceso de investigación,
y busca “aprehender” la complejidad del fenómeno tomando en cuenta las diversas
formas de percibirlo, tanto “desde lo cotidiano como desde lo académico”,
estableciendo relaciones por un lado entre el conocimiento abstracto y el del caso
concreto, y creando a la vez conocimiento descriptivo, normativo y práctico en favor
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del interés social general (Hirsch et al., 2015: 203). Excede (incluyendo) la
interacción interdisciplinaria entre científicos al incorporar la integración y el
aprendizaje intersectorial para la definición de problemas y soluciones (Thompson
Klein, 2015).
Este tipo de producción implica una transformación del modelo tradicional de
autoridad científica al considerar las perspectivas de agentes hasta hace poco no
vistos como “legítimos” en la producción de conocimiento (Hidalgo, 2016b), lo que
supone una nueva conciencia ética de la labor científica, y una interacción más
consciente entre los aspectos epistémicos y axiológicos de los problemas (Funtowicz
y Ravetz, 1993). Al mismo tiempo, supone nuevas formas de trabajo científico con
una nueva distribución social del conocimiento en la que estos “encarnan
[embodied] distintas materialidades (Jasanoff, 2004).
Siguiendo a Gibbons et al. (1997)4, en estas prácticas el conocimiento fluye
más fácilmente a través de las fronteras disciplinares, los recursos humanos son
más móviles y la organización de la investigación es más abierta y flexible a fin de
captar técnicas, instrumentación, habilidades prácticas y/o conocimientos tácitos. En
ellas el conocimiento circula entre y con los individuos a medida que éstos pasan de
un problema a otro y de un contexto organizativo a otro. De este modo, los espacios
y momentos para la comunicación se multiplican, volviéndose especialmente
relevantes las trayectorias de quienes participan. Los diálogos que científicos e
investigadores establecen con otros actores, los cuales generalmente no son
formalizados ni reconocidos como parte del proceso de generación y comunicación
de los conocimientos por ser la publicación de artículos en revistas científicas
indexadas el modo privilegiado de evaluación (Carli, 2019), producen activamente la
circulación de los conocimientos democratizando su apropiación.
4 Los autores se refieren al “modo 2”, distinto del “modo 1”, disciplinar. Ver Gibbons et al, (1997).
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Interesa en este sentido recuperar la doble dimensión de la “comunicabilidad”
de los resultados de la investigación científica a la que refieren Naidorf, Riccono y
Alonso (2020), al decir de una interna, estrechamente vinculada a los parámetros de
evaluación académica a partir de la producción de papers recién mencionada; y otra
externa, a partir de la cual se establecen otros vínculos con los restantes actores de
la sociedad. Para estos autores, la “movilización del conocimiento” no implica una
acción lineal y de una sola vía, sino una práctica en diálogo, permeable, interactiva y
retroalimentada. De este modo amplían la concepción extendida sobre la
comunicación científica acotada a la popularización, difusión o divulgación de
resultados-, subrayando su carácter multidimensional, contextual y plural en el que
las formas de conocimiento no científicas también tienen valor.
Con todo, la tarea del productor de conocimientos en este tipo de prácticas deja
de ser entendida como una actividad discursiva específica que es la teorización –a
partir de la cual se producen “cuerpos de saber explícitamente formulado sobre
cierto ámbito” que es externo a él (Diez y Moulines, 2011: 15-16)-, para ser
comprendida como la de un razonador práctico, reflexivo, que se desarrolla en el
marco de negociaciones entre actores (Knorr Cetina, 2005) humanos y no humanos,
a la vez naturales, culturales y discursivos (Latour, 2007 y 2008; Callon, 1987; Law,
2007; Venturini et al., 2016). Para el análisis, esto implica sostener un principio de
simetría que postula la equivalencia ontológica de todas las entidades que participan
de la acción, lo que implica tratar a la diversidad de elementos con la misma
“dignidad”, ya sean humanos o de otro tipo (Meo, Chervin, Encinas, manuscrito
inédito), sin discriminar posiciones a priori. De este modo, elementos locales y
globales, micro y macro, presentes y pasados, a partir de las conexiones e
implicancias mutuas, se constituyen como actores funcionando como “pliegues”
entre tales niveles y dimensiones (Latour, 2008: 240-344; Law, 2009: 146). Su
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definición se produce en tanto tienen capacidad de agencia “haciendo hacer”5,
transformando los cursos de la acción en el proceso de producción y circulación de
los conocimientos.
Interesa en este sentido recuperar la doble dimensión de la “comunicabilidad”
de los resultados de la investigación científica a la que refieren Naidorf, Riccono y
Alonso (2020), al decir de una interna, estrechamente vinculada a los parámetros de
evaluación académica a partir de la producción de papers recién mencionada; y otra
externa, a partir de la cual se establecen otros vínculos con la sociedad. Para estos
autores, la “movilización del conocimiento” no implica una acción lineal y de una sola
vía, sino una práctica en diálogo, permeable, interactiva y retroalimentada. De este
modo amplían la concepción extendida sobre la comunicación científica –acotada a
la popularización, difusión o divulgación de resultados-, subrayando su carácter
multidimensional, contextual y plural, en el que las formas de conocimiento no-
científicas también adquieren valor.
A partir de lo anterior, aquí se entiende que la comunicación de los
conocimientos científicos se produce en esta articulación entre actores
heterogéneos, siempre situada, involucrando cada vez modos de hacer o maneras y
materialidades diversas. Allí la comunicación participa como objeto-método que
opera en la percepción, explicación y comprensión de la realidad que se instituye a
través del conocimiento (Becerra Villegas, 2004), es decir, como un proceso onto-
epistemológico, inherente a la producción de todo tipo de conocimientos –entre los
cuales se encuentra el científico-, y su circulación. De esta forma, la tarea del
productor de conocimientos deja de ser entendida como una práctica o actividad
discursiva específica que es la teorización –a partir de la cual se producen “cuerpos
5 La utilidad de la teoría del Actor Red, de donde surge esa definición de actor, es explicada en otro
trabajo previo (Masseilot, 2020).
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de saber explícitamente formulado sobre cierto ámbito” que es externo a él (Diez y
Moulines, 2011: 15-16)-, para ser comprendida como la de un razonador práctico,
reflexivo, que se desarrolla en el marco de negociaciones entre actores y otros
fenómenos de orden social (Knorr Cetina, 2005; Latour, 2007).
Esta forma de concebir los procesos de comunicación de los conocimientos
se relaciona con el espacio, con el tiempo y los procesos; con la dimensión histórica
que suponen, y con la reflexión de las personas. También permite pensar en los
investigadores científicos no sólo como productores de conocimientos sino también
como agentes de transformación social (Bunders et al., 2015), al traspasar los límites
de la hiper especialización disciplinaria en pos de atender la complejidad y
multifactorialidad de otros fenómenos colectivos a partir de aproximaciones
multidireccionales (Sutz, 2015). En definitiva, prácticas de este tipo pueden contribuir
a movilizar los enormes recursos intelectuales existentes para resolver problemas de
comunicación en el mundo académico moderno, a fin de favorecer a una mayor
justicia social y racionalidad (Nissani, 2015: 43), convirtiendo a la Universidad en un
espacio público de interconocimiento (De Sousa Santos, 2010: 50).
A partir de este marco general de referencias, se buscará reconstruir los
diversos vínculos interdisciplinarios y transdisciplinarios que se generan en esta
experiencia atendiendo sus momentos (lugares, temporalidades), los modos o
maneras y las materialidades que intervinieron en la comunicación de los
conocimientos generados. En función de ello, en el próximo apartado se explicita la
estrategia metodológica y la conformación del corpus para el análisis.
Estrategia metodológica
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Como se señaló en la introducción, la metodología adoptada para el trabajo es
cualitativa, e involucra el análisis de contenido discursivo sobre el corpus. Este se
conformó a través de distintas herramientas de recolección de datos: relevamiento
de documentos, entrevistas en profundidad y observación no participante.
