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DOI: https://doi.org/10.48160/18517072re55.137
Ecosistemas de Innovación de Base Comunitaria:
Colaboración y co-creación en sistemas socio-
técnicos
Juan David Reina-Rozo*
Resumen
La colaboración a nivel conceptual y metodológico se ha incorporado en una narrativa
académica, laboral y profesional. En especial, en la literatura de los estudios de
innovación, la colaboración y la co-creación han sido de mucho interés a nivel de
gestión, redes y de experiencias. No obstante, existe aún una brecha en términos
teóricos y analíticos para comprender este proceso. El objetivo del presente texto es
proveer un análisis teórico de la colaboración y en particular, sugerir el marco de los
ecosistemas de innovación de base comunitaria como un escenario de co-producción
socio-técnica. De este modo, se problematiza esta dinámica de interacción e
interdependencia entre organizaciones, lo cual, es base para analizar los sistemas y
ecosistemas de innovación a través de la perspectiva relacional. Se presenta un
modelo de ecosistema colaborativo de innovación se destacan las cinco
dimensiones base de este fenómeno. Finalmente, se presentan las consideraciones
finales, centradas en sus principales elementos alrededor de la teoría de la
* Universidad Nacional de Colombia, Grupo de Investigación en Tecnologías e Innovación
Comunitaria. Correo electrónico: jdreinar@unal.edu.co
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colaboración, los procesos relacionales de innovación y los ecosistemas de
innovación para concebir ecologías de la colaboración.
Palabras Clave
COLABORACIÓN; CO-CREACIÓN; ECOLOGÍA DE LA COLABORACIÓN; ECOSISTEMAS DE
INNOVACIÓN; INNOVACIÓN COMUNAL.
Introducción
La colaboración es una palabra distintiva que ha aumentado su uso tanto en procesos
académicos, así como, a nivel de gobierno, sociedad civil y sector privado. No
obstante, a pesar de su uso “sobre-valorado”, es importante entender la dinámica del
proceso de colaboración, sus potencialidades y límites. Es decir, ¿qué implica la
acción de colaborar? En particular, ¿cuales son las principales dimensiones de la
colaboración frente a la co-producción de procesos de innovación entre instituciones
académicas y organizaciones de base comunitaria?
Este texto indaga por los procesos colaborativos en la generación y gestión de
la innovación a nivel comunitario, es decir, los procesos relacionales para crear
cambios socio-técnicos situados en los territorios. Lo anterior, dado que aún no es
claro como es el funcionamiento de la colaboración en los procesos de innovación,
particularmente en comunidades de base. El objetivo de este texto es proponer el
modelo de los ecosistemas de innovación de base comunitaria como un marco de
análisis de las relaciones de co-producción/co-creación de procesos de innovación
comunitaria desde la perspectiva de la teoría de la colaboración. En este sentido, este
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texto está dividido en cinco secciones, la primera de ellas a nivel de antecedentes y
justificación.
A nivel teórico este estudio toma principalmente como fundamento la teoría de
la colaboración, con el objetivo de entender las dinámicas de relacionamiento entre
diversos actores y sus intereses (Thomson, Perry y Miller, 2015). De igual forma, esta
indagación se fundamenta sobre los trabajos de Dodgson (2014) alrededor la
colaboración y la gestión de la innovación, y de Ansell y Torfing quienes centran su
interés en la innovación pública (2014).
Además de lo anterior, la relación entre colaboración y desarrollo inclusivo es
un elemento principal, en especial estudios empíricos alrededor de experiencias
productivas (Thomas, Becerra y Picabea, 2014), son base para la gestación del
modelo propuesto. Por otro lado, a nivel de redes de colaboración, en la literatura son
amplias las experiencias alrededor de estas, en especial a nivel de investigación e
innovación. Se hallan casos en Panamá (Zazo Rodríguez, Ardines González y Castro
Martínez, 2015); de innovación social en el caso de Colombia (Arias y Jaillier
Castrillón, 2019), de innovación para el desarrollo en el caso de Cuba (Díaz Pérez,
Casas y Giráldez Reyes, 2019) y de redes de colaboración y formación en ingeniería
comprometida en Colombia, Brasil y Norteamérica (Salcedo, Vega y Reina-Rozo,
2021).
En la segunda parte se analiza la colaboración como marco teórico y
conceptual, desde el marco de las ecologías de la colaboración, es decir, desde las
relaciones de interdependencia de los actores que colaboran. Específicamente, se
describen los conceptos de colaboración y cooperación, que en muchas ocasiones se
usan indistintamente y, de hecho se han convertido en términos comunes tanto a nivel
de política pública como en la academia. Así mismo, se describe la teoría integral de
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la colaboración, con sus cinco dimensiones: gobernanza, administración, reciprocidad,
normatividad y autonomía. En la tercera sección se analizan marcos de
relacionamiento de la innovación que involucran la colaboración como práctica
constitutiva, en especial, desde la perspectiva de organizaciones de base comunitaria.
