1
DOI: https://doi.org/10.48160/18517072re54.149
Más allá de las expectativas de rol: 'Devenires' en la
investigación interdisciplinaria sobre el cambio
global, el clima y el ambiente
Meritxell Ramírez Ollé
*
Charlotte Mazel-Cabasse
**
Cecilia Hidalgo
***
Catharina Landstrom
****
Simone Rödder
*****
*
Universitat Autònoma de Barcelona, Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, Miembro del
Departamento. Correo electrónico: meritxell.ramirez@gmail.com
**
Digital Humanities Center, lanzado conjuntamente por University of Lausanne (UniL) and
Polytechnical School of Lausanne (EPFL). Correo electrónico: charlotte.cabasse@gmail.com
***
Universidad de Buenos Aires Instituto de Ciencias Antropológicas, ICA-FFyL. Correo electrónico:
chidalgo@filo.uba.ar.
****
University of Oxford, UK School of Geography and the Environment. Correo electrónico:
catharina.landstrom@ouce.ox.ac.uk
*****
Department of Business, Economics and Social Sciences Universität Hamburg. Correo electrónico:
simone.roedder@uni-hamburg.de
2
Revista Redes 54 ISSN 1851-7072
Resumen
Este artículo busca contribuir a las discusiones cada vez s frecuentes sobre las
transformaciones intelectuales, personales y emocionales que experimentan quienes
realizan trabajo de campo etnográfico en el marco de los Estudios Sociales de la
Ciencia y la Tecnología (ESCyT) con cada nuevo proyecto de investigación y
colaboración. A partir de la experiencia de investigar 'inmersas' (embedded) en
grandes proyectos colaborativos de las ciencias del cambio global, el clima y
ambientales, las autoras proponemos la noción de 'devenir' (becoming) para capturar
las transformaciones en general positivas que experimentan las/los etnógrafas/os,
transformaciones que van más allá de la comprensión un tanto estática y
unidimensional derivada de la noción de 'roles', de uso frecuente en la literatura
especializada. Concluimos con algunas observaciones sobre las transformaciones o
'devenires' que también nuestros colaboradores experimentan.
Palabras Clave
INTERDISCIPLINA; ROLES PROFESIONALES, ETNOGRAFÍA.
Introducción
Este artículo es tanto una autoetnografía como una contribución a la creciente
literatura sobre las transformaciones intelectuales, personales y emocionales que
experimentan quienes realizan trabajo de campo etnográfico en el marco de los
Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología (ESCyT) al involucrarse en cada nuevo
proyecto de investigación y colaboración. Durante los últimos 40 años, muchos
estudiosos ESCyT han realizado investigaciones junto a colegas formados en
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disciplinas científicas, medicina, ingeniería o arte, en las que han utilizado métodos
etnográficos de inmersión en terreno y han reflexionado acerca del impacto de sus
métodos en la producción de conocimiento (Balmer et alli., 2015, 2016; Calvert Y
Schyfter, 2017; Krauß, 2015; Mol, 2003; Rabinow y Bennett, 2012; Viseu, 2015b).
En este texto nuestro objetivo es contribuir a las conversaciones en curso entre
los estudiosos ESCyT sobre cómo hacer etnografía cuando se está inmerso en
proyectos de investigación interdisciplinarios, entendidos como espacios en los que
además de darse un conjunto de relaciones entre disciplinas y cuerpos de
conocimiento, se reformulan y negocian formas institucionales, perspectivas
analíticas, instrumentos, materiales y prácticas de investigación (Barry y Born,2013)
1
.
Las autoras comparten la experiencia de investigar "inmersas" (embedded) en
grandes proyectos colaborativos en las ciencias ambientales y del cambio global y
climático (Bowman, 2009; Lewis & Russell, 2011; Nader, 1972)
2
. Trabajar con
científicos provenientes de estos campos presenta desafíos diferentes a los de
1
En términos amplios, la interdisciplina puede ser definida como la articulación de ideas, datos o
información, métodos, herramientas, conceptos o teorías de dos o más disciplinas que buscan
responder una pregunta, resolver un problema o producir un nuevo conocimiento o producto para
avanzar en el entendimiento general o para resolver problemas cuyas soluciones se encuentran por
fuera del alcance de una sola disciplina o área de investigación (Klein, 2027). Si bien en la literatura
especializada coexisten diversas definiciones de interdisciplina, la heterogeneidad de concepciones
puede constituir una ventaja para la investigación y la política (Vienni Baptista et al, 2020).
2
Siguiendo a Lewis & Russell (2011), entendemos la investigación inmersa (embedded research) como
una manera situacionalmente apropiada de 'hacer etnografía' fundada en los principios y la práctica del
trabajo de campo de inmersión, que al mismo tiempo se inclina en favor del trabajo con colaboradores
dispuestos a la reflexión, se ajusta a requerimientos éticos y otras formas de regulación de la
investigación, y se pone al servicio de audiencias ávidas de nuevas formas de producción etnográfica.