Las etapas del estudio pueden diferenciarse del siguiente modo:
Sistematización de literatura científica referida a la temática a fin de elaborar
un marco conceptual para el análisis. Se definieron teóricamente los ejes de
indagación priorizando: modalidades de trabajo inter-multi-transdisciplinario y niveles
de integración; fases y trayectorias de/en la investigación coproductiva; situación,
modos o maneras, y materialidad de la comunicación de conocimientos.
Conformación del corpus:
Relevamiento de fuentes secundarias: normativas institucionales; artículos de
teoría sustantiva elaborados a partir de la experiencia; material de divulgación
sobre el Proyecto; visualización de registro fílmico y fotográfico del intercambio
de saberes con la cooperativa en Misiones.
En total se relevaron:
36 resoluciones.
8 memorias institucionales.
5 documentos de difusión un libro, un cuadernillo, una presentación de
Proyecto y un documento síntesis de las actividades del Programa.
Presentación digital para la Defensa del Trabajo Profesional de estudiantes de
Ingeniería Industrial y material visual y audiovisual del viaje de las estudiantes a
Misiones.
Selección de fuentes primarias: entrevistas interpretativas semi estructuradas a
informantes clave, las cuales tuvieron como objetivo hacer foco en los actores,
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recuperar y registrar sus experiencias, sucesos y situaciones de vida (Sautu et
al, 2005: 47-48); y un registro de observación no participante.
En total se analizaron:
2 entrevistas individuales, una a una docente-investigadora; y la otra a un
miembro del Programa con cargo de Subsecretario de Graduados en la Facultad
de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires.
1 entrevista grupal a dos estudiantes de Ingeniería Industrial que participaron de
la experiencia.
Registro de la observación no participante de la defensa de la tesis de las
estudiantes de Ingeniería Industrial en la sede de la Facultad de Ingeniería de la
UBA.
Cabe señalar que el trabajo de campo es producto de una investigación más
extensa6, en curso, para optar por el título de Magister en Investigación en Ciencias
Sociales. En ella se estudian los Programas Interdisciplinarios de la UBA a partir de
la pregunta por la comunicación de conocimientos en las fronteras de la universidad
pública desde la perspectiva de redes de actores (Latour, 2007 y 2008; Callon, 1987;
Law, 2007; Venturini et al., 2016). Esto le imprime un sesgo al material empírico para
el análisis, el cual está centrado en los actores institucionales de la Universidad.
Al respecto, si bien eso hace que no sea posible reconstruir empíricamente la
experiencia coproductiva o interdisciplinaria a partir de los actores no académicos
que intervinieron, esto no invalida la realización de un análisis acotado a ese grupo,
dado que lo que se define como experiencia coproductiva no es la investigación que
da origen a este artículo sino la experiencia que se analiza. De este modo, aunque la
6 La investigación se inscribe en el proyecto UBACyT 20020170100398BA, Las fronteras de la
universidad blica. Instituciones, identidades y saberes” (2018-2020), dirigido por la Dra. Sandra
Carli.
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reconstrucción de la experiencia es parcial y se realiza desde una perspectiva de
estudio de actores institucionales, es igualmente relevante para conocer lo
vivenciado por este grupo. Para cada uno de ellos, como se verá en lo que sigue, la
experiencia implicó momentos y situaciones de intercambio y de apropiación de
modos de hacer de las otras disciplinas y de los otros no académicos que
modificaron su propia producción de conocimientos, necesariamente afectada por
los intercambios con los restantes actores.
Procesamiento y análisis de datos. Para el análisis de la experiencia se bus
mantener un marco relativista de referencia indiferente a las escalas, a fin de no
hacer una valoración mayor de ciertos actores respecto de otros, y a partir de
comprender el accionar de cada uno de ellos como expresión a la vez local y
global, micro y macro de las negociaciones que la hacen posible. Esto se advierte
en particular a partir de recuperar hacia el final del primer apartado de análisis la
perspectiva de estudiantes de grado, actores escasamente visibilizados en
general en el mecanismo de Programas en el cual se inserta el PIUBAD, y que,
no obstante, integran los equipos interviniendo como actantes en momentos
fundamentales del proceso, dando respuesta a necesidades o móviles que
exceden el suyo inicial de la elaboración del trabajo profesional.
Elaboración de los gráficos y presentación de resultados.
Cabe señalar que las distintas etapas no fueron estancas, independientes y
sucesivas. Todas ellas dialogaron a partir de emergentes motivados por la propia
tarea de análisis.
Análisis de la experiencia
Marco institucional para la coproducción de conocimientos.
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El PIUBAD, Programa Interdisciplinario de la Universidad de Buenos Aires sobre
Desarrollo Industrial, Agropecuario y de Obras y Servicios Públicos, surge en 2010
por iniciativa de integrantes de varias de sus facultades, en particular, de Ciencias
Económicas, de Ingeniería y de Derecho, y de la Secretaría de Ciencia y Técnica, a
partir de coincidir en la pertinencia de que la UBA genere propuestas para el
desarrollo nacional7 (Secretaría de Ciencia y Técnica, 2020). Su creación se apoyó
en las siguientes razones: la Universidad estudia y expone objetivamente sus
conclusiones sobre los problemas nacionales y presta asesoramiento técnico a las
instituciones privadas y estatales de interés blico; cuenta entre sus claustros con
especialistas de experiencia en los sectores público y privado, con formación y
antecedentes adecuados para participar en la formulación de planes de acción y de
propuestas vinculadas al desarrollo del país; resulta necesario que dichos planes de
acción y propuestas se encuentren integrados y que sean fruto del trabajo
interdisciplinario; y su elaboración resultaría en un aporte valioso que la Universidad
puede hacer a la Nación (UBA, 2010).
En función de lo anterior se dispuso el objetivo principal del Programa, el cual
consiste en la formulación de propuestas interdisciplinarias integradas para el
desarrollo industrial, la infraestructura económica servicios públicos- y las
tecnologías necesarias a fin de generar “cambios en el país”. Con esta orientación,
7 Tiene como uno de sus antecedentes más relevantes la iniciativa presentada en 2007 en la Facultad
de Ingeniería (UBA) para la realización de Estudios Estratégicos de Ingeniería”, a partir de la cual se
convocó a miembros de dicha casa de estudios a trabajar en la elaboración de planes de acción y de
propuestas para el desarrollo nacional en lo que respecta al campo de acción de las ingenierías.
Varios de los profesores y graduados convocados en esa primera instancia participaron luego, a su
vez, de actividades organizadas en el marco del PIUBAD desde su creación hasta la fecha
(Secretaría de Ciencia y Técnica, 2014).
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inicialmente se llevaron adelante estudios en tres áreas de trabajo integradas:
Políticas Macroeconómica e Industrial, Herramientas Transversales de Promoción
Industrial y Estudios Sectoriales y Específicos. A partir de 2017 se incorporaron a las
recién mencionadas las atendidas por el Observatorio de Ramas Productivas8, y en
2018 se presenel Proyecto Vectores, que agregó nuevas líneas de indagación y
articulación institucional9. Este último proyecto mantiene el objetivo inicial del
Programa de contribuir a la transformación de la matriz tecnológico-productiva del
país mediante la puesta en valor y la potenciación de las capacidades de la UBA, e
incorpora específicamente el interés por atender a demandas sociales y ambientales
específicas.
El PIUBAD es uno de los cinco Programas Interdisciplinarios creados por la
Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad de Buenos Aires entre 2007 y
2012. Los restantes son el PIUBACC, sobre Cambio Climático; el PIUBAMAS, sobre
Marginaciones Sociales; el PIUBAES, sobre Energías Sustentables; y el PIUBAT,
sobre Transporte. En conjunto, constituyen uno de los principales instrumentos de
política universitaria de la institución para la promoción de la investigación científica
orientada en áreas de conocimiento estratégico (UBA, 2007, 2008, 2009, 2010,
8 Manufacturas de Origen Industrial, Manufacturas de Origen Agropecuario, Productos Primarios y
Software e Industrias Culturales. Este observatorio es resultado del Proyecto PIUBAD-F1 “Desarrollo
de Plataforma de Información Básica y Monitoreo de sectores/ramas productivas en Argentina,
residente en sitio web, que servirá a su vez para difusión del PIUBAD y para el fortalecimiento de sus
redes institucionales”, aprobado en la convocatoria 2016.