De esta manera, los marcos de Sistemas de Innovación y Ecosistemas de Innovación
son analizados a nivel conceptual.
En la siguiente sección, es presentado el modelo de Ecosistema de Innovación
de Base Comunitaria, como un marco conceptual basado en las metáforas biológicas
de las organizaciones y las narrativas de innovación alternativas, como la innovación
comunal y de base. En consecuencia, se plantea que este modelo es sostenido por
prácticas colaborativas y de coevolución, con lo cual, las cinco dimensiones de la
colaboración se articulan al modelo. Finalmente, en la última sección de comparten
algunas ideas finales y una agenda futura de investigación académica y de acción por
parte de organizaciones comunitarias con el fin de fortalecer los procesos de co-
producción de cambios socio-técnicos en los territorios. En la siguiente sección se
abordará el marco conceptual y teórico del presente texto.
Ecologías de la colaboración
La colaboración opera desde diversos marcos de acción y reflexión. Así, podemos
decir que existen prácticas plurales de colaborar y resultados así mismo diversos en
un sistema abierto, complejo y adaptativo. Lo anterior, nos lleva a usar la metáfora
biológica de la ecología para describir las relaciones dinámicas e interdependientes
(Montoya y Montoya, 2012), generando una ecología de la colaboración donde se
tejen diversos actores, motivaciones, intereses y relaciones.
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Ahora, una de las mayores barreras en la investigación alrededor de los procesos de
colaboración es su uso indistinto con otros conceptos, en particular el de cooperación.
Llevando a marcos de análisis diferenciales y además centrándose en los resultados
más aldel proceso, un ejemplo es la investigación de Nissen, Evald y Clarke (2014),
alrededor del proceso de compartir conocimiento en procesos de innovación de
participación privada-pública. Por tanto, es necesario inicialmente comprender las
diferencias conceptuales de la colaboración y la cooperación. Desde diversos ángulos
se ha planteado esta diferencia (Ashkenas, 2015) Lo anterior, dado que estos dos
conceptos son usados de manera común en diferentes ámbitos de la vida, tanto la
pública como la privada.
Comprendiendo los alcances de la colaboración
La cooperación proviene de la raíz operar y obrar, mientras, colaboración de laborar.
Por lo tanto, cooperar es obrar individualmente en una estructura conjunta para lograr
un objetivo compartido (Merriam-webster, 2019b), mientras, colaborar es trabajar en
equipo o en conjunto para lograr un objetivo (Merriam-webster, 2019a). Ahora bien,
estas dos concepciones relacionales son opuestas a la competencia, es decir, al
avance de un individuo u organización en detrimento de otra. A continuación se
presentan las definiciones de estos constructos a partir de una revisión de la literatura:
La colaboración es un proceso el cual reúne el trabajo, tiempo y motivaciones de
varias personas u organizaciones en conjunto para conseguir un resultado común. Lo
anterior sería difícil de realizar de forma individual. Es un aspecto intrínseco de la
humanidad y se aplica a diversos contextos como el arte, la educación, la ciencia y
los negocios.
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La cooperación es el proceso de la generación de una estrategia aplicada a un
objetivo. Es desarrollada por grupos de personas o instituciones que comparten un
mismo interés empleando métodos asociativos para lograr la meta en común desde
un trabajo individual. Es decir, cada actor contribuye con una tarea de manera
individual para sumar a un proceso más amplio.
En otros campos se ha estudiado la diferencia aplicada entre estos constructos,
en particular la educación ha liderado esta búsqueda, así el aprendizaje cooperativo y
colaborativo se establecen como prácticas disimiles. Algunos investigadores
manifiestan que es importante hacer una distinción entre estos términos para generar
procesos de trabajo en conjunto (Kozar, 2010). De esta manera, Roschelle y Teasley
(1995: 70) describen el aprendizaje cooperativo como una tarea que se logra
dividiéndola entre los participantes, donde “cada persona es responsable por una
porción de la solución del problema”, mientras, definen el aprendizaje colaborativo
como “el compromiso mutuo de los participantes en un esfuerzo coordinado para
resolver el problema juntos". En este sentido, Kozar argumenta que la cooperación
puede lograrse si “todos los participantes hacen las partes asignadas por separado y
presentan sus resultados” (Kozar, 2010: 17). No obstante, la colaboración “implica una
interacción directa entre individuos para producir un producto e implica negociaciones,
discusiones y acomodar las perspectivas de los demás” Kozar, 2010: 17).