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trabajar con, por ejemplo, biólogos (Balmer et alli., 2015; Gerson, 2015; Lynch, 1985;
Thompson, 2007), neurocientíficos (Callard y Fitzgerald, 2015; Fitzgerald y Callard,
2014), nano investigadores (Guston, 2014; Viseu, 2015a) y artistas (Calvert y Schyfter,
2017; Rödder, 2017). Las especificidades de las ciencias ambientales, del cambio
global y del clima incluyen la hegemonía a menudo controvertida de ciertos marcos
científicos en los debates públicos y políticos (Grundmann, 2016; Hidalgo, Natenzon
y Podestà, 2011; Jasanoff, 2010; Landström, 2017, Hidalgo 2020, Vienni-Baptista et
al, 2022) en un área de investigación profundamente politizada (Latour, 1998; Wynne,
2010). Los científicos del ambiente, el cambio global y el clima son en general
conscientes de las dimensiones sociales e impactos de su trabajo y, en consecuencia,
es común que se involucren políticamente como activistas, además de mostrar un
especial interés en la teorización acerca de la relación ciencia-sociedad (Fairley, 2017;
Mazel-Cabasse, 1998). 2018; Lane et al., 2011).
Este artículo es en sí mismo el resultado de una colaboración entre pares
dedicadas a los ESCyT, emprendida con un enfoque afín a formas “lentas” de práctica
y comunicación científica, en consonancia con la perspectiva de "ciencia sin prisa”
(slower science) (Stengers, 2011 y 2018). Algunas nos conocimos por primera vez en
una conferencia en mayo de 2016, en la que compartimos nuestras experiencias de
trabajo etnográfico acerca de científicos dedicados al ambiente y el clima. El grupo
final de cinco coautoras se constituyó a partir de la participación en reuniones
bimensuales en línea, en las que cada una presentó viñetas autoetnográficas que se
discutieron en conjunto en varias iteraciones. En septiembre de 2017, las cinco nos
reunimos para un taller de tres días: los dos primeros días, nos escuchamos,
asegurándonos de entender en detalle el trabajo de cada una, así como los contextos
de su realización. La dinámica de llegar a conocernos unas a otras sin prisa y de
construir juntas lentamente un sentido de identidad colectiva nos permitió desarrollar
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una conciencia crítica de nuestras propias experiencias como etnógrafas inmersas en
grandes equipos interdisciplinarios. Comenzando por el reconocimiento y la intensa
percepción de nuestros 'propios' fracasos y éxitos en las colaboraciones en las que
habíamos estado insertas, la colaboración que se dio alrededor de la elaboración del
presente texto estimuló nuestra 'imaginación sociológica' (Mills, 1959) y nos ayudó a
establecer un vínculo entre nuestros 'problemas individuales' y lo que pensamos que
podrían ser ‘cuestiones públicas colectivas', más extendidas entre nuestros colegas.
Terminamos el taller sintiendo lo que una de nosotras expresó con las palabras “no
me pasa solo a mí, no estoy sola”. El razonamiento “sin prisa" creó la oportunidad de
que llegáramos a una conciencia ligeramente diferente de los problemas y situaciones
que nos movilizan (Stengers, 2005: 994): nos percatamos de que el "cambio", el
"movimiento", la “transformación” caracterizaban nuestras experiencias comunes.
A partir de las discusiones planteadas por la filosofía postestructuralista y
feminista, en la próxima sección proponemos la noción de 'devenir' (becoming) como
clave para considerar las transformaciones que los/las etnógrafos/as experimentan en
las colaboraciones interdisciplinarias con científicos naturales y de otras disciplinas,
en cada nueva colaboración de investigación que emprenden, transformaciones que
van más allá de la noción de un individuo que desempeña roles más o menos
conducentes al logro de ciertos objetivos intelectuales. En la sección 3, presentamos
ilustraciones empíricas de cinco "devenires" que mueven a los/as etnógrafos/as más
allá de las expectativas de rol en la investigación interdisciplinaria sobre el clima y el
ambiente. Concluimos con algunas observaciones sobre las transformaciones o
'devenires' que también nuestros colaboradores experimentan.
Consideraciones conceptuales
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El concepto de "rol" ha sido útil para comprender la situación o posicionalidad de los
investigadores ESCyT en contextos interdisciplinarios (Balmer et al., 2016; Viseu,
2015b). En ámbitos académicos, profesionales, tanto como en la vida cotidiana, las
expectativas de rol facilitan la interacción social entre individuos que no se conocen
mutuamente. En efecto, ``rol'' ha resultado un concepto esclarecedor en el examen
de los desafíos que enfrentan los investigadores ESCyT en contextos
interdisciplinarios, y ha permitido discutir críticamente la existencia de roles conflictivos
y malentendidos fundamentales entre colaboradores de distintas formaciones de
base.
No obstante, para trascender este enfoque centrado en el individuo e indagar
sobre la dinámica que impulsa a cada etnógrafo/a ESCyT inmerso/a en proyectos
ambientales y climáticos interdisciplinarios a moverse a través de los diferentes roles
de que dispone, proponemos la noción de "devenir". El cambio perpetuo es la
característica clave en la noción de "devenir" que Deleuze y Guattari desarrollan, en
una interpretación materialista de las tesis del filósofo ilustrado Baruch Spinoza (1632-
1677)
3
.