9 Los vectores son: 1. Alimentos; 2. Biomateriales; 3. Energías Renovables / Eficiencia Energética; 4.
Integración de Barrios Populares; 5. Industria Satelital / Aplicaciones Satelitales; 6. Industria Naval /
Sistema Fluvial y Marítimo; 7. Industria Nuclear / Energía Nuclear; 8. Maquinaria Agrícola; 9.
Movilidad Eléctrica; 10. Petróleo y Gas; 11. Sistema Ferroviario; y 12. Tecnologías Informáticas
Disruptivas (Cianci, 2019).
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2011, 2012, 2013, 2014) vinculando grupos de investigación e instituciones
científicas y académicas y otros grupos sociales. Con ellos se pretende fortalecer el
rol social de la institución a partir de la producción de conocimiento “con
características de aplicabilidad para la transformación de la realidad” (SECyT, 2020),
con la intervención formal de las trece unidades académicas a través de más de cien
personas, entre docentes-investigadores, becarios y estudiantes.
Su creación está planteada “en términos de avances de la ciencia y la
tecnología, así como también, en rminos de las necesidades y posibilidades
productivas y sociales del país” (UBA, 2007b, 2007c, 2008b, 2010b, 2012b). De este
modo los Programas combinan el objetivo “clásico” de las instituciones científicas
modernas de “hacer avanzar el conocimiento”, con el de contribuir a su utilización
para el desarrollo económico, la toma de decisiones y la llamada “misión social” de la
universidad, expresada habitualmente a través de la extensión (Sutz, 2014 :65-78).
Esto supone la identificación de demandas del medio gracias a la dinamización de
los canales de comunicación internos y externos, y el estrechamiento de los vínculos
entre ésta y otros ámbitos sociales y de decisión política y empresarial.
En función de ello es que se propone considerar a los PIUBA como una política
tácita de comunicación de conocimientos científicos impulsada por la Universidad de
Buenos Aires que involucra las tres funciones definidas por su estatuto: docencia,
investigación y extensión, a partir de lo que sostiene Alcíbar (2009:174) cuando
afirma que las instituciones científicas tienen siempre una “política divulgativa”, ya
sea de forma tácita o explícita. También, como una acción institucional de
comunicación de la ciencia en el sentido amplio que excede (incluyendo) los
parámetros de contar conocimiento científico (Gasparri y Azziani, 2015). Esto puede
plantearse especialmente a partir de lo sucedido en 2015, cuando además de las
actividades de investigación financiadas por la institución con una línea de la
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programación UBACyT creada específicamente para proyectos interdisciplinarios en
2010, se presen la primera convocatoria a los Proyectos de Fortalecimiento de
estos Programas y de Divulgación10 de sus acciones y resultados11, definiendo un
marco institucional y financiamiento específico para el desarrollo de actividades
encuadradas en tales objetivos.
Cabe señalar que los UBACyT interdisciplinarios12 y los Proyectos de
Fortalecimiento y de Divulgación son las propuestas de financiamiento institucional
destinadas principalmente a estos Programas Interdisciplinarios, no obstante, sus
10 Los primeros, de Fortalecimiento, apuntan a potenciar el valor y las capacidades de cada PIUBA
con estrategias que abarcan: el desarrollo de actividades de capacitación a instituciones; la creación y
el fortalecimiento de redes institucionales; la realización de actividades de monitoreo y medición de
resultados; el armado de propuestas o planes de acción para políticas públicas o entidades del sector
privado, y/o la definición y diseño de legislaciones, normas, procedimientos, entre otros.
Los de Divulgación fomentan el despliegue de estrategias “concretas de divulgación de
conocimientos y contenidos, orientadas tanto hacia dentro como hacia fuera de la Universidad y para
el público en general. A tales fines pueden presentarse propuestas de comunicación audiovisual,
escrita, radial, digital o presencial, así como también producciones para radio y TV, el desarrollo de
sitios web, el armado de publicaciones impresas, eventos, ferias y exposiciones, concursos y obras
artísticas (UBA, 2015: Anexo I).
11 Estas convocatorias anuales fueron creadas con el objetivo de visibilizar y potenciar el impacto de
las actividades que se desarrollan en el marco de los PIUBAs. A partir del año 2018, junto a los
Proyectos de Divulgación y Fortalecimiento, se incorporó la posibilidad de presentar otros
denominados Nuevas Propuestas Interdisciplinarias, que deben referir un vínculo transversal con uno
o más de los PIUBAs.
12 Los Proyectos UBACyT interdisciplinarios pueden tener como resultados publicaciones, dar lugar a
experiencias de vinculación, convenios, objetos de propiedad intelectual, tesis doctorales y de
maestría aprobadas por cualquiera de los integrantes del proyecto, y transferencias referidas a
desarrollos o innovaciones tecnológicas.
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integrantes pueden aplicar a otros fondos externos a la institución con el aval de este
Programa. Como se verá, esto resulta central en la experiencia que se analiza
debido a la incidencia que tiene en la definición de los objetivos (los cuales no
hubieran podido plantearse sin ese financiamiento), así como también en la
conformación de la red colaborativa o equipo transdisciplinario, que siguió las
exigencias de la convocatoria.
Fases de la experiencia
Si bien el PIUBAD se define, como el resto de los PIUBAs, como una propuesta
interdisciplinaria, algunas experiencias trascienden la participación científica
involucrando actores externos a la institución13. En general, y esto se advierte en los
objetivos del programa antes mencionados, este tipo de demanda, explícita y
formulada ex ante (Sutz, 2014), se pretende para fomentar la producción de
conocimientos integrada a/con distintas áreas del Estado y de gobierno, a fin de que
las decisiones y las definiciones de las políticas públicas sobre el desarrollo
13 Esto es valorado al momento de evaluar los proyectos, no obstante, no constituye una exigencia
para presentarse a ninguna de las convocatorias de financiamiento relacionadas directamente con los
Programas ya referidas. Las convocatorias a la programación científica UBACyT exigen la
conformación de equipos que incorporen docentes-investigadores de más de una disciplina, con
marcos teóricos, objetivos y procedimientos metodológicos que den cuenta de un abordaje
interdisciplinario del objeto de estudio. Debido a que estos proyectos tienen el objetivo de resolver
problemáticas complejas, también deben explicitar su aplicabilidad y transferencia justificada a partir
de una de demanda efectiva de la sociedad. La participación en los Proyectos de Fortalecimiento y
Divulgación, por otra parte, tiene como requisito que el grupo esté conformado mayoritariamente por
representantes de distintas disciplinas. Debe además contemplar la participación de al menos dos
unidades académicas y de tesistas de grado o posgrado cuyas áreas de proyecto y/o investigación se
relacionan con la propuesta.
19
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incorporen los conocimientos producidos en el marco de una tarea conjunta. No
obstante, en otros casos, las mismas provienen directamente de grupos de la
sociedad “civil”. Este es el caso de la experiencia que se analiza.
Como se demostrará a continuación, la misma no surge como una experiencia
de coproducción transdisciplinaria sino que se origina en una investigación previa de
base disciplinar, a la que le siguió una primera articulación interdisciplinaria dentro
del Programa. Por este motivo, a fin de comprender mo se desarrollaron los
diversos vínculos interdisciplinarios y transdisciplinarios en esta experiencia y qué
elementos coadyuvaron en la práctica coproductiva, en lo que sigue se presentan las
distintas fases de la experiencia, identificando algunos hitos relevantes y el tipo de
modalidad de trabajo inter-multi-transdisciplinario que supuso cada una.