La colaboración, por lo tanto, está consolidándose como un foco distintivo de
investigación académica, trabajo de gestión pública y privada (Thomson, Perry y
Miller, 2009). Uno de los espacios de literatura académica es el campo de estudios de
innovación, en términos de su relación con las redes, sistemas y ecosistemas de
innovación (Blomqvist y Levy, 2006)⁠⁠. A pesar de que la literatura es muy amplia,
multidisciplinar y rica con estudios de caso, carece de análisis comparativo entre todos
sus usos. Es decir, existe una amplia gama de perspectivas teóricas que se traducen
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en una igualmente amplia variedad de definiciones y de interpretaciones del concepto
de la colaboración (Thomson, Perry y Miller, 2009). Ahora, dado su uso, es necesario
comprender la colaboración en el marco de las diversas redes, sistemas y
ecosistemas que procuran fomentar innovaciones a nivel local y comunitario, como
procesos de co-producción de conocimiento y cambio. Como un inicio a la discusión
alrededor del rol de la colaboración, se presenta a continuación una revisión teórica.
Hacia una comprensión del fenómeno de la colaboración
Un primer esfuerzo por definir una teoría sobre la colaboración es el trabajo de Wood
y Gray (1991)⁠⁠, quienes reexaminan las precondiciones, los procesos y los resultados
del fenómeno de la colaboración desde el área de la gestión pública. El objetivo de las
autoras fue indagar la creciente importancia de la colaboración entre organizaciones
como un proceso diseñado para conseguir objetivos deseados, los cuales, ninguna
organización puede lograr de manera unilateral. Esto es dado por lo que ellas
denominan como “una limitación clave de la teoría existente”, ya que “la mayoría de
las perspectivas están orientadas hacia la organización focal, individuo, una empresa,
una agencia o un departamento gubernamental, en lugar de hacia el ámbito del
problema entre organizaciones” (Wood y Gray, 1991: 140).
Del mismo modo, se identifican una serie de temas críticos en torno a la
colaboración, entre estos se encuentran: (i) las condiciones previas que la hacen
posible, (ii) la motivación a los interesados a participar, (iii) el proceso a través del cual
se produce la colaboración y, (iv) los resultados de este fenómeno. De esta forma, se
hallan un conjunto de problemáticas alrededor de este fenómeno que se presentan a
continuación, en primer lugar, el significado de la colaboración en sí, los auspicios bajo
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los cuales se convocó a una colaboración y el papel de las intervenciones en el cambio
social.
Continuando con el desarrollo teórico del fenómeno de la colaboración,
Thomson, Perry, y Miller (2009, 2015) proponen una teoría validada empíricamente.
En esta, definen la colaboración como “un proceso en el cual actores autónomos o
semi-autónomos interactúan a través de la negociación formal e informal, creando
conjuntamente reglas y estructuras que rigen sus relaciones y formas de actuar o
decidir sobre las cuestiones que los unió; es un proceso que implica normas
compartidas e interacciones que son mutuamente beneficiosas (Thomson, Perry y
Miller, 2009: 25). De esta manera, para comprender a nivel de detalle la colaboración
es preciso comprender los factores de los cuales se rigen. En la Tabla 1 se presentan
los elementos constitutivos de la colaboración basado en la revisión de literatura de
Wood y Gray (1991)⁠⁠. Así, se pretende introducir cada uno de estos elementos en la
reflexión del proceso colaborativo o de co-producción.
Tabla 1: Elementos constitutivos de la colaboración.
Elemento Definición
Actores Grupo de organizaciones con intereses en el dominio del
problema, donde
emerge la pregunta ¿ellos tiene intereses conjuntos o diferentes?
Autonomía
Poder independiente para tomar decisiones incluso cuando ellos aceptan
trabajar con reglas compartidas dentro de las alianzas colaborativas.
Reglas,
normas y
estructuras
compartidas
Las partes interesadas involucradas deben dejar claro que aceptan las
reglas y normas que gobernarán el proceso interactivo. Con respecto a la
estructura, se perciben colaboraciones como infraestructuras temporales y
envolventes.
Acción o decisión
Dado que la colaboración se orienta hacia un objetivo, los participantes
deben decidirse hacia “actuar o decidir”.
Orientación a la
causa compartida
La colaboración requiere que los participantes orientes sus procesos,
decisiones y acciones hacia hechos relacionados con el dominio del
problema que enfrentan en conjunto.
Fuente: Adaptado de Wood y Gray (1991).
Siguiendo el trabajo de Wood y Gray (1991), estas autoras enmarcan la comprensión
de la colaboración en términos de un modelo “antecedentes proceso - resultado” y
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argumentan que, de estos tres, el proceso interactivo de colaboración es el que menos
es comprendido. En la siguiente figura se observa la interacción del modelo entre las
actividades previas, las dimensiones del proceso y los impactos generados.
Figura 1: Modelo de colaboración Antecedentes – Proceso - Resultados
Fuente: Traducido y adaptado de Thomson y Perry, (2006).