Al igual que “rol”, “devenir" da prioridad a las acciones y relaciones sociales en
tanto determinantes del comportamiento, antes que -como es común- a la conciencia
y la interioridad psicológica. Grosz elucida esta perspectiva: “el cuerpo no se considera
3
En el presente texto, las autoras releen e interpretan sus propias experiencias de trabajo etnográfico
en contextos interdisciplinarios recurriendo específicamente al cambio perpetuo como característica
crucial que Deleuze y Guattari atribuyen al concepto de devenir. Se reconoce el alcance más amplio
del concepto en la obra de ambos autores, en la que devenir abarca múltiples aspectos de los procesos
de transformación y alteridad, divergencia, diferencia y alteración de los modos de pensar lo que se
considera real a partir y por la diferencia. Agradecemos a un evaluador anónimo el comentario que nos
ha permitido hacer esta aclaración.
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ni un lugar de conciencia ni una entidad determinada orgánicamente; se entiende
antes bien en términos de lo que puede hacer, las cosas que puede realizar, los
vínculos que establece” (Grosz, 1994: 165). Este materialismo filosófico anti-
esencialista permite considerar al/la etnógrafo/a ESCyT como una entidad tangible
con la que otros interactúan a través de la producción mutua de sistemas de actividad
situada. Aún sin conocer cabalmente lo que los/as investigadores ESCyT sabemos
por nuestra formación en ciencias sociales, se tienen expectativas sobre lo que
haremos como colegas, compañeros académicos, profesores, etc., partiendo incluso
de las posiciones formales en las que entramos en escena, lo que da lugar a preguntas
como "¿De qué se trata su proyecto de posdoctorado en el instituto?" o "¿Qué clases
dicta en el programa de maestría?". Es que, a pesar de su carácter abierto, el "devenir"
como proceso se ve siempre acotado por el contexto social y constreñido por los roles
que las organizaciones sociales habilitan (Grosz, 1994).
Si bien subrayamos la naturaleza creativa, y en general positiva, de las
colaboraciones interdisciplinarias, reconocemos que el 'devenir' está restringido por
las expectativas de rol producidas en las organizaciones sociales. Cada proyecto de
investigación transforma al/la etnógrafo/a y las expectativas de rol asociadas dentro
de su entorno institucional. Ya incluso en sus trabajos pioneros, Erving Goffman,
señaló que el análisis de los juegos de roles debe ir más allá del estudio de las
interacciones (role-play interactions) en las que emergen patrones a partir de la
diferenciación e integración de roles, para focalizar en el estudio de los individuos que
se involucran como ejecutantes de roles (role-performers) en sistemas de actividad
situada. En este caso, la pregunta se centra en cómo hace el individuo para manejar
sus múltiples roles y cómo relaciona los varios yoes (selves) vinculados a estos roles
(Goffman, 1961: 90). Sostenemos que el concepto de 'devenir' permite investigar
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cómo los individuos juegan roles en sistemas de actividad situada e indagar cómo
surgen los yoes que vinculan esos roles.
Aun cuando las expectativas de rol pueden tanto facilitar como restringir la
interacción social, “el devenir es la afirmación de la positividad de la diferencia,
entendida como un proceso de transformación múltiple y constante” (Braidotti, 1994:
111). Ello está en la base de la generación de nuevas configuraciones de actores,
instituciones, saberes y prácticas, donde los/as etnógrafos/as ESCyT encontrarán
nuevos roles. Por lo expuesto, la noción de "devenir" propone una visión del individuo
como indeterminado; no simplemente definido por roles previos, sino por lo que cada
uno puede hacer en cada nueva situación a partir y más allá de las expectativas de
rol que se ponen en juego.
En nuestras investigaciones etnográficas, estos roles han sido
predominantemente definidos por la institución académica. Siguiendo a Forsythe
(Forsythe, 1999: 6-8) encontramos que se caracterizan por varias dimensiones
('colocación', 'conexión', 'estructura de poder', 'posicionalidad' y 'oportunidades
laborales'), siendo éstas las dimensiones en las que se basan nuestros colaboradores
para estimar lo que sabemos, cómo nos comportamos y actuamos y, en definitiva,
cómo han de relacionarse con nosotras/os y fundar expectativas en función de las
posiciones de investigación y académicas que ocupamos.
Inspiradas en trabajos previos que reconocen la importancia de la etnografía
corporizada (embodied ethnography) en el desarrollo del conocimiento tácito
(O'Connor, 2017; Polanyi, 2009), el 'concepto de devenir' reconoce así la materialidad
de las acciones sociales, experiencias sensoriales y relaciones que afectan la
conducta y la subjetividad (Bondi, 2005; Crang, 2002, 2003; Volvey, 2012). Pone el
foco en cómo el moverse hacia nuevas situaciones y establecer nuevas relaciones
transforma la subjetividad y posicionalidad del investigador. Al tomar en consideración
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la presencia del/la etnógrafo/a en los procesos que está investigando, nos hemos
inspirado en la afirmación de Deleuze y Guattari “No sabemos nada de un cuerpo
hasta que sabemos qué puede hacer, es decir, cuáles son sus efectos, cómo pueden
o no entrar en composición a su vez con otros efectos” (Deleuze, Guattari y Massumi
1987: 257).