Fase 1. Antecedente disciplinar: la investigación antropológica
En mis temas yo venía tratando de conseguir la interlocución con otras disciplinas para
las investigaciones que vengo haciendo. Como trabajo sobre conocimiento vinculado a la
agricultura necesitaba saber cosas que tienen que ver con agronomía, con ingeniería,
con económicas, y había intentado hacer unos vínculos más informales pero me habían
servido hasta cierto punto. Entonces ahí dije: bueno, yo me quiero anotar en Desarrollo
(Entrevista 2, 2019).
Quién habla es una integrante del PIUBAD, investigadora independiente del
CONICET y directora de un proyecto UBACyT14 con sede en el Instituto de Ciencias
Antropológicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, institución donde
también posee cargo docente. Tiene formación de grado y posgrado en
14 Refiere al UBACyT 20020160100065BA “Experiencias formativas, actividades productivas y
relaciones con el territorio en poblaciones indígenas y migrantes de Argentina”, en el cual se analiza
la transmisión de identidades vinculadas a una actividad productiva.
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Antropología, y por su actividad investigativa, desde 2008 hace trabajo de campo en
la provincia de Misiones, inicialmente sobre conocimiento agrícola en general y en
los últimos tres años centrado en el estudio de actores de y procesos de
conocimiento en torno a la mandioca, financiados por CONICET, la UBA y el
Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación. En el último proyecto, individual, se
incorporaron algunos tesistas con distinta participación, los cuales tienen la misma
formación disciplinar.
Su extensa trayectoria de estudio en Misiones la llevó relacionarse con la
comunidad local en general, y, particularmente en estos últimos años, con distintas
Cooperativas entre las que se encuentra la Cooperativa Agrícola Ganadera de
Gobernador Roca, uno de los actores principales de esta experiencia. También, con
el Clúster de Mandioca Misionera; las agencias de extensión rural (AER) del INTA en
Misiones –en especial, la AER de la localidad de Santo Pipó-; y el INTI. Las
cooperativas y las empresas familiares constituyen los espacios donde se elabora el
almidón de mandioca en esa provincia, que es la principal productora de la hortaliza
en el país. Estos espacios cooperativos se integran a su vez en el Clúster de la
Mandioca Misionera, creado en 2013 por el Estado provincial, el cual constituye un
espacio privilegiado de encuentro ya que allí participan funcionarios públicos de
gestión agrícola (nacionales, provinciales y municipales), de ciencia y tecnología
(INTA, INTI y universidades), empresarios/as familiares y las cooperativas.
La incorporación de esta investigadora en el PIUBAD se produce, tal como ella
indica en la entrevista, a partir de encontrar limitaciones para dar respuesta a
preguntas surgidas del propio desarrollo de la investigación básica de tipo disciplinar
que estaba realizando. Tal como señala en la entrevista: “[...] no es que yo lo pensé,
se vino dando. Cuando yo me sumé a la interdisciplina es porque yo tenía una
necesidad en la investigación”. En este caso, la exploración de la frontera o
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intersticio de la disciplina de base (National Academy of Science, 2015; Mallo, 2015)
es lo que la llevó al encuentro con pares de otros campos. Esto lo explica de la
siguiente manera: “Necesitaba saber cosas que tienen que ver con agronomía, con
ingeniería, con económicas”. A partir de este diálogo busca adquirir una mayor
comprensión del fenómeno y de sus múltiples dimensiones (Nisani, 2015), lo que
suponía, al mismo tiempo, “interesar” a los otros miembros del PIUBAD, en “estudios
conjuntos acerca del cultivo” (Padawer, Soto y Oliveri, 2020: 449-454-455).
Fase 2. La articulación multi e interdisciplinaria en el PIUBAD
Cuando yo me integré, al principio eran discusiones medio así: ‘Vamos a hablar sobre
desarrollo, vamos a ver qué hace cada uno’. Pero después se fue armando como un
Programa de exposiciones donde cada uno iba presentando lo que hacía, y cómo eso se
vinculaba o no con la discusión sobre el desarrollo. Y con eso se publicó finalmente un
libro. Eso vino bien porque nos fuimos conociendo. [...] Yo creo que se fue generando
una cuestión de confianza sin que tengamos mucho conocimiento tampoco de lo que
hace el resto, sus recorridos, sus filiaciones políticas. Simplemente medio que te vas
poniendo de acuerdo en que eso funciona, que más o menos te entendés, y avamos
(Entrevista 2, 2019).
Cuando la investigadora toma contacto con el PIUBAD, el Programa era
fundamentalmente un espacio donde se desarrollaban debates de ideas (Padawer,
Soto y Oliveri, 2020), y se encontraba en su propio proceso de consolidación en
términos de interdisciplina, en una etapa previa que puede caracterizarse como
multidisciplinar. En ella, las disciplinas se relacionan en una yuxtaposición que opera
de un modo aditivo, no interactivo; y aunque la relación puede implicar reciprocidad y
acumulación. No es integrativa, motivo por el cual las disciplinas participantes no
sufren cambios ni se ven enriquecidas, manteniendo su identidad original y
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conservando sus intereses paradigmáticos propios (Thompson Klein, 2015: 82-86,
116-117). En esta etapa, el desafío principal consiste en sortear las dificultades
teóricas, técnicas y metodológicas que supone el diálogo entre los diferentes
lenguajes disciplinares, a fin de integrarlos en la generación de conceptos y
categorías bajo una misma comprensión teórica (Santos, 2015).
Advertidos de esta dificultad que supone la mirada interdisciplinaria, entre la
creación del Programa en 2010 y el 2017, se organizaron seminarios y simposios
(PIUBAD, 2012) sobre temas de interés para el Desarrollo nacional; así como
también reuniones en las cuales se exponían los temas que cada uno investigaba
con una circulación acotada de producción escrita individual. El libro “Apuntes para
el desarrollo de Argentina”15, el primero del colectivo del Programa publicado en
2017, constituye un hito en este sentido, en tanto ofrece una síntesis del recorrido
realizado durante esos primeros años del PIUBAD, condensando “la visión” del
Programa en algunos fundamentos teóricos principales (PIUBAD, 2017).
En palabras de uno de los integrantes fundacionales del Programa, Ingeniero y
Subsecretario de Graduados de la Facultad de Ingeniería:
La primera etapa [del PIUBAD] estuvo muy signada por el palo de las ciencias
económicas. Tuvo un avance más lento si se quiere, pero importante porque había que
consolidar una línea de pensamiento. Y eso fue avanzando y confluyó en este libro en
2017. Fue un avance lento porque arrancó en 2010. Hubo varios seminarios,
participación de un montón de gente destacada que fue validando una línea con ciclos.
Tuvimos una publicación previa y en 2017, principios, para fue la condensación de
todo eso en esta obra. [...] La ampliación a FILO y a FAUBA le cambió el perfil, le dio
15 Libro financiado a partir del Proyecto PIUBAD-D1: “Publicación de un libro para lograr difusión de
trabajos seleccionados, elaborados por los integrantes del PIUBAD. Presentación del mismo en
diferentes foros”.
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más aire. [...] creo que también fue importante que esas tres facus, que ya tienen un
perfil más de focos concretos de trabajo, de agarrar y decir: bueno, vamos a trabajar con
la producción de las cooperativas del noroeste argentino, o vamos a ver el tema de los
recursos hídricos, o vamos a ver el tema del auto eléctrico… o sea, salimos de la
generalidad trabajando en temas concretos (Entrevista 1, 2019).
Este marco integrado o “visión del mundo” común alcanzado tras siete años de
intercambios y plasmado en la publicación, permite redefinir la relación entre las
disciplinas al interior del Programa como interdisciplinaria. Ésta, a diferencia de la
multidisciplina, se caracteriza por una integración e interacción entre las disciplinas,
que opera de forma proactiva en el abordaje de temas y cuestiones prácticas que no
son propias o específicas de las disciplinas involucradas (Thompson Klein, 2015, 82-
87, 90-91).