Tal como se ve en la figura anterior la colaboración es un fenómeno multidimensional.
Este proceso está basado en cinco dimensiones clave. La cuales dos son de
naturaleza estructural (gobernanza y administración), dos de capital social (mutualidad
y normas), y una implica la agencia (autonomía organizativa) (Thomson, Perry y Miller,
2009). Estas dimensiones son definidas a continuación para la comprensión de la
compleja dinámica que interviene en el proceso.
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Tabla 2: Dimensiones claves de la colaboración.
Dimensión Definición
Gobernanza Los participantes que deseen colaborar deben entender cómo tomar
conjuntamente las decisiones acerca de las reglas que regirán su conducta y
sus relaciones. La colaboración consiste en la creación de estructuras que
permiten a los participantes a tomar dec
isiones sobre cómo resolver los
problemas de acción colectiva.
Administración La colaboración no es una
autónoma. Las organizaciones colaboran porque pretenden lograr propósitos
comunes. Para lograr el propósito que llevó a las organizaciones a la mesa,
en primer lugar, algún tipo de estructura administrativa deb
e existir para
gobernar esta iniciativa.
Mutualidad
La mutualidad tiene sus raíces en la interdependencia. Las organizaciones
que colaboran deben experimentar beneficios mutuos basados ya sea en
diferentes intereses o en los intereses compartidos.
Normas
La reciprocidad y la confianza están estrechamente relacionadas
conceptualmente. En la colaboración, las organizaciones participantes
exhiben generalmente una mentalidad ''Yo voy si tu vas'' basada en grados
percibidos de las obligaciones recíprocas que cada uno tendrá hacia los otros.
Autonomía
organizativa
Captura tanto el dinamismo potencial y la frustración implícita en esfuerzos
de colaboración. Los socios comparten una doble identidad: esta realidad
crea una tensión intrínseca entre el
interés de la organización y un interés
colectivo.
Fuente: Adaptado de Thomson y Perry, (2006) y Thomson et al., (2009).
Conceptualmente, estas cinco dimensiones clave de la colaboración emergen del
creciente cuerpo de investigaciones sobre la colaboración (Gray, 1989, 1996;
Huxham, 1996; Gray, 2000; Huxham y Vangen, 2000; Huxham, 2005)⁠⁠. Así mismo,
estas dimensiones se nutren los procesos cada vez más relevantes alrededor de la
co-creación, como proceso de co-producción, no solo de conocimiento, también de
políticas públicas, productos, investigaciones, entre otros.
De la colaboración a la co-creación
La co-creación ha tomado relevancia en los últimos años de la mano por el interés en
la colaboración. Podemos decir, que es una de las prácticas en el ecosistema de la
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colaboración. No obstante, el proceso de crear colaborativamente es un tema con
cada vez mayor interés a nivel de investigación y política pública, así como sus
factores sociales, culturales, económicos y de poder (Voorberg et al., 2015). Por tanto,
sus implicaciones son necesarios elaborarlos en el sentido de ilustrar su posible
alcance. De esta forma, Pater (2009), sugiere dos dimensiones que enmarcan los tipos
de co-creación que son: (i) apertura, donde hay criterios de selección para participar
o, por el contrario cualquier organización puede unirse, y (ii) apropiación, donde se
discute la propiedad del resultado, es decir, si la propiedad es del iniciador de la co-
creación o de la comunidad que participa. La figura 2 muestra los cuatro tipos de co-
creación propuestos por Pater (2009) basados en las dos dimensiones descritas.
Figura 2: Tipos de co-creación
Fuente: Traducción de Pater (2009)
De esta forma, cada uno de estos tipos de co-creación posee un nivel de acceso y de
gestión de los productos resultado de la colaboración. A nivel de alcance, la co-
creación se ha estudiado mayoritariamente en ámbitos privados, público y de bienes
comunes. En este sentido, en la primera área, el trabajo seminal de Ramaswamy y
Ozcan (2014) ha sido clave en entender los procesos de co-creación en el ámbito
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empresarial. A su vez, Stenius (2015), realiza una revisión crítica de este enfoque
ligado a las organizaciones.
A nivel del sector público, en especial de la participación ciudadana, el trabajo
de Voorberg, Bekkers y Tummers (2015), proporciona una revisión sistemática de
literatura sobre los conceptos de co-creación y co-producción referentes al
involucramiento de los ciudadanos con las actividades blicas. De esta forma,
realizan contribuciones específicas concernientes a la identificación de tipos,
objetivos, resultados y condiciones bajo los cuales opera la co-creación. Concluyen,
por su parte, que la co-creación parece ser considerada como un pilar para la
innovación social en el sector público (2015, p. 1346). En último lugar, se encuentra
los bienes comunes, en este caso el conocimiento abierto. Así, Ramírez y García-
Peñalvo (2018) indagan sobre la relación entre la co-creación y la innovación abierta.