En la siguiente sección presentamos cinco ejemplos de "devenir" que se
desarrollaron en medio de restricciones de expectativas del rol. Cada "devenir"
representa aspectos comunes a lo largo de nuestras cinco trayectorias individuales
como etnógrafas y constituye a la vez un momento de cristalización en nuestra carrera
profesional. Cada devenir está ilustrado con una viñeta empírica, a fin de aportar a la
discusión sobre cómo se transforman los/as etnógrafos/as en el contexto de sus
colaboraciones interdisciplinarias transformando, a su vez, las expectativas asociadas
a su desempeño.
"Devenires" en la investigación interdisciplinaria del
ambiente, el clima y el cambio global
Devenir etnógrafa/o
"Devenir etnógrafa/o" intenta captar la trascendencia de un proyecto de investigación
colaborativo para el reconocimiento del/la etnógrafo/a ESCyT como investigador y
académico, y se asocia comúnmente con el proceso de obtención de un doctorado.
La universidad que otorga el título y los sujetos de investigación pueden tener
expectativas diferentes, o incluso incompatibles, acerca de lo que se necesita para ser
considerado un científico social. Por cierto, se deviene etnógrafo/a cada vez que
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comienza un nuevo proyecto de investigación y es necesario demostrar y justificar el
valor de la propia experiencia ante los patrocinadores (a menudo, pares), colegas y
nuevos participantes de la investigación. Son similares los “ritos de pasaje” que deben
atravesar tanto un/a estudiante de doctorado ESCyT de primer año como un/a
profesor/a ESCyT formado al inicio de cada proyecto: redactar propuestas; asegurar
la financiación y satisfacer a los patrocinadores; obtener acceso a los sujetos de
estudio; compartir material con colegas y sujetos. La principal diferencia en el proceso
de devenir etnógrafo/a es la "velocidad" de esta transformación. Un profesor formado
ya ha ganado una reputación y redes de colaboración que a menudo aceleran nuevos
procesos de reconocimiento.
Si el estudio etnográfico se centra en ciencias empíricamente orientadas que
realizan trabajo en terreno (por ejemplo, paleoclimatología), es importante que los/as
etnógrafos/as acompañen ese 'trabajo de campo' y logren acceso a la comunidad
científica. Cuando lo hacen, se encuentran estudiando personas cuyas prácticas,
habilidades y suposiciones sobre lo que constituye el trabajo 'científico' se asemejan
a las propias (Ramírez-i-Ollé, 2017). Tener la oportunidad de aprender sobre las
prácticas profesionales de los demás es también una fuente importante de respeto
mutuo y de reconocimiento entre los colaboradores con distintas formaciones
científicas en todas las etapas de su carrera (Véase el mismo hallazgo con respecto
a la colaboración arte-ciencia, Rodder, 2017).
Una de las coautoras desarrolló una relación más intensa y profunda con sus
sujetos como resultado de comprometerse ampliamente con ellos y extender el propio
trabajo de campo etnográfico para acompañarlos en sus investigaciones de terreno.
Debió luchar por compatibilizar el tiempo requerido por su institución para realizar el
doctorado (3 años) y el tiempo necesario para ser plenamente reconocida por sus
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sujetos de estudio como analista competente del mundo científico y social que
investigaba. El etnógrafo Martyn Hammersley (2006) ha argumentado en contra de la
tendencia actual hacia períodos más cortos de inmersión en el trabajo de campo por
cómo esto afecta negativamente las relaciones de investigación que el etnógrafo
puede establecer. En la propuesta doctoral inicial (para la que obtuvo el financiamiento
de investigación), la coautora afirmaba que un año de trabajo de campo sería tiempo
suficiente. Sin embargo, en el curso de su desarrollo advirtió que la historia que quería
contar -una historia que sentía que haría justicia al trabajo de los científicos del clima-
requeriría más tiempo. Finalmente, llevó a cabo tres años de trabajo de campo,
bastante más allá de su fecha límite de financiación y después de negociar la decisión
con sus supervisores especializados en ciencias sociales. Si bien esta decisión
desafió algunas normas institucionales (corría el riesgo de ser penalizada por su
universidad, el organismo de financiación e incluso el mercado laboral por presentar
su tesis un año más tarde de lo habitual), permitió que su trabajo fuera más creíble a
los ojos de los sujetos de investigación, ya que pudo analizar todo su proceso de
producción de conocimiento y compartir con ellos las alegrías y dificultades de su
trabajo; como dijo uno de ellos, "Sabemos que está contando nuestro trabajo tal como
es, porque realmente ha visto todo el proceso".
"Devenir etnógrafa/o" captura la importancia de un primer proyecto de
investigación y de la colaboración que se da en éste para el reconocimiento del neófito
ESCyT como investigador. Este reconocimiento tiene dos fuentes interrelacionadas:
el reconocimiento de los pares y la comunidad académica que identifican al/la
etnógrafo/a como un miembro competente entre los suyos, condición sine qua non
para su carrera académica; y de los sujetos de investigación que reconocen el trabajo
de las/os etnógrafas/os como legítimo, y quizás incluso necesario. Estas dos fuentes
de reconocimiento tienen diferente relevancia para la carrera profesional, pero están
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interrelacionadas, ya que obtener el consentimiento de los participantes es en la
actualidad una norma institucional generalizada - y por lo tanto un requisito - dentro
de las ciencias sociales.