En esa redefinición también contribuyó la definición de nuevos objetivos de
análisis y el desarrollo de cierta confianza intersubjetiva generada a partir de esos
encuentros grupales que funcionaron como un “antecedente de relación” humana
para el grupo (Simón et al., 2018). Esto permitió, aún sin tener tanto conocimiento
“de lo que hace el resto” en términos estrictamente académicos, ponerse de acuerdo
en que “esa articulación funciona” a partir de reconocer el compromiso y la presencia
en los debates y actividades del Programa.
La articulación con “Filo” a partir de la incorporación de la antropóloga y de sus
tesistas, introdujo la posibilidad de investigar la producción de las cooperativas del
noroeste argentino, y esto no sólo contribuyó en la consolidación de la interdisciplina,
sino que también, como se verá a continuación, dio lugar en forma posterior a una
nueva transición, ahora sí, hacia una fase de coproducción interdisciplinaria y
transdisciplinaria.
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Fase 3. La coproducción transdisciplinaria
La gente en el campo te va planteando cosas o vos le decís: bueno, ya que vos me diste
todo tu tiempo, ¿a vos se te ocurre algo en lo que te pueda ayudar? A ver, decime. Y la
gente me empezó a decir. [...] te va teniendo confianza y va diciendo: mirá, yo necesito
esto. [...] Lo que me di cuenta es que lo que la gente necesitaba es que yo la ayude a
hacer cosas, no a escribir sobre esas cosas. Entonces, por ejemplo, estos proyectos
interdisciplinarios a nosotros lo que nos permite es postular a financiamiento del Estado y
hacer cosas (Entrevista 2, 2019).
En 2016 se hizo una presentación a la Convocatoria de Proyectos de Divulgación y
Fortalecimiento16. A través de su aprobación, la Secretaría de Ciencia y Técnica de
la UBA financió en forma parcial un documento breve de difusión llamado “La
mandioca. Tecnología en alimentos para la economía social” (s/f), centrado en los
aspectos productivos de este cultivo. Este fue elaborado por la antropóloga junto a
dos integrantes de la AER del INTA en Santo Pipó a partir del trabajo en la
Cooperativa Agrícola y Ganadera de Gobernador Roca.
Tal como relata el equipo de antropólogos en un trabajo publicado:
[...] inesperadamente [el documento] resultó de interés para el PIUBAD, que lo financió
en parte y propuso, en el marco de una serie de encuentros, un “Encuentro sobre
Desarrollo Regional” donde pudimos presentar la interlocución entre la agronomía y la
antropología que se venía produciendo en un plano más aplicado. Se pudo plasmar en
un espacio de debate público en la universidad (Padawer, Soto y Oliveri, 2020: 453).
El proyecto que dio origen a la publicación no sólo contemplaba el cuadernillo sino
además el acompañamiento para la incorporación de tecnología en la Cooperativa:
16 Proyecto PIUBAD-D2: “Divulgación de conocimientos generados en el PIUBAD”.
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“Se hizo un espacio para colocar una envasadora al vacío, se hicieron cosas, y se
hizo un cuadernillo”, explica la antropóloga en la entrevista, jerarquizando las
acciones. En él se plasman los resultados de un primer proyecto de transferencia de
conocimientos17 aprobado en el marco del Programa Consejo de la Demanda de
Actores Sociales (PROCODAS) dependiente de la Secretaría de Planeamiento y
Políticas del MINCyT, al que se postuló con el aval institucional del PIUBAD. Su
objetivo era validar la incorporación de una tecnología para la conservación de
mandioca al vacío, propuesta que había demandado la Cooperativa y que se llevó a
cabo con la colaboración de integrantes de distintos organismos del sistema
científico-tecnológico18.
Ese cuadernillo la verdad es que quedó muy bonito pero quedó ahí en la página y no fue
lo central del proyecto. Lo central del proyecto es que nosotros podemos hacer cosas
con ellos, y esas cosas se van sistematizando. En mi caso, a través de artículos, de
ponencias, de las cosas que yo hago. Porque yo investigo eso. O sea, mi objeto es la
producción de conocimiento, y en esa producción de conocimiento los distintos actores
que entran en conexión (Entrevista 2, 2019).
Miembros de la cooperativa, del Clúster y del INTA parte de la red de actores que
era (es) su objeto de estudio en la producción de conocimiento disciplinar- se
incorporaron a la red de trabajo colaborativa a fin de concretar esta primera
17 Proyecto PROCODAS "Validación e incorporación de tecnología para el agregado de valor en la
producción cooperativa de mandioca”. Convocatoria 2016.
18 INTA-Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Montecarlo; INTA-EEA Cerro Azul; INTA- AER
Puerto Rico; PIUBAD, UBA; Ministerio del Agro y la Producción de la Provincia de Misiones; INTA;
Unidad para el Cambio Rural-Ministerio de Agroindustria de la Nación, y miembros del Cluster de la
Mandioca Misionera (Padawer, Feltan y Villasanti, 2017)
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experiencia. El rol que tenía el equipo de antropología (única representación del
PIUBAD) consistió en acompañar de forma externa el proceso bajo la coordinación
técnica de un extensionista rural del INTA.
Un momento clave en el desarrollo de esta nueva fase fue el debate público
surgido en el marco del Encuentro sobre Desarrollo Regional realizado en 2017,
como resultado de aquel proyecto en el marco del PROCODAS. Este permitió que
otros académicos y académicas dialogaran con los extensionistas del INTA y con los
productores de mandioca –usuarios directos de la tecnología-, situación que facilitó
que representantes de la Facultad de Ingeniería, quienes presentaban una mirada
más macrosocial y teórica sobre la problemática, se interesaran en participar
activamente en un segundo proyecto. También permitió que los representantes de
INTA y el Presidente de la Cooperativa advirtieran el respaldo institucional de la
universidad, y la presencia de un saber especializado que podían aprovechar para
resolver los problemas técnicos de la planta (Padawer, Soto y Oliveri, 2020).
Como consecuencia de esto, al año siguiente se presentó el nuevo proyecto,
en este caso financiado por la Convocatoria de Economía Social en la Universidad
de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU), dependiente del Ministerio de
Educación y Deportes de la Nación. Su objetivo era el diseño y la construcción de
dos máquinas para la elaboración de harina, propuesta que también había sido
demandada por la Cooperativa. El Encuentro Regional cobra relevancia nuevamente
ya que fue un representante técnico del Ministerio de Agroindustria –quien venía
trabajando con el Clúster de Mandioca Misionera en el debate sobre Desarrollo
Regional en la UBA-, quien dio la información sobre la posibilidad de financiamiento,
impulsando a las cooperativas de mandioca a postularse (Padawer, Soto y Oliveri,
2020).
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En esta oportunidad se incorporaron docentes y estudiantes de la Facultad de
Ingeniería de la UBA, de las especialidades Ingeniería Industrial e Ingeniería
Mecánica, a partir de la coordinación entre profesores de la cátedra de Trabajo
Profesional de Ingeniería y el Subsecretario de Graduados de la Facultad. El
proyecto involucró un proceso de conocimiento denominado ingeniería inversa, que
consiste en analizar el diseño, la construcción y operación de un producto que está
disponible en el mercado para producir una versión adaptada a las necesidades de
los usuarios. Esto se debió a dos factores (Padawer, Soto y Oliveri, 2020): por un
lado, al interés del organismo financiador (SPU-Ministerio de Educación) de que los
proyectos tengan una dimensión formativa –por ello se incorporaron docentes y
estudiantes de grado de las Ingenierías-; por otro, al interés del Clúster de Mandioca
Misionera de que los planos y especificaciones se encuentren disponibles para otras
cooperativas de la zona. También se realizó un estudio de ingeniería industrial sobre
el rediseño de la planta, sus costos, y el posible mercado para el producto. El equipo
de antropólogos participó registrando el proceso de incorporación de la tecnología.