Estos autores, revisan alrededor de 168 registros con el fin de identificar los contextos
y retos que se presentan en la innovación y en la co-creación de conocimiento para
impulsar la ciencia abierta. Concluyen que el contexto y las prácticas de colaboración
son factores imprescindibles para la innovación y la ciencia abierta.
En vista a lo anterior, es posible argumentar que existe una diversidad de
prácticas de co-crear, o en otras palabras de colaborar en sistemas donde las
dimensiones social y técnica se entrelazan. Así, entendemos esta pluralidad de
procesos, actores y relaciones como una ecología de la colaboración donde la
interdependencia, la ecolución de prácticas y la complejidad de las relaciones se
hallan presentes. En estos entramados los diversos actores se relacionan entre y
con su entorno económico, social, político y cultural, contribuyendo a la creación de
sistemas socio-técnicos más complejos, resilientes y basados en la diversidad
epistemológica. Entonces, el pensamiento y la analogía ecológica crean el espacio
para analizar los procesos de innovación sobre la base de los conceptos anteriormente
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descritos. Por lo tanto, siguiente a Landry, Amara y Lamari (2002, p. 683), apuntan a
la transición de la noción clásica de innovación, hacia una relación de co-creación
interdependiente entre actores, sobre la base de la importancia de sus interacciones.
Comprendiendo los sistemas y ecosistemas de innovación
Las relaciones de los diferentes actores que de manera interdependiente co-crean son
factores fundamentales para la emergencia colectiva de la innovación, como
generación de cambios socio-técnicos. En este sentido, mejorar el ambiente y las
condiciones para la innovación es prioritario en los escenarios locales, regionales y
nacionales. A partir de esto se crea la noción de ecología de la innovación, donde se
visibilizan las interrelaciones de los actores y su entorno para fomenta los procesos
de transformación socio-técnica. Hale (1996), considera a esta clase de ecología
como el escenario donde se desarrolla la dinámica de trabajo, es decir, como un
entorno que puede permitir, fomentar y catalizar la generación de ideas y la creación
de valor. De esta manera, Wulf (2007; 2008) contribuye a la definición de una ecología
de la innovación.
La colección de políticas y actividades interdependientes e interactivas que
apoyan la innovación… Entre estos elementos se pueden encontrar leyes,
regulaciones, políticas públicas, instituciones e infraestructuras que impliquen
sistemas, educativos, de investigación, de propiedad intelectual y fiscales, y una
cultura que aliente la toma de riesgos, entre otros (Wulf, 2008: 16).
Ahora bien, para el análisis de estos fenómenos relacionales de la innovación en la
literatura académica varios constructos se han consolidado con el objetivo de
comprender las relaciones entre actores y sus resultados esperados. En particular, se
analizarán dos de ellos los sistemas de innovación y los ecosistemas de innovación.
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Revisitando los sistemas de innovación
La innovación posee una naturaleza colectiva y social, tanto al interior como al exterior
de las organizaciones. En este sentido, Van de Ven, et al (1999), además de Akrich,
Callon, Latour y Monaghan, (2002) sostienen que la innovación es un “logro colectivo”.
De este modo, en la literatura emerge el termino de sistema social para el desarrollo
de la innovación (Fulgencio y Fever, 2016), para caracterizar y analizar el proceso
colectivo y sus integrantes. En este sentido, de acuerdo a Porter (1990), un sistema
es un conjunto de actividades y actores que están vinculados, y su función se enfoca
en el trabajo de los vínculos del sistema. Por tanto, el concepto de sistema y su
aplicación al análisis de las actividades de innovación ha sido utilizado de manera
amplia en la literatura ofreciendo un marco analítico para analizar las relaciones entre
los actores.
A su vez, Fagerberg (2003, p. 8) sugiere dos perspectivas para analizar los
sistemas de innovación. El primero, ha sido estudiar sistemas de innovación de
acuerdo a los factores tecnológicos, industriales o sectoriales. A su vez, puede ampliar
el análisis variando el nivel temático, se incluyen otros elementos claves como las
instituciones (leyes, regulaciones, hábitos, reglas, etc), los procesos políticos, la
infraestructura de investigación pública (universidades, institutos de investigación,
soporte de recursos públicos, etc.), instituciones financieras y habilidades (fuerza
laboral). Por su parte, la segunda perspectiva se ha centrado en el aspecto espacial.
Este usa las fronteras nacionales y regionales para distinguir entre diferentes
sistemas. Los términos de sistemas nacionales de innovación (Lundvall, 1988, 1992;
Nelson, 1993), sistemas regionales de innovación (Asheim y Gertler, 2004) y los
sistemas locales de innovación (Muscio, 2006; Martin y Simmie, 2008) son hallados
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con frecuencia en la literatura. Las principales características de este enfoque es que
son analizados en perspectiva de escala geográfica y administrativa.