Devenir móvil
"Devenir móvil" es una forma de pensar sobre las continuas transformaciones que
experimentan los/as científicos/as sociales en la investigación interdisciplinaria sobre
el ambiente. Surge de constatar que hacer investigación en esta temática, así como
sobre el clima o el cambio global, a menudo implica colaboraciones interdisciplinarias
en proyectos de tiempo limitado (3 a 5 año promedio). Para proseguir la investigación
etnográfica de estas ciencias, en lugar de un solo proyecto, se requiere que el/la
científico/a social sea capaz de involucrarse en varios nuevos proyectos.
"Devenir móvil" puede entenderse como moverse hacia nuevas situaciones y
expectativas de roles recién creadas, en las que el/la investigador/a interactúa
de manera diferente con sus colegas de las ciencias naturales. Por ejemplo, una
etnógrafa desarrolló una perspectiva ESCyT sobre el modelado participativo, lo que le
permitió trabajar con modelos computacionales que simulaban los riesgos
ambientales que podían darse a escala local. Ella entendió su propio devenir en
analogía con lo que les ocurre a los modeladores computacionales, que pueden
trabajar sobre cualquier sistema natural complejo: su rol en la investigación ambiental
tenía que ver con dominar un método considerado importante por cada uno de los
diversos proyectos en los que participaba. Otra científica social cultivó un
conocimiento reflexivo sobre formas interdisciplinarias de trabajo que permitieron al
equipo de investigación que integraba intervenciones institucionales efectivas. Esto la
llevó a asumir un papel de liderazgo en el equipo. Un tercer ejemplo ilustra cómo la
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comprensión desarrollada por una etnógrafa sobre la interfaz ciencia-sociedad
permitió a quienes colaboraban en el proyecto la definición de un nuevo rol para las
ciencias ambientales ante la sociedad. Como se mencionó, los/as científicos/as del
clima a menudo, y en un grado inusual, son altamente reflexivos, conscientes de las
dimensiones sociales de su trabajo y comprometidos políticamente. En este caso, la
inclusión de un etnógrafo que pudiera incorporar perspectivas críticas, conceptual o
empíricamente fundadas, sobre las relaciones entre la ciencia y la sociedad fue
percibida como algo que poseía un impacto beneficioso sobre la sociedad.
"Devenir móvil" ha sido una experiencia positiva para las/los etnógrafas/os;
creando un sentido de autonomía y reconocimiento del valor del conjunto de
habilidades específicas que han ido adquiriendo en distintos proyectos. Se origina al
constatar que la búsqueda de dar continuidad a la labor etnográfica a lo largo del
tiempo requiere que el/la académico/a se involucre en sucesivos proyectos de tiempo
limitado. Que la ambición del/la etnógrafo/a de continuar dedicándose a este campo
de investigación y a estudiar el trabajo de los científicos naturales más allá de un único
proyecto tenga éxito no depende de los ESCyT, depende de cómo otros (agencias de
financiación de la investigación y posibles colaboradores de las ciencias naturales)
comprenden el potencial del científico social para contribuir a los objetivos de la
investigación interdisciplinaria. Como la propia noción de devenir sugiere, el proceso
de transformación no se detiene. Los devenires ulteriores pueden llevar a nuevas
posiciones de sujeto tanto positivas como negativas para quienes los experimentan
Devenir múltiple
'Devenir múltiple' capta la experiencia de una de las coautoras en el sentido de que el
logro de la inserción en los equipos de investigación, con el tiempo, puede llevar al/ la
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etnógrafo/a a la multiplicación de roles y expectativas, más allá de las de los propios
pares y sujetos de investigación. Tal multiplicidad puede verse impulsada, por
ejemplo, por un pasaje de estatus, tal como 'Devenir Profesor/a', lo que lleva consigo
la suma de diversas responsabilidades (investigación y docencia, obtención de
fondos, actividades de transferencia de conocimiento y tareas administrativas, entre
otros).
Cuando se la convocó para facilitar un enfoque integrador en las ciencias del
clima, una de las coautoras buscó aprovechar las expectativas asociadas a su puesto
dividiendo su colaboración en dos componentes diferentes: una parte de servicio
(obligatoria) y otra dedicada a la prosecución de un proyecto de investigación sobre
cuestiones específicamente relevantes a los ESCyT. La etnógrafa tomó como una
oportunidad de tornarse visible en el contexto organizacional el poder facilitar con su
trabajo de servicio el enfoque integrador que impulsaba el equipo, al tiempo que su
propio proyecto de investigación etnográfico sería desarrollado de manera algo
encubierta. Si bien esta diferenciación de roles (organizadora, conferencista,
comentarista versus observadora participante) funcionó en un comienzo, las
actividades de servicio terminaron ocupando la mayor parte de su tiempo. Como
consecuencia, decayeron sus logros en cuanto a publicaciones y difusión de los
resultados de su etnografía.