El tipo de diálogo generado entre los distintos actores en ese evento excedió la
interacción interdisciplinaria entre académicos al integrar a los y las cooperativistas
en la definición del objeto de la investigación y sus posibles soluciones. Esto es
característico de la coproducción transdisciplinaria (Thompson Klein, 2015), la cual
supone acciones que implican niveles más altos de coordinación basados en la
proposición de un punto de vista o propósito común centrado en la praxis, en la
acción. En esta integración con fines prácticos, las fronteras disciplinares se vuelven
irrelevantes (Thompson Klein, 2015), generando un enriquecimiento que es de orden
epistémico (De Sousa Santos, 2010: 50).
Como se verá, el Proyecto presentó esta característica transdisciplinaria a
partir de la integración de distintos tipos de saberes en distintos momentos de la
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experiencia. Su desenlace será trabajado recuperando del punto de vista de las dos
estudiantes de Ingeniería Industrial que participaron19. Como se indicó en el
apartado metodológico, esto no sólo se debe a que fueron actantes fundamentales
en esta instancia de articulación de conocimientos con la cooperativa, en territorio,
sino, además, a que su participación no es visibilizada en este mecanismo de
Programas de igual manera que la de otros actores con mayor jerarquía en términos
académicos.
La finalidad de la intervención del grupo de seis estudiantes fue colaborar en el
diseño y la incorporación de tecnología para favorecer la utilización de los resabios
de mandioca generada en los procesos productivos de la Cooperativa mediante su
conversión en harina, para así introducirla en la receta de alimento balanceado,
logrando con ello una reducción de costos. Diseñaron dos máquinas: una prensa y
un horno secador, y las instalaciones para incorporarlas en la Cooperativa. Esta ya
disponía de dos máquinas diseñadas por uno de los socios: una lavadora y una
secadora; en este sentido, la cooperativa aceptó la participación de la Universidad y
su intervención en un proceso de innovación tecnológica iniciado por ellos mismos
con el que no quedaron satisfechos (Padawer, Soto y Oliveri, 2020). Con la
incorporación de la prensa y la secadora podrían completar, mejorándolo de forma
global, el proceso que se inició con la incorporación de la envasadora al vacío a
partir del Proyecto PROCODAS ya referido.
En septiembre de 2018 los estudiantes de Ingeniería Mecánica hicieron el
primer viaje a Misiones, junto a un docente y a la antropóloga. Las estudiantes de
Ingeniería Industrial no pudieron viajar en esa oportunidad “por cuestiones laborales,
19 Los otros actores institucionales serán recuperados en el segundo apartado de análisis del artículo,
donde se plantean algunas reflexiones acerca de la comunicación de las ciencias en esta experiencia.
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pero ellos nos mandaban material y durante los meses siguientes hubo reuniones de
todo el grupo” (Entrevista 3, 2020).
Si bien refieren haber tenido diálogo permanente vía Whatsapp con el
presidente de la cooperativa (“la realidad es que lo volvimos loco con ochenta mil
preguntas cada vez que iba surgiendo cualquier cosa… hasta un domingo le
hablaba”, señalan en la entrevista), ambas estudiantes explican que
(…) era medio difícil imaginarnos desde acá todo eso que no sabíamos (…) Era porque
era todo como muy abstracto, o sea, entonces capaz nos pasaba manuales o planos y
cosas así y había un montón de cosas que nos surgían, un montón de dudas ahí fue que
hablábamos todo el tiempo con Marcelo (Entrevista 3, 2020).
Las preguntas versaban sobre las máquinas, sus medidas, cómo era el tipo de
amasado, cuánto tiempo duraba un proceso, dónde se podía conseguir cierta
materia prima. “Y después”, cuentan en la Defensa del Trabajo Profesional (2019),
“cuando viajamos fue increíble”.
En total permanecieron cuatro días en Misiones, en los cuales visitaron dos
veces a la Cooperativa a fin de hacer observación de los procesos productivos y
conversar con sus miembros y con representantes del INTA. “Lo principal era
establecer el contacto con la gente de al y ver realmente qué era lo que
necesitaban, y ahí pudimos ver qué es lo que estábamos haciendo nosotras
teóricamente versus la realidad de la cooperativa” (Defensa de Trabajo Profesional,
2019). Esta cuestión fue ampliada en la entrevista realizada:
Lo que nos encontramos también cuando viajamos fue que en el aspecto técnico, en
cómo manejar y trabajar la mandioca, ellos la tienen recontra clara. Nosotras por ahí
queríamos ver si están haciendo algo que se pueda hacer de otra forma, u optimizar
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algo, y en realidad ellos la tienen híper clara porque nacieron haciendo eso. [...]
Entonces ahí nos encontramos con algo de: qué les vamos a explicar a estos tipos que
en realidad ellos nos van a explicar a nosotras cómo se hace esto (Entrevista 3, 2020).
Interrogantes que se habían formulado en el transcurso de un año en reuniones e
intercambios virtuales desde Buenos Aires encontraron rápida resolución en la
copresencia física. Todos ellos pudieron experimentar de manera sensible, práctica,
conocimientos tácitos del hacer con la mandioca, difíciles de mensurar a la distancia.
En la copresencia, la ejecución de las tareas permitió organizar y actualizar los roles de
cada uno, “separando” momentáneamente etapas y responsabilidades: de esta manera
los expertos científicos fueron ubicados de “manera práctica” en un momento del ciclo de
transformación que no competía con los conocimientos de los socios, mientras estos
dejaban ‘en suspenso’ su conocimiento sobre cómo construir las quinas mencionadas
dejando ese lugar ‘libre’ para los universitarios (Padawer, Soto y Oliveri, 2020: 462).
Este “separar” y “poner en suspenso” saberes distintos fue lo que permitió su
integración exitosa en la experiencia. La capacidad de descentramiento del lugar del
saber, a partir de la valoración del conocimiento del otro, complementario, dejándolo
“libre”, como observa el equipo de antropólogos, contribuyó a que cada uno pueda
apropiarse y aportar algo más al otro, modificando la experiencia subjetiva y al
conjunto de la experiencia. Esto será atendido con mayor profundidad en el apartado
siguiente.
Como resultado, las estudiantes elaboraron y entregaron lo que denominaron
“herramientas”, cuatro en total. Tal como relatan en la Defensa del Trabajo
profesional:
1) Planilla de costos:
cuando hablamos con la gente de la cooperativa lo que ellos nos decían es que había
veces en las que ellos fijaban precios de venta para sus productos que después les
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terminaban dando pérdidas porque no sabían el costo que tenían para hacer ese
producto. Entonces les entregamos una herramienta para que pudieran fácilmente
establecer el costo unitario de algunos productos y establecer bien el costo de venta. [...]
Es una planilla de Excel.
2) Un croquis simple con el emplazamiento de las dos nuevas máquinas que quieren
incorporar en el proceso:
(…) esto fue pedido por ellos porque necesitaba presentarlo Matías, que trabaja en la
Secretaría de Agricultura de ahí, está en Nación allá, entonces esto fue a demanda
para un subsidio. Bueno, rápidamente como fue pedido por ellos nosotras vimos que
tenían una necesidad puntual, lo diseñamos y se lo mandamos.
3) Un estudio de los efectos ambientales:
(…) hicimos un estudio del impacto ambiental [...] lo que les propusimos es que todas las
aguas de la cooperativa terminen en un biodigestor, aprovechando la cantidad de
material orgánico que tienen las aguas [...] Esto no fue requerido por la cooperativa sino
que surgió del relevamiento que hicimos cuando viajamos.
4) Un estudio sobre la posibilidad de que la harina de mandioca, en vez o sumado a
la incorporación del alimento balanceado, sea comercializada para consumo
humano.
Los estudiantes de Ingeniería Mecánica, por su parte, elaboraron los diseños
de las máquinas la prensa y el horno secador-; y los otros dos estudiantes de
Ingeniería Industrial avanzaron en un estudio comercial sobre el posible mercado
para el producto.
Para su elaboración, las estudiantes integraron a su práctica modos de hacer
del equipo de antropólogos en lo referido al trabajo en campo: la aproximación a las
personas, la escucha, la indagación del ambiente y de los modos de hacer de
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quienes integran la cooperativa. Esto, como señalaron los miembros del Jurado del
Trabajo Profesional, es algo atípico en las ingenierías.