Por su parte, Berdegué sostiene que el concepto de sistema permite “analizar
las funciones de los distintos agentes de innovación, los tipos y la calidad de las
interacciones entre ellos y las instituciones formales y no formales que estructuran los
procesos de innovación” (2005, p. 3). La dinámica de estos sistemas posee
realimentación, la cual refuerza o debilita la estructura y funcionalidad del sistema.
Esto permite conservar el sistema o generar un cambio en orientación, e inclusive la
disolución del mismo (Fagerberg, 2003).
Hacia ecosistemas colaborativos de innovación
La innovación desde una perspectiva sistémica, ha abarcado el término de sistemas
para comprender las relaciones de diferentes actores que interactúan en los procesos
de innovación. Sin embargo, este concepto puede quedase corto para identificar
estrategias exitosas de política pública local, cultural, entornos naturales y
conocimientos tácitos que conduzcan hacia la innovación situada, más allá de sus
propias fronteras (Smorodinskaya et al., 2017), además de comprender el rol de la
colaboración y la co-creación de valor. En este sentido, el término de ecosistema de
innovación combina perspectivas de la innovación abierta, el crowdsourcing,
digitalización, roles diferenciales o nichos, la gestión estratégica, la co-evolución, la
interdependencia (Adner y Kapoor, 2010; Durst y Poutanen, 2013; Martinez et al.,
2017; Oh, Phillips, Park, y Lee, 2016), así como teorías estructurales de la metáfora
biológica, particularmente en diversos ejercicios organizacionales (Montoya, Montoya,
y Muñoz, 2012; Montoya, Aranda, y Montoya, 2012).
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El término ecosistema tiene su origen en la ciencia de la ecología. Este se
refiere a la relación de organismos con su entorno y se deriva como concepto científico
del estudio de sistemas ecológicos naturales. Por consiguiente, la perspectiva
ecológica se enfatiza en los nichos de recursos biológicos, la adaptación como
motores fundamentales de la comunidad biológica y los procesos evolutivos dinámicos
(variación, selección y retención) (Monge, Heiss y Margolin, 2008). Entre tanto, la
noción de ecosistema en el área de la gestión se origina con el trabajo seminal de
Moore (1996), donde sugiere la idea de ecosistemas de negocios. A partir de allí esta
noción fue evolucionando. De este modo, el trabajo de Adner y Kapoor (2010), es una
transición entre el constructo ecosistemas de negocios y el de ecosistemas de
innovación. Así, el constructo de ecosistemas de innovación se ha posicionado en la
literatura de manera cada vez más amplia, donde la discusión en la co-creación de
valor es central, más allá de su captura (Smorodinskaya et al., 2017; Gomes et al.,
2018).
A su vez, se encuentran críticas ante el uso de la metáfora ecológica a las
colecciones de actores y relaciones para la innovación. Ante esto, Oh, Phillips, Park,
y Lee manifiestan que aunque Moore fue consistente en aplicar la metáfora al mundo
de los negocios, “no estableció reglas de correspondencia rigurosas entre los
ecosistemas de negocios y los naturales” y finalizan remarcando “los ecosistemas
naturales no tienen políticas” (2016: 4). Por lo tanto, este concepto aún es un espacio
de discusión dinámico y actual en la literatura académica.
De este modo, el estudio de los ecosistemas de innovación se observa como la
continuación de la línea de investigación de las relaciones en procesos de creación
de cambio socio-técnico usando la perspectiva y las analogías ecológicas (Durst y
Poutanen, 2013; Shaw y Allen, 2018; Tsujimoto et al., 2018)⁠⁠. Sin embargo, siendo un
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área en consolidación en la literatura aún no se encuentra una definición unánime de
este constructo (Gomes et al., 2018; Oh et al., 2016). A pesar de esto, Koslosky,
Speroni, y Gauthier (2015) realizan una revisión sistemática de la literatura, dónde
describen la trayectoria de este concepto y describen una serie de definiciones. Para
el presente texto se utiliza la definición de Gomes et al:
Un ecosistema de innovación está configurado para la co-creación, o la creación
conjunta de valor. Está compuesto por una red interconectada e interdependiente
de actores, los cuales incluyen una organización focal, clientes, proveedores,
innovadores complementarios y otros agentes como reguladores (Gomes et al,
2018: 45).
De esta manera, los actores de estos procesos se enfrentan a la colaboración y a la
competición, como fenómenos dinámicos. Adicionalmente, un ecosistema de
innovación posee un ciclo de vida, el cual sigue un proceso de co-evolución. En la
siguiente tabla se presentan los principales beneficios y limitaciones del concepto de
ecosistemas de innovación:
Tabla 3: Beneficios y limitaciones del concepto de ecosistemas de innovación
Beneficios Limitaciones
Proyectos exitosos motivados.