Pero en la situación había algo más que falta de tiempo. El involucramiento con
los científicos del clima se había vuelto bastante intenso: clases dictadas al equipo,
estrechamiento de lazos de amistad por un lado y ser promovida a investigadora
principal en su instituto de investigación y a directora del proyecto en la presentación
de una nueva solicitud de subsidio por el otro, hicieron que le resultara cada vez más
complicado analizar y publicar datos que mostraran una imagen del equipo diferente
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de la del pulido escenario que la institución y el equipo presentaban públicamente al
público. Pasar de ser una observadora a ser una colaboradora múltiple tornaba cada
vez más difícil la publicación de su investigación etnográfica. Los propios científicos
del clima le señalaban este cambio de posición, y las responsabilidades respectivas
de la etnógrafa y los científicos se volvieron más intrincadas, contribuyendo a
difuminar los contornos de aquel rol predefinido de observadora participante, aun
cuando también a reforzar una colaboración que comenzó a plantearse sobre la base
de expectativas más estrictas.
Dado que el cambio global y climático es un "problema social malvado" y no
tan solo científico y complejo (Grundmann, 2016), hemos constatado que la
hibridación de los roles de observador a colaborador suele darse con facilidad, incluso
en el caso de que no se la hubiera planificado originalmente. Las ciencias ambientales
se prestan a una relación mutuamente estimulante y recíproca entre científicos
naturales y sociales, que nos permite "estudiar lado a lado" y "devolver la reflexividad
a los actores" (Plesner, 2011: 472). Esto se vincula con nuestra siguiente variante
empírica, "Devenir uno entre otros".
Devenir uno entre otros
"Devenir uno entre otros" apunta a la experiencia de sentirse un par dentro de
una red en la que muchos otros comparten el desafío, la ansiedad y la emoción de
crear conocimiento relevante y útil. El concepto subraya el “estar inmerso” en un
proyecto colaborativo por oposición a “estar afuera” (observar, diagnosticar, evaluar)
o en el intermedio (facilitar, construir puentes, mediar, traducir, comunicar). Al mismo
tiempo, convertirse en uno más, alcanzar la posición de ser "solo" uno entre otros,
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califica la forma que toma esta inserción: no en una posición de dominio o
subordinación, ni en el centro, ni en la periferia del espacio colaborativo.
Una de las narrativas maestras sobre la "identidad" del investigador ESCyT
pierde su valor en contextos de producción colaborativa de conocimiento, que suelen
adoptar un patrón de relaciones más pluralista. Y no se trata lo de una "identidad
dividida" como académicos y profesionales (Ravetz 2001, Pohl 2010): trabajar entre
otros en igualdad de condiciones supone una acción consciente y deliberada en la
dirección de alejarse de un conjunto preformado de expectativas de roles y
autoimágenes listas para usar.
Un espíritu experimental, una atmósfera omnipresente de contingencia e
inquietud con las prácticas de investigación disciplinaria aprendidas hacen que las
colaboraciones en temas climáticos y ambientales generen sus propias formas de
producción de conocimiento y de traducción de ese conocimiento a la acción. Los
experimentos -no solo en el campo del conocimiento sino también en la organización
social y comunitaria- desplazan la idea tradicional de un proyecto de trabajo de campo
individualista diseñado por un etnógrafo solitario que crea entendimiento para una
comunidad de colegas o bajo contrato en el marco de una consultoría. Un diálogo con
audiencias que van mucho más allá de la academia o de las instituciones contratantes
insta a la búsqueda de innovaciones, y se da en general en emplazamientos en los
que los circuitos de comunicación y transferencia de conocimiento adquieren una
forma renovada (Strathern 2004, Faubion y Marcus 2009, Marcus 2010).
Hasta ahora, un sello de identidad de los estudiosos de ESCyT ha sido
cuestionar la manera como el poder social se traduce en autoridad científica y
viceversa, así como revelar las relaciones entre la ciencia y otros poderosos sistemas
de creencias institucionalizados como el derecho, la política o la religión. (Jasanoff
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2010). Una de las especificidades de trabajar con científicos ambientales y climáticos
es que, de una forma u otra, tenemos que tratar con públicos y audiencias más amplias
(por ejemplo, 'escépticos del cambio climático') y, en consonancia, los resultados de
nuestra investigación pueden llegar a espacios de recepción que profundizan nuestra
responsabilidad sobre mo comunicamos nuestros resultados. En tal sentido, es
altamente probable que debamos cuidarnos de que nuestra ciencia social “crítica” sea
utilizada en los argumentos con los que disentimos, por ejemplo, formulados por
escépticos acerca del carácter antropogénico del cambio climático.
Hoy en día, colegas, expertos e interlocutores de diversos orígenes sacuden la
imagen del erudito ESCyT como la encarnación de un modelo privilegiado de
compromiso crítico. Un amplio espectro de científicos, profesionales y partes
interesadas provenientes de gobiernos, organizaciones internacionales, movimientos
sociales y ONG reunidos en comunidades de pares extendidas (Funtowicz e Hidalgo
2008) están llamados a co-definir los términos de la investigación, para enmarcarla,
para construir una postura crítica colectiva y para decidir formas de acción. "Devenir
uno entre otros" coloca al/la etnógrafo/a en una posición en la que la garantía tanto de
la calidad del conocimiento como de la legitimidad de los procedimientos de toma de
decisiones se concibe y afronta como un desafío científico y democrático colectivo.