También al atender las necesidades y las formas de significar y procesar la
mandioca de los “colonos”, adquirieron conocimientos ajenos a lo aprendido durante
su formación disciplinar en Ingeniería Industrial. En el proceso de elaboración de la
planilla de costos, datos de producción abstractos, como el ingreso de los
cooperativistas, pasaron a ser atendidos y entendidos como relacionados con
individuos con quienes reflexionaron sobre el proceso productivo. Para la realización
del croquis, se visualizaron en territorio aspectos de las condiciones edilicias y de
trabajo, involucrando el movimiento y desplazamiento de los cuerpos. El informe
ambiental también es resultado de este reconocimiento en origen de las necesidades
y posibilidades que tienen para mejorar las condiciones ambientales del espacio
donde está emplazada la cooperativa. En esos as compartidos, la mandioca de
de ser una materia prima y pasó a tener textura, olor. Su apreciación como “recurso
natural” se vinculó a su origen en el noreste argentino y a las manos hábiles de los y
las cooperativistas que las manipulaban frente a sus ojos con destreza.
Para octubre de 2019 ya se habían entregado la mayoría de los componentes
de ambas máquinas –la prensa y la secadora- a través de un flete. Sin embargo, los
retrasos en el financiamiento, producto de los tiempos “burocrácticos” de la
Universidad, afectaron el envío de la totalidad (Padawer, Soto y Oliveri, 2020).
También incidió la lógica formativa que adquirió el proyecto en función de los
requerimientos del organismo financiador, la cual organizó los tiempos del proyecto
de acuerdo al del calendario académico. En términos formales, la experiencia
transdisciplinaria concluyó para una parte del equipo en diciembre de 2019,
momento en el que las estudiantes se graduaron tras la defensa de su Trabajo
Profesional; sin embargo, para otros como la antropóloga o los extensionistas del
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INTA, esto no supuso un cese del vínculo con la Cooperativa, el Clúster de
Mandioca Misionera o el PIUBAD, ya que este asumió una nueva forma en el marco
de sus actividades pre-transdiciplinarias y de nuevos proyectos en continuación a
éste.
A partir de lo desarrollado hasta aquí pudo observarse que la experiencia no
surge transdisciplinaria, sino que deviene tal a partir de la trayectoria disciplinaria de
la antropóloga y gracias a la integración interdisciplinaria desarrollada en el marco
del PIUBAD a través del tiempo. También, que la discriminación de tres fases en la
experiencia no supone una progresión en una única integración cada vez mayor que
va de la investigación disciplinar a la coproducción transdisciplinaria de modo lineal y
excluyente. En ella se presentan distintas secuencias, vínculos y articulaciones
parciales, superpuestas, y con continuidades en función del tipo de participación que
tiene cada actor o grupo de actores. A continuación, se presentan dos gráficos que
representan tanto una síntesis de las articulaciones entre las fases, recuperando a
los actores intervinientes y a las disciplinas, como también una red simplificada de
actores recuperando las “motivaciones” dispares que los relacionaron con la
experiencia. Todas ellas acompañaron la coproducción de conocimientos:
funcionaron como “interesamientos” en distintos momentos del proceso,
contribuyendo a sostener a lo largo del tiempo la integración de los actores, algo
indispensable para que el proceso pudiera completarse.
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Gráfico 1. Fases de integración disciplinar en la experiencia.
Fuente: Elaboración propia
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Gráfico 2. Síntesis de fases, actores, disciplinas
Fuente: Elaboración propia
En el próximo apartado se recuperará la cuestión planteada sobre estas múltiples
“motivaciones” que funcionan como interesamientos a lo largo del proceso, así como
también las distintas fases y momentos de articulación disciplinar, a fin de avanzar
sobre el segundo objetivo del artículo: comprender momentos, modos y
materialidades involucradas en la comunicación de los conocimientos en esta
experiencia de coproducción transdisciplinaria.
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Gráfico 3. Red de actores y motivaciones.
Fuente: Elaboración propia
La multiplicidad de maneras y formas materiales en/para la
comunicación de conocimientos situada.
A partir de lo visto en el apartado anterior se advierte la presencia de un conjunto de
acciones de comunicación orientadas a la circulación interna de conocimientos
científicos, las cuales “encarnan” (Jasanof, 2004) en forma de artículos,
libros/capítulos de libros, tesis y trabajos finales, ponencias, informes, o documentos
“de divulgación”, que sintetizan o reflexionan en torno a la experiencia. Éstas
reditúan fundamentalmente a las motivaciones que llevaron a cada integrante del
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equipo a sumarse a la labor coproductiva de conjunto, ya sea en su rol de
estudiante, docente, extensionista, cooperativista, investigador, etcétera.
También es posible observar otros tipo de prácticas donde cobran relevancia
los diálogos y las acciones involucradas en el proceso que implica la experiencia
intersubjetiva misma, y que se manifiestan con otras formas de hacer y otras
materialidades como gestos, demostraciones prácticas, conversaciones informales,
la escucha; y también la intervención en el territorio, la redacción de una planilla-
herramienta de costos, la squeda de presupuestos para la compra de
componentes, el diseño y la generación de tecnología, entre otras. Este segundo
grupo pone el foco en la práctica dialógica, interactiva y retroalimentada
característica de la coproducción, y también, a la circulación de saberes en torno al
hacer cosas con otros. Todas ellas se producen de forma situada a partir de la
articulación entre actores en distintos momentos a lo largo del proceso de
producción de conocimientos.
Esta cuestión es tematizada en la entrevista hecha a la antropóloga, a partir de
una reflexión que realiza sobre la noción de “devolución”:
Yo escribí un texto que se llama: Contra la devolución. [...] lo que yo veía es que muchas
veces el concepto de devolución, que los resultados de una investigación vuelvan a la
gente… se piensa como en procesos estancos. Investigo, consigo resultados y los
divulgo. lo que yo pienso es que no es solamente hablar, o escribir. [...] Lo que a me
resultó en cuanto a la participación en el PIUBAD no es tanto que los demás me lean a
o yo lea a los demás o escribamos juntos, sino lo que hacemos. [...] (Entrevista 2,
2019)
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En el texto que menciona (Padawer, 2008), argumenta que la noción de devolución
es problemática porque lleva implícita la idea de un investigador que recoge datos y
devuelve teorías o explicaciones diferidas en el tiempo respecto al proceso mismo.
En contraposición a esto, la hipótesis que desarrolla sostiene que el conocimiento y
su puesta en común son inherentes a la investigación “al ponerse en relación las
distintas perspectivas [...] en una construcción que es intersubjetiva y que es
transformadora” (Padawer, 2012: 6).
Yendo más allá con este razonamiento, en la entrevista sostiene que lo que
transforma no es “solamente hablar, o escribir”, sino “lo que hacemos”:
Consensuar documentos que sean como lineamientos para la política de Desarrollo... Yo
no es que pienso que eso es mal. Pero a me parece que además de hacer los
documentos hay que hacer el desarrollo. Y el hacer el desarrollo es hacer estos
proyectos, por ejemplo. (Entrevista 2, 2019).
Desde esta perspectiva, la práctica coproductiva supone un modo de articulación
orientado a la concreción de acciones, más que a la explicitación de marcos
conceptuales integrados. En este sentido, interesa menos la sistematización de
experiencias, la publicación de reflexiones o la elaboración de documentos
propositivos en base a resultados, que los procesos “hacia lo común” (Gadamer,
1988). Continúa explicando la antropóloga:
Por lo pronto el haber desarrollado estos proyectos aplicados a mí me cambió totalmente
el trabajo de campo, el vínculo con la gente, y lo que yo estoy investigando. O sea, mi
objeto fue cambiando acompasándose a esto. Tenemos una discusión desde el principio
porque me parece que sobre todo los economistas, o al menos quienes participan del
PIUBAD, miran a los grandes actores que contribuyen al PBI. No miran a los pequeños
productores que son con quienes trabajo yo. Eso está escrito en el libro, se ve. No les
interesa tanto lo que hacen los pequeños productores, tienen una mirada más macro.