Estimuló el pensamiento sistémico útil.
Proporciona un foro para agudizar
algunas ideas de tecnopolis e
innovación.
Resulta en una buena cobertura de
prensa del desarrollo económico
regional de alta tecnología.
Puede ayudar a explicar los cambios
geográficos en la actividad de
innovación, por ejemplo, de Londres a
Munich; de Silicon Valley a Shanghai.
Muestra disposición a aprender de los
sistemas biológicos.
La analogía con los ecosistemas
naturales es defectuosa.
El ecosistema únicamente
empresarial contradice la filosofía
de la innovación abierta.
No ofrece métricas listas.
Las sugerencias de que los
ecosistemas de innovación exhiben
tipos especiales de comportamiento
complejo del sistema aún no se han
corroborado.
El término se usa de tantas
maneras que no parece posible una
definición clara.
Fuente: Traducido de Oh et al., (2016).
De este modo, con base en el marco conceptual de los ecosistemas de innovación se
propone los ecosistemas de innovación de base comunitaria como marco analítico
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para comprender los procesos de colaboración a nivel de organizaciones de base
comunitaria y sus dinámicas de innovación comunales.
Ecosistemas de innovación de base comunitaria
El Ecosistemas de Innovación de Base Comunitaria (EIdBC) está enfocado en
visualizar y entender las dinámicas del entorno, las relaciones entre los actores, sus
roles y el propósito comunal. En el mismo sentido, busca fomentar procesos de co-
creación de valor de actores comunitarios relacionados con cambios socio-técnicos a
través de la colaboración y la co-evolución. De esta manera, las organizaciones
focales del ecosistema son organizaciones de base comunitaria relacionadas con
otras organizaciones públicas, privadas o del tercer sector como ONGs.
Por lo tanto, se define el Ecosistema de Innovación de Base Comunitaria como
la colección de actores de base comunitaria y locales que poseen roles y dirigen sus
actividades a un propósito comunal. Estos actores están expuestos a entornos
contextuales para el desarrollo de actividades de innovación situadas y que, mediante
la colaboración y co-evolución utilizan diversos elementos para potenciar procesos de
co-creación de valor social y económico. Como resultado los procesos de innovación
comunal fortalecen el tejido social y bienestar colectivo (Reina-Rozo, 2019). A
continuación, en la siguiente figura se presenta el modelo de EIdBC.
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Figura 3: Modelo de ecosistema de innovación de base comunitaria.
Fuente: Traducido de Reina-Rozo (2021)
Ahora bien, esta noción de ecosistemas de innovación pone relevancia en los actores
comunitarios y las relaciones entre estos, de manera que se pueda entender un
ecosistema abierto, dinámico, co-evolutivo y orientado a fomentar la innovación
situada que permita co-crear valor social desde las organizaciones de base. De esta
manera, en el centro del ecosistema se encuentra el propósito comunal y las
organizaciones convocantes del mismo. Después, se encuentran cada una de las
actividades que dan soporte y dinámica al mismo, para continuar con los tipos de
actores. A continuación, se halla el entorno, constituido por los contextos económicos,
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culturales y legales. En la parte inferior, se hallan los principales elementos de soporte,
entre los cuales están los elementos naturales, relacionales, de conocimiento,
infraestructuras y los recursos financieros. Finalmente, las limitaciones y
oportunidades del ecosistema de innovación se representan en la parte externa,
acompañados por los procesos de colaboración y co-evolución que son transversales
a todo el ecosistema.
Interacción de la colaboración en los ecosistemas de innovación
A continuación, se describen la forma en que las organizaciones de base comunitaria
en el marco de los ecosistemas de innovación colaboran, en particular, desde sus
dimensiones: gobernanza, autonomía, administración, mutualidad y normas
detalladas anteriormente. Por tanto, el ejercicio de colaboración se problematiza en la
perspectiva de la innovación de base comunitaria encontrando cinco prácticas que
conforma la colaboración inter-organización en un contexto local, a saber:
La toma de decisiones conjunta (Gobernanza)
El proceso de gobernanza de las relaciones entre actores u organizaciones a nivel
comunitario es una de las dimensiones más disputadas a nivel ínter-organizacional.
Es decir, algunas de las principales cuestiones desarrolladas en esta dimensión son
cómo, quién(es) y qué tipo de decisiones se toman, poniendo en diálogo los intereses
y motivaciones de las organizaciones del territorio. A su vez, se encarga de
comprender la escala intra-organizacional, al interior de la organización.