Después de más de una década de colaboración, una de las coautoras ha
"devenido uno entre otros" como investigadora principal de una red de investigación
colaborativa en la que los participantes estaban ansiosos por redefinir sus
expectativas de roles y responsabilidades preestablecidas. Inicialmente se le pidió que
liderara un proceso de "autorreflexión", y como era de esperar, fue vista al principio
como alguien que podía monitorear, registrar y describir, aun cuando terminó
analizando datos, interpretando modelos y produciendo análisis a la par y junto con
sus colegas de otras disciplinas.
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Trabajar en igualdad de condiciones entre investigadores de diferentes
orígenes supone una acción consciente y deliberada para alejarse de la puesta en
acto de un conjunto prefabricado de roles profesionales y autoimágenes
estereotipadas. Requiere un ethos experimental, una atmósfera omnipresente de
contingencia y hasta encontrar cierto placer en la inquietud que conlleva el aprender
prácticas de investigación que caen por fuera de los límites establecidos por las
disciplinas. Sitúa al/la etnógrafo/a en una posición en la que la garantía tanto de la
calidad del conocimiento como de la legitimidad del procedimiento de toma de
decisiones se convierte en un desafío científico y democrático colectivo. Desafío que
implica tomar partido, entrar en debates polémicos y comunicar el conocimiento con
suma responsabilidad.
Devenir atascado
Si bien los "devenires" anteriores apuntan generalmente a experiencias
positivas, "devenir atascado" es probablemente la peor pesadilla que podamos
experimentar. En consonancia con los planteos de Balmer y colegas (2016), todas las
coautoras han sufrido, en algún momento dado y con diversos grados, dificultades
referidas a su posicionalidad dentro de los proyectos de colaboración en los realizaban
sus estudios.
La experiencia transformadora de los devenires que hemos presentado hasta
aquí no puede lograrse sin ponerse fuera de una zona de confort intelectual, emocional
y, a menudo, profesional (Viseu 2015). En los casos descritos, el devenir puede
concebirse como un ritual de paso, el punto de entrada a una nueva comunidad o la
expansión del horizonte intelectual, científico y profesional del/la etnógrafo/a. En esos
casos, incluso cuando se admite que la responsabilidad de la traducción del
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conocimiento, la hibridación y el trabajo emocional recae principalmente en sus
hombros, también es común que los científicos con los que está trabajando
comprendan el valor del enfoque etnográfico, den la bienvenida a sus aportes, alienten
sus comentarios, fomenten la coproducción y la colaboración o, como mínimo, tengan
suficiente conciencia social e inteligencia emocional como para no herir a un colega.
Pero ese no es siempre el caso. Durante una reunión a la que asistió una de
las coautoras, una etnógrafa inmersa en un gran consorcio de científicos expresó su
profunda angustia por su posicionalidad dentro de la colaboración: los científicos que
la rodeaban no entendían la naturaleza de su trabajo ni la relación que tenían que
desarrollar con ella. En algunos casos, se sentían muy incómodos al ser observados
y les preocupaba verse expuestos. En otros, sentían que las preguntas de la etnógrafa
eran ingenuas y que sus intervenciones los ralentizaban y hacían perder tiempo. Y
aún en otras ocasiones, deslizaban sutilmente comentarios agresivos en el sentido de
que las ciencias sociales no pueden considerarse una ciencia y, por lo tanto, la
etnógrafa no podía ser considerada un par. Hasta tuvo que presenciar discusiones
abiertas sobre si correspondía la asignación de recursos al trabajo etnográfico en lugar
de a otras producciones científicas "útiles". Su financiación para viajes se congeló, lo
que le impidió asistir a conferencias de ciencias sociales donde otros etnógrafos
presentaban sus investigaciones. Finalmente, sin saber qué podría abarcar el
espectro de las competencias de los etnógrafos, los científicos le encomendaron una
gran carga de trabajo administrativo: tomar notas, programar, hacer informes, etc. Al
final, y luego de varios meses de este tratamiento, la investigadora se encontró en la
posición de tener que reafirmar constantemente su identidad profesional como
académica, abrumada por el trabajo de servicio mientras luchaba por acceder a
información significativa que pudiera ayudarla con su propia agenda de investigación.
Renunciar no era una opción, ya que temía represalias y el impacto sobre su futura
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carrera. Ante las opciones de fingir que todo estaba bien o poner en peligro su carrera
exponiendo la situación en la que se encontraba, nuestra colega se sintió atascada
entre dos alternativas imposibles de aceptar. La situación era tan mala que las cinco
coautoras de este texto nos preguntamos cuáles podrían ser sus costos personales a
largo plazo.