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Los economistas, los ingenieros industriales. Yo creo que a la que le interesan más los
proyectos aplicados dentro del PIUBAD es a mí. Pero porque yo conocía a la gente que
tenía la necesidad concreta ahí. Y los otros se fueron entusiasmando.
¿Y cuál es el aporte específico de la Antropología en este equipo? ¿Q reconocen
ellos?
Ellos dicen que les falta esa mirada social. No sé cuánto se la apropian. (Entrevista 2, 2019)
En un texto escrito por el equipo de antropólogos publicado un año después de la
experiencia (Padawer, Soto y Oliveri, 2020), presentan una reflexión sobre su labor
en ella y explican que “ubicados en posición de aprendices” dentro del PIUBAD,
donde su perspectiva era minoritaria cuando ingresaron, lograron generar en los
economistas e ingenieros “interés por los pequeños aportantes en el PBI”, como son
los cooperativistas que producen mandioca. También, “cierto reconocimiento del
‘buen hacer técnico’” que no se reduce al saber de los especialistas, al evidenciar la
relevancia social del conocimiento práctico que tienen los productores. Finalmente,
aunque en una menor medida, también pudieron introducir en el Programa la
discusión sobre un modelo único de desarrollo asociado a la industria. El saber
hacer disciplinar del equipo de antropólogos y la trayectoria previa, en gestión, de
quien lo dirige, tuvieron un rol destacado facilitando el acceso al territorio, logrado a
través de la articulación con actores locales y globales a nivel del sistema de ciencia,
técnica e innovación nacional, como el INTI, el INTA o el Ministerio de Agroindustria
de la Nación y la Provincia de Misiones. Esto se produjo a lo largo del proceso
extenso de integración analizado en el apartado anterior, en el cual confluyeron
intereses de los otros actores.
Al PIUBAD, por su parte, la experiencia del hacer transdisciplinario le apor
una dimensión interdisciplinaria crítica, al cuestionar las estructuras que predominan
en la educación y el conocimiento, a fin de transformarlas “desdibujando la frontera
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entre lo epistemológico y lo político” (Lattuca, 2001: 100, citado en Thompson Klein,
2015: 125) desafiando los criterios dominantes de y para la definición del
“desarrollo”.
En cuanto a las consecuencias del diálogo interdisciplinar para su propia labor
como antropólogos, en el mismo texto refieren que la participación en el Programa
los llevó a reconocer la complejidad de los procesos tecnológicos por rama
productiva y contexto socio-histórico. También los desafió a iniciar la sistematización
de los procesos técnicos implicados en la manufactura de mandioca; y finalmente,
los llevó a notar la necesidad de atender los cambios globales que se producen en la
rama de la producción alimentaria (Padawer, Soto y Oliveri, 2020: 454-455).
Las estudiantes de ingeniería industrial, por su parte, tanto en la defensa del
Trabajo Profesional como en la entrevista hecha posteriormente, también refirieron
haber vivido una transformación epistémica, al haber adquirido conocimientos de
algún modo “más reales” –de los miembros de la cooperativa- que van “más allá de
la teoría” –de la Ingeniería-:
(…) me acuerdo de un operario de la cooperativa, de Yiyo, se llama, que sabía
perfectamente cómo funcionaba un biodigestor, por decirte algo. Nosotros no sabíamos
cómo hacerlo, pero el tipo clarísimo, no era que había que explicarle algo a él, más o
menos él nos explicó a nosotras sacándonos de la teoría un poco de lo que vemos en la
Facultad, y así pasó con el proceso mismo. O sea, es como bajar un poco a la realidad
(Entrevista 3, 2020).
Las fotografías y videos que hicieron durante su estadía en Misiones permiten
advertir la atención puesta en registrar esa (su) nueva “realidad” coproducida en
torno a lo que implica el proceso industrial para la producción de mandioca.
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Reflexiones finales
El objetivo del artículo consistió en reconstruir los diversos vínculos interdisciplinarios
y transdisciplinarios que se generan en una experiencia de coproducción de
conocimientos, así como también los momentos, los modos o maneras y las
materialidades de la comunicación de los conocimientos generados.
Como se vio, la experiencia surgió motivada por la resolución de problemas
prácticos emergentes del propio proceso de investigación de base disciplinar
antropológica. En este sentido, buscó dar respuesta a una demanda formulada
explícitamente por los miembros de la Cooperativa Agrícola Ganadera de
Gobernador Roca, en Misiones, a partir del conocimiento intersubjetivo construido
durante el trabajo de campo de una investigadora interviniente. De esta manera, la
red colaborativa de investigación reunida en el proyecto incorporó a miembros de la
cooperativa y a otros actores de organismos científicos y técnicos, lo que facilitó en
principio la gestión del proyecto en términos de aplicación y apropiación del
conocimiento, por haberlos integrado como parte activa en la discusión y
definiciones desde el inicio. También sumó a docentes y a estudiantes. Esta
dimensión formativa del proyecto se debió a los requerimientos del organismo que
dio el financiamiento.
En este proceso, la participación en los debates y actividades del PIUBAD, así
como también los diálogos mantenidos por los distintos actores y sostenidos en el
tiempo, fueron advertidos como una demostración del compromiso de quienes
participaban en la concreción del Proyecto. Esto fomentó la confianza, lo que resultó
un factor fundamental no sólo para lograr que miembros de la cooperativa pudieran
formular su demanda a representantes de los organismos de ciencia y técnica, sino
también para el fortalecimiento al interior del Programa, favoreciendo el pasaje entre
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un primer momento multi/inter disciplinario, a otro transdisciplinario. En esa
redefinición contribuyeron también los nuevos objetivos de análisis surgidos de estas
nuevas asociaciones.
El tiempo, su transcurrir, también devino central en tanto posibilitó el desarrollo
de una visión conceptual integrada y a la vez crítica sobre lo que implica el
“Desarrollo”, objeto del Programa Interdisciplinario que funciona como marco
institucional de la experiencia. A través de la interacción se produjo una relación
sinérgica entre la producción de conocimientos y las necesidades de las partes
interesadas, en las que cada proceso y cada actor o grupo de actores sufrieron
adaptaciones y transformaciones. Si bien esto fue analizado incorporando como
fuentes a los actores institucionales y a sus distintas producciones, limitando la
reconstrucción y el análisis de la práctica coproductiva al punto de vista de este
grupo, permitió igualmente advertir los cambios que se produjeron a partir de su
práctica dialógica con los otros no académicos. En este sentido, el artículo hizo un
aporte a la comprensión de la coproducción desde la perspectiva institucional.
En cuanto a los momentos, los modos y las formas materiales que implica la
comunicación de los conocimientos en la experiencia, se observó la producción y
utilización de herramientas sicas, informáticas, tácitas; documentos escritos;
presentaciones orales; artículos académicos, material de divulgación digital, registro
visual y fílmico, presentaciones en PowerPoint, entre otras ya mencionadas.
Participaron de la acción de coproducción en distintos momentos situados espacial y
temporalmente a lo largo de toda la experiencia multi, inter y transdisciplinaria,
conformando un grupo de estrategias distintas de la forma académica más habitual
de comunicación científica.
Estos otros modos, que nutren y posibilitan este tipo de experiencia, no
obstante, por lo general, permanecen invisibilizados. Sin embargo, al considerar que
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la comunicación de los conocimientos es inherente al proceso de coproducción de
las ciencias, la idea de “devolución”, como se vio a partir de la reflexión de la
antropóloga que dirigió el Proyecto, pierde sentido, dándole valor a estas otras
instancias. Por otra parte, también, la figura del “especialista académico” (ya sea
estudiante, graduado, investigador, etc.) se redefine como la de un facilitador cultural
cuya acción mediadora en la articulación de los conocimientos pasa a ser,
necesariamente, transformadora.
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Artículo recibido el 16 de marzo de 2021
Aprobado para su publicación el 8 de julio de 2022