La generación de mecanismos de administración (Administración)
En cuanto a los mecanismos de administración, los principales elementos son
acuerdos formales e informales para gestionar las operaciones en el marco de la
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actividad común. Así, contratos u otro tipo de arreglos entre organizaciones o actores
son fundamentales para comprender las relaciones de responsabilidad, recursos,
tiempos, entre otros factores en el proceso de colaborar.
La valoración de su propio interés sobre cuestiones del contexto (Autonomía)
La autonomía en este contexto parte de los intereses propios de las organizaciones
sobre el interés común en la acción de colaborar. De esta forma, se detallan los
elementos fundamentales de la independencia de acción a nivel político,
administrativo y ontológico, entre otros. Por tanto, desde las características propias de
cada organización y su propio modo o forma de hacer se establecen las relaciones
con otras organizaciones.
La obtención de beneficios conjuntos (Mutualidad)
Generar beneficios colectivos en este tipo de procesos es un reto, al que las
organizaciones se enfrentan cotidianamente. Así, la mutualidad como condición en la
que cada una de las organizaciones cumplen con sus objetivos, metas y expectativas
de manera recíproca es inherente de la colaboración. No obstante, los desafíos a la
hora de balancear y negociar esta reciprocidad son claves para abordar.
El establecimiento de acuerdos comunes (Normas)
En cuanto a las normas comunes, el Consejo comunitario es el resultado de la lucha
de las comunidades por tener autoridades étnicas autónomas.
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Figura 4: Dimensiones de la colaboración en el EidBC.
Fuente: Realización propia basado en Reina-Rozo (2021)
Consideraciones finales
Como se ha determinado en este texto, la colaboración como fenómeno social y
actividad humana ha sido crucial para los procesos de innovación, dado que estos son
colectivos y requieren de la interacción entre organizaciones para lograr sus objetivos.
No obstante, a nivel diario este concepto se confunde indistintamente con la
cooperación, por lo tanto, se concluye que la colaboración se diferencia a nivel
conceptual y práctico, dado que implica una asociatividad colectiva, mientras la
cooperación es obrar individualmente para un fin común. Sobre esta base, la
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colaboración es entendida ampliamente de acuerdo a sus productos, pero no por su
proceso, en otras palabras por las relaciones que componen este fenómeno.
De acuerdo a lo anterior y utilizando la teoría de la colaboración desde las áreas
de los estudios organizacionales se considera multidimensional, de esta forma se
compone de cinco dimensiones. Por tanto, la gobernanza, las normas, la mutualidad,
la administración y la autonomía son elementos de naturaleza estructural, capital
social y de agencia de los actores que interactúan. De esta forma, se sugiere la
complejidad de este proceso y su dinámica relacional.
La ecología de la innovación emerge como un marco alternativo para describir
las interacciones de diversos actores en procesos de cambio socio-técnico. Por lo
tanto, propone un espacio de análisis para comprender desde una óptica macro, las
dinámicas de los actores involucrados en los procesos de innovación donde se
desenvuelven. No obstante, aún es necesaria profundizar en cómo se relacionan
estos elementos, así como el aporte de cada uno a las dinámicas en favor de la
innovación. Adicionalmente, se observaron otros ejemplos de conceptualizaciones
orientadas a usar la analogía ecológica para generar nuevas formas de análisis a
diversos fenómenos.
La innovación es un procesos social, donde actores que pueden ser
organizaciones formales e informales, así como individuos interactúan en un sistema
complejo. Por lo cual, ha sido necesario conceptualizar diversas formar de
relacionamiento en los procesos de innovación, desde redes, sistemas, hasta
ecosistemas, para comprender su dinámica y potencializar su impacto. De esta forma,
la concepción de los ecosistemas de innovación se hace necesaria para el abordaje
de la presente investigación dada las circunstancias locales, donde confluyen una
diversidad de actores, incertidumbre, normas cambiantes y su fin es co-crear valor por
medio de la colaboración.
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Finalmente, el modelo de ecosistema de innovación de base comunitaria es útil
para identificar el propósito colectivo, los actores, los roles y las relaciones de estos
en un entorno social, político, económico y ambiental. Comprendiendo las
implicaciones de la colaboración y la co-creación de valor, en este caso valor social.
No obstante, es crucial centrar la atención sobre actores que históricamente han
estado excluidos de procesos formales de ciencia, tecnología e innovación, tales como
organizaciones de base comunitaria. Por tanto, se propone el modelo de ecosistema
de innovación de base comunitaria, para comprender los elementos, contextos donde
se generan las transformaciones desde abajo, es decir, generadas por las
comunidades. Así, al incorporar las cinco dimensiones al modelo de EidBC, es posible
comprender la dinámica relacional entre actores y funciones, con lo cual, es posible
entender las dinámicas de innovación colaborativa.
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Artículo recibido el 11 de marzo de 2021
Aprobado para su publicación el 8 de septiembre de 2022