Quedarse atascado no es una elección, pero puede describirse como una
consecuencia involuntaria de la práctica de las/los etnógrafos cuyo trabajo de campo
supone inmersión en el terreno. Los devenires previos involucraron retroalimentación
positiva: reconocimiento de los pares, tutorías, colegas benevolentes curiosos por
aprender, lo cual, como ha demostrado la literatura y nuestra propia experiencia
confirma, no siempre se da. Como grupo, hemos llegado a la conclusión de que, si las
circunstancias así lo indican, es importante desarrollar la habilidad de salir del
atascamiento que produce un ambiente tóxico de trabajo y, con suerte, comenzar una
colaboración más fructífera, en la que devenir una etnógrafa móvil, múltiple y
comprometida nuevamente.
Conclusión
El concepto de "devenir" pretende captar la dinámica de las transformaciones
emocionales e intelectuales que experimentan los etnógrafos inmersos en proyectos
colaborativos referidos al clima y el ambiente. Los intensos vínculos de estas
temáticas con la política hacen que las ciencias ambientales y climáticas sean
vulnerables a la impugnación pública, lo que podría explicar por qué los académicos
dedicados a estos temas, incluidas las coautoras de este artículo, son llamados cada
vez más a participar en proyectos interdisciplinarios.
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Para ilustrar nuestra caracterización alternativa de la situación, hemos
descripto cinco formas que pueden adoptar estas transformaciones, trascendiendo la
interpretación más estática y unidimensional que provee la noción de "roles", frecuente
en la literatura especializada. Las/los etnógrafas/os deben luchar por ganar
reconocimiento como académicas/os y renovar continuamente sus credenciales como
alguien cuyo trabajo no solo es valioso sino incluso indispensable (Devenir
etnógrafa/o). También debe acostumbrarse a participar en nuevos proyectos e
interactuar de manera diferente no solo con colegas de las ciencias naturales, sino
también con un amplio espectro de actores y partes interesadas (Devenir móvil). A
pesar de que los proyectos tienden a ser de duración limitada, la experiencia de
integrar durante mucho tiempo equipos dedicados a la investigación ambiental y
climática puede multiplicar las vinculaciones del/la etnógrafo/a con el lugar de trabajo,
más allá de la que se da con los compañeros de equipo y los sujetos de investigación
(Devenir múltiple). La forma que toma la integración varía en consecuencia y un ethos
experimental puede hacer que los participantes eviten caracterizar como dominio o
subordinación, centralidad o marginación las dificultades y desafíos que se presentan
a las/os etnógrafas/os en la colaboración interdisciplinaria (Devenir uno entre otros).
Y, la experiencia transformadora puede llevar al investigador muy lejos de su zona de
confort intelectual, emocional y profesional haciendo que el sufrimiento y el daño
amenacen con prevalecer sobre la coproducción y la colaboración (Devenir atascado).
Cada uno de estos modos ilustra las intrincadas formas en las que las situaciones
personales de quienes realizan investigación etnográfica se ven afectadas por las
transformaciones del mundo académico en general, entendido a la vez como mercado
laboral y como lugar de creación de conocimiento.
Más allá de las condiciones locales de empleo, la estructura institucional más
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amplia en la que actúan las/los etnógrafas/os desempeña un rol extremadamente
importante y restrictivo. Hemos observado que, en tanto etnógrafas, también hemos
ido transformando a nuestros colaboradores. Creemos que nuestros compromisos y
vínculos con científicos ambientales y climáticos también han producido devenires en
ellos, tornándolos más conscientes de las posibilidades que abren las ciencias
sociales y la investigación ESCYT.
Si bien para los científicos sociales trabajar en espacios interdisciplinarios
dedicados al clima y al ambiente sigue implicando squedas de autonomía y
reconocimiento, nuestros llamados a una mayor consideración de las dinámicas
sociales que afectan la práctica científica y el cambio ambiental y global han sido
generalmente bien acogidos y tomados en cuenta más que cuestionados.
Entendemos que, en última instancia, a través de nuestras colaboraciones, y en
algunos casos a través de relaciones amistosas e íntimas, hemos sido responsables
de inducir movimientos de abajo hacia arriba en pos de una mayor reflexividad. Al
propio tiempo, creemos haber podido transformar las propuestas programáticas de
arriba hacia abajo en el sentido de promover la inserción de científicos sociales 'al
interior' de los equipos, en proyectos organizados en torno a un mutuo intercambio de
perspectivas, genuinamente estimulante y grato. Invitamos a que las investigaciones
futuras documenten y comparen el impacto de la etnografía en otros entornos
disciplinarios e institucionales.
Reconocimientos
Los autores agradecen el apoyo financiero e intelectual brindado por Cluster of
Excellence ‘Integrated Climate System Analysis and Prediction’ de la Universidad de
Hamburgo (DFG EXC 177 CliSAP) financiado por la Fundación Alemana de
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Investigación (DFG); el Instituto Interamericano para la Investigación del Cambio
Global (IAI-CRN 3035) y la Universidad de Buenos Aires, Argentina (Proyecto
UBACyT 593 BA), el Instituto Berkeley de Ciencia de Datos, Universidad de California,
Berkeley; y The Sociological Review Foundation.
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Artículo recibido el 16 de marzo de 2021
Aprobado para su publicación el 1 diciembre de 